I
¿Qué ocurre en Estados Unidos?, se preguntan todos. Los analistas políticos, los periodistas, los sociólogos, incluso los propios dirigentes de los distintos partidos ensayan respuestas. Lo que prima es el desconcierto y la incertidumbre. De la toma del Capitolio, de los disturbios, de las manifestaciones y contramanifestaciones, quedan las imágenes de las banderas estadounidenses que flamean sobre el cielo despejado, un símbolo histórico que trasciende esta extraña coyuntura.
¿Qué significa esa bandera tan icónica en el mundo entero? Trece franjas horizontales de igual tamaño —siete rojas y seis blancas alternadas— y un rectángulo azul en el sector del cantón superior izquierdo con cincuenta estrellas blancas de cinco puntas. Las barras representan a las Trece Colonias originales que se independizaron del Reino Unido y las estrellas, a los cincuenta estados que forman la Unión.
Pensando en la gran presencia que tiene este símbolo, Jasper Johns hizo su propia representación. El artista nacido en Georgia en 1930 soñó con la bandera y, al despertarse, decidió hacerla con pintura encáustica, técnica que consiste en usar cera caliente y pigmentos. Lo hizo sobre una base de diarios, algo que se nota al verla en vivo, no tanto en las fotos. Le hizo 54 estrellas porque corría el 1954. La tituló simplemente Bandera.
II
En los años cincuenta, momento en que realiza esta obra, se vivía un resurgir del nacionalismo norteamericano. La Guerra Fría contra el bloque comunista de la Unión Soviética estaba en pleno apogeo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Además, en la geopolítica había conflictos como la Guerra de Corea y la posterior división del país en dos estados diferentes, y el proceso de descolonización en África, Oriente Medio y Asia.
La sociedad de Estados Unidos, por su parte, atravesaba una verdadera revolución cultural: desarrollo industrial y consumismo. Para el crítico Fulwood Lampkin ahí radica una de las claves del éxito de esta obra. “¿De qué modo el arte se convierte en mercancía y la mercancía en arte…? Johns no hace un mero ejercicio de patriotismo, sino que juega con el concepto de representación de una imagen. Una vuelta más al viejo concepto de Magritte”, escribe.
Agrega Lampkin: “Pintando símbolos comunes como este, Johns rompió con la idea establecida del lienzo como un campo para la expresión personal abstracta (recordemos que en la época triunfaba aún el expresionismo abstracto). Y aunque uno reconozca la imagen en un segundo, esta se vuelve texturizada y elaborada. Es a la vez impersonal, pública y personal; a la vez abstracta y figurativa; es algo fácil de entender y que a la vez exige atención”.
III
Se lo suele definir a Jasper Johns como un artista neo-dadaísta aunque para muchos es una figura del arte pop. Esta obra, que mide 107,3 x 153,8 centímetros, formaba parte de su objetivo práctico de “pintar cosas que la mente ya sabe”. Los críticos de la época estaban desconcertados: no estaban seguros de si era una bandera pintada o una pintura de una bandera. Ante la duda de todos, el artista dijo: “Ambas cosas”.
En 1958 fue incluida en su primera exposición individual en la Galería Leo Castelli. Luego, por supuesto, hizo más banderas, toda una serie de más de cuarenta obras basadas en la bandera de Estados Unidos, incluida una blanca grande y monocromática en 1955, y su obra Tres banderas de 1958 con tres banderas superpuestas que muestran un total de 84 estrellas.
Bandera estuvo muchos años en el MoMA. Cuando se presentó en sociedad, Alfred Barr, quien fue su director durante mucho tiempo del museo —asumió el cargo en 1929, a los 27 años—, siempre quiso comprarla, pero le preocupaba que pudiera considerarse antipatriótica. Entonces convenció a su amigo Philip Johnson de que lo hiciera. Cuando Barr se jubiló en 1968, la donó al MoMA. Pero en 2014 fue subastada en Sotheby’s Nueva York a un precio récord: 36 millones de dólares.
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