La belleza del día: “Migración de los serbios”, de Paja Jovanović

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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“Migración de los serbios” (1896)
“Migración de los serbios” (1896) de Paja Jovanović

I

En 1689, durante la Gran Guerra Turca, los serbios de Kosovo, Macedonia y Sandžak se sublevaron contra el Imperio Otomano y apoyaron la incursión de la Casa de Habsburgo en los Balcanes. Pero perdieron la batalla. Al año siguiente, miles de aldeanos serbios tuvieron que huir al norte. A este episodio se lo conoce como la gran migración serbia: entre 30 mil y 40 mil refugiados llegaron a Voivodina.

Desde entonces, las regiones que dejaron atrás eran la Vieja Serbia y las tierras que ahora habitaban, controladas por la familia Habsburgo, la Nueva Serbia. Quien los guía es el arzobispo de Peć, Arsenio III, el hombre que yace en el centro del cuadro de Paja Jovanović titulado Migración de los serbios y que fue pintado dos siglos después, en 1896.

Se trata de un trabajo pedido por el patriarca de Karlovci Jorge I y la Junta del Congreso de Sremski Karlovci que le encargó al joven realista la composición de un cuadro que de cuenta del hecho histórico. El pedido original era para Uroš Predić, pero como dijo que le tomaría dos años completar el cuadro, le ofrecieron hacerlo a Jovanović, quien aseguró que lo terminaría en ocho meses.

II

Se trataba de un cuadro con efectos políticos, porque el clero buscaba legitimar las pretensiones serbias de autonomía religiosa y autoadministración parcial en Austria-Hungría. Para muchos croatas y húngaros nacionalistas, los serbios eran “huéspedes no invitados”, por lo que necesitaban hacerle frente a esa idea que consideraban totalmente injusta y discriminatoria.

Jovanović, que por entonces tenía unos 36 años, sentía que era la gran oportunidad de hacerse un nombre como pintor de historia. Estudió las armas, los trajes y varios objetos medievales auténticos, reunió material etnográfico y consultó a historiadores como el sacerdote ortodoxo Hilarión Ruvarac, un verdadero especialista del tema. Y se dedicó a pintar su gran obra.

Cuando presentó, Jorge I —quien fue, además, el modelo para representar a Arsenio III— se decepcionó muchísimo. Decía que los inmigrantes parecían una “chusma dándose a la fuga”. Era, en realidad, un conflicto histórico: para el patriarca, el éxodo serbio tenía por objetivo proteger la frontera; para Jovanović, huir de la persecución otomana.

III

Así como llegó con el cuadro, Jovanović volvió al estudio para hacer una segunda versión. Hizo lo que le pidieron: suprimió las ovejas, los carros y la mujer con su niño para remplazarlos por guerreros, y puso en las manos de Isaías Đaković la carta que Leopoldo supuestamente había enviado a los serbios invitándolos a asentarse en Voivodina. Sin embargo no llegó a exponerse en el pabellón.

La terminó en 1896 y se expuso en el palacio arzobispal de Sremski Karlovci, donde se mantuvo hasta 1941, cuando fascistas de la Ustacha saquearon el palacio y la robaron, hasta que terminó la guerra y fue devuelta. Pero hubo más versiones. En paralelo, Jovanović empezó a trabajar en una tercera opción: mantuvo a la mujer con su hijo, el rebaño de ovejas y las carretas con refugiados.

Esta tercera versión tiene, para la crítica de arte, “la firmeza de convicción e integridad artística de Jovanović”. Es un cuadro un poco más pequeño, mide 126 × 190 centímetros y fue terminada en 1896. Hoy está en el Museo Nacional de Pančevo, en Serbia. Es la más popular: se realizaron reproducciones litográficas durante varias décadas y muchos serbios la tienen colgada en el living de sus casas.

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