Alejandro Sokol fue un músico de esos que el rock nacional extraña y seguirá extrañando por mucho tiempo. Era multifacético -cantaba, tocaba la guitarra, el bajo y la batería- y, fundamentalmente, era un tipo de barrio, con códigos de barrio y muy querido en el ambiente.
Miembro fundador de Sumo, ocupó distintos roles en la mítica banda liderada por Luca Prodan hasta que decidió alejarse de ella para preservar su salud y cuidar a la familia.
Tras la muerte del italiano, el “Bocha” se convirtió en el líder de Las Pelotas, grupo con el que vivió la época de mayor disfrute en la música. De todo esto -y bastante más- se trata “Alejandro Sokol, el cazador” (editorial Sudestada), el libro de Isaac Castro.
En diálogo por correo electrónico con Infobae Cultura, el autor narró cómo decidió sumergirse en la vida del artista, repasó sus primeros años en la música, la llegada al supergrupo de los ‘80 y su consolidación en Las Pelotas, entre otros temas.
- ¿Cómo surgió la idea de escribir el libro? Sos de Hurlingham y fan de Las Pelotas. Calculo que eso te habrá motivado para sumergirte en la vida de Alejandro...
- Las Pelotas fue una de las bandas cruciales de mi adolescencia y con cuya música me conecté más profundamente. Siempre admiré a Alejandro y me parecía una injusticia que nadie se hubiera sentado a escribir sobre él. Así que uní mi cariño hacia su obra y mi oficio de escritor. El resultado fue este libro.
- En el libro contás que el “Bocha” no era un músico “virtuoso” pero que gracias a un carisma especial llegaba al público. De acuerdo a los testimonios que recabaste, pudiste identificar el momento de su vida en el que apareció el interés por la música. ¿Cómo fue ese primer acercamiento con los instrumentos?
- De chico tomó algunas clases de guitarra y le gustaba improvisar baterías con tachos que iba a buscar al supermercado del barrio. Pero su interés profundo por la música apareció cuando escuchó a los Beatles. Después llegó David Bowie, que fue el artista que más veneró.
- Una pregunta obligada es cómo se dio su desembarco en Sumo.
- Alejandro Sokol y Germán Daffunchio eran amigos, pasaban mucho tiempo juntos y tocaban canciones de rock nacional. El cuñado de Germán, Timmy McKern, había sido compañero de Luca Prodan en un colegio de Escocia. Cuando éste decide emigrar a nuestro país escapándose de la heroína e instalarse en Córdoba, primero pasa por Hurlingham y ahí conoce a Germán y Alejandro, con quienes tiene una conexión musical inmediata. Juntos pasan un verano en Traslasierra y allí se forma el germen de lo que sería Sumo a principios de los ‘80.
- Cuando Stephanie Nuttal dejó la banda liderada por Luca Prodan, el “Bocha” pasó a tocar la batería. ¿Cómo fue el paso del bajo a ese instrumento?
- Alejandro reconocía que prácticamente no sabía tocar el bajo y pasó a la batería por necesidad. Alguien debía ocuparse de eso, y era él quien tenía la suficiente personalidad y el talento necesario para, con muy pocos recursos técnicos, lograr resultados sorprendentes. No era un virtuoso pero lo hacía muy bien pese a ser autodidacta.
- Muchos no saben que justo antes de que Sumo despegara, Alejandro decide dar un paso al costado para resguardarse y cuidar a su familia. Él sabía que el grupo iba a tener éxito y, sin embargo, decidió irse. ¿La estaba pasando muy mal con esa vida descontrolada?
- En realidad no es que la pasaba mal, sino que vislumbraba cómo podía terminar todo. Él se conocía muy bien y sabía que de seguir así su vida correría peligro.
Además, su mujer esperaba su primer hijo, y sintió la necesidad de ordenarse y hacer vida de familia. Como el dinero y la fama nunca le importaron, no le costó tanto dejar Sumo.
- Ahora quiero que hablemos de su etapa al frente de Las Pelotas. ¿Fue el momento de mayor disfrute de Alejandro en la música?
- Entiendo que sí, en especial luego de Máscaras de sal, cuando se afincó en Córdoba junto a su familia a mediados de los ’90. Fueron varios años de serenidad en los que Alejandro se hallaba muy bien anímicamente. Y en cierta forma eso se reflejó en los discos que Las Pelotas grabó durante ese período, Amor seco, La clave del éxito y Para qué?
- “El Cazador” remite a una conocida canción compuesta por el “Bocha”. ¿Por qué elegiste ese nombre para el libro?
- Es la canción más íntima y representativa. La letra transmite la esencia misma de Alejandro, sus conflictos y búsquedas. A su vez, quise resignificar la palabra asociándola con esa cosa salvaje, primitiva, casi de sobreviviente que tenía su espíritu.
- Por último, preguntarte qué significó la figura del “Bocha” para nuestra música, para vos en particular y cuál fue su mayor virtud arriba y abajo del escenario.
- La irrupción de un músico visceral y honesto que desestabilizó para siempre el concepto de estrella de rock que hasta su llegada todos manejábamos. La mayor virtud escénica era su enorme capacidad de transmitir, y como persona lo que más destacan quienes lo conocieron más de cerca era su sencillez y honestidad, algo que hizo aún más grande su mito.
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