Saco clarito, corbata azulada, prendedor celeste y blanco y barbijo. Tristán Bauer, ministro de Cultura de la Nación, entra a la Cúpula del CCK y saluda a todos con el puño. Afuera, el cielo está nublado y el Microcentro luce tan vacío como el edificio. Lo primero que le llaman la atención son las cámaras. Es cineasta y del tema sabe mucho. Iluminados por el fuego, que ganó el Goya a Mejor película extranjera de habla hispana, El camino de Santiago, que hizo con Florencia Kirchner sobre la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, y Tierra arrasada, el documental que estrenó en diciembre de 2019 sobre los cuatro años de la presidencia de Mauricio Macri, son algunos de los films que componen su obra cinematográfica. Pero ahora, el tema de esta entrevista con Infobae Cultura, es la gestión pública, completamente atravesada por la pandemia.
Se cumplen trece meses desde que el marplatense nacido en 1959 asumió el mando de la cartera de Cultura, pero su ingreso a la gestión pública comienza en 2008, cuando Cristina Kirchner lo nombró Director del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, que en ese momento no llevaba la palabra Federal. Dirigió Canal Encuentro y en 2013, al sancionarse la Ley de Medios, pasó a presidir RTA (Radio y Televisión Argentina, Sociedad del Estado), que agrupa Canal 7, Canal Encuentro y Radio Nacional. Su renuncia a la presidencia de RTA se dio en simultáneo con el cambio de gestión, el 10 de diciembre de 2015, pese a que le quedaban dos años de mandato. Ahora, mientras le colocan el corbatero y se acomoda en el sillón de cuerina, pregunta con picardía: “¿Alguno de ustedes sabe cuándo termina la pandemia?”
—El que pasó fue un año atípico, que nadie se esperaba y que seguramente habrá retocado sus planes y proyectos.
—Tal cual lo que vos decís, yo creo que no lo esperaba nadie, es una sorpresa para la humanidad toda. Estamos acá, en el Centro Cultural Kirchner, y me acuerdo cuando asumimos, la energía, las ideas, la voluntad... En este mismo lugar estaba el día que inaugurábamos los conciertos de la Sinfónica Nacional, la hacíamos con la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvořák, y esa tarde hablé con el ministro de Salud, Ginés, para consultarlo porque, como siempre, se habían agotado las entradas, la sala con 1700 butacas, ya venían los ecos de la pandemia, los primeros ecos, y me acuerdo que Ginés me dijo: “Mirá, hacé el concierto pero sabé que va a ser el primero y el último que hagas por mucho tiempo”. Y lamentablemente así fue. Y esto sin cambiar, por supuesto, nuestras banderas ni la energía con la cual habíamos asumido nos llevó a modificar totalmente los programas que teníamos previstos. Algunas cuestiones que en ese momento dedicamos a todo el tema sanitario como transformar Tecnópolis. A Tecnópolis llegamos a reinaugurarlo. Tuvimos, en aquellos atardeceres, más de medio millón de personas, de visitas, era una fiesta, una maravilla, y de repente un día tuvimos que cerrarlo y ponernos a trabajar para transformarlo en un centro de asistencia sanitaria junto con la Provincia de Buenos Aires. Allí se recuperaron más de 1600 pacientes de COVID, donde tuvieron por un lado la asistencia sanitaria y al mismo tiempo también toda una atención cultural. Y si vos me preguntabas en aquel momento si alguna vez en mi vida pensaba que iba a tener que trabajar para transformar el espacio en un hospital, en un centro de atención sanitaria, te diría: jamás. Tuve una participación directa en todo lo que fue la construcción del Museo Malvinas en el Gobierno de Cristina y de repente todo el Museo Malvinas fue poblado de impresoras 3D, dispuesto a hacer máscaras de protección facial, que finalmente fueron máscaras que se distribuyeron en todo el país y sirvieron para proteger la vida. Así que sí, tal cual vos decís: nunca lo hubiera imaginado. No cambiamos nuestras banderas, pero sí reprogramamos en función de la pandemia.
—¿Cómo fueron esos primeros meses donde se encontraron, justamente, con un panorama de puertas cerradas y tuvieron que empezar a trabajar dentro asistencialismo para los artistas, el programa con el Fondo Nacional de las Artes...? ¿Cómo fue encontrarse con ese escenario y cómo lo transitaron?
—Por suerte hubo en todo el equipo un reflejo muy rápido. En ese sentido, la anticipación de Europa, los contactos, los vínculos que tenemos fundamentalmente con ciudades como Madrid, como Roma, como París, que nos iban contando lo que iba sucediendo allí, nos sirvió para que las decisiones fueran rápidas. Por supuesto hay que ver lo presupuestario y el trabajo en conjunto con todo el Gobierno Nacional. Lo primero que quiero decir es el mayor agradecimiento tanto a Alberto como a Cristina porque frente a esas necesidades presupuestarias el Ministerio pudo, en el año que transcurrió, aplicar los programas que teníamos que aplicar. Las inversiones en Cultura de este año han sido históricas. Estamos hablando de unos 12 mil millones de pesos: unos 9 mil millones con programas que llevaron desde el Gobierno Nacional, fundamentalmente IFE y ATP, y más de 3 mil millones con programas específicos que desarrollamos aquí en el Ministerio de Cultura. También yo tengo un enorme agradecimiento a todas las trabajadoras y trabajadores del Ministerio porque vos pensá que de repente todos estaban trabajando desde sus casas. Éramos muy poquitos los que íbamos primero a Tecnópolis y después a trabajar acá. Todo trabajo remoto y pudimos, no solamente diseñar los planes, sino aplicarlos en tiempo y forma, que básicamente fueron dos: por un lado, una asistencia directa a los artistas y a los trabajadores y trabajadoras de la cultura con las becas del Fondo Nacional de las Artes, con los subsidios que impartimos desde acá, desde el Ministerio, a más de treinta mil artistas; y por otro lado, empresas y organizaciones culturales, centros culturales, teatros... organizaciones a las cuales también llegamos con distintos planes.
—Seguramente mucha planificación y muchos proyectos previos a la pandemia tuvieron que desecharse o están esperando a que esto termine...
—Por supuesto. Y ha sido muy doloroso para mí. Llevó acá a Manuel Belgrano. Te imaginás que el año que transcurrió era el año de Belgrano, 250 años de su nacimiento, 200 años de su fallecimiento, para mí una figura inmensa y soñábamos con un montón de celebraciones para valorarlo pero sobre todo para construir, para reconstruir que nos tocaba asumir. Como ustedes saben yo hice una película durante el Gobierno de Mauricio Macri que se llamó Tierra arrasada y la verdad que lo que encontramos en este ministerio tenía mucho que ver con esa tierra arrasada que se dio en todo el país. No solamente la degradación de un Ministerio de Cultura a Secretaría sino los distintos programas que estaban aquí, el estado de los museos, el estado edilicio de toda la estructura que tiene el Ministerio. Y entonces, en esos primeros meses previos a la pandemia, sí, los proyectos eran muy grandes. Esta idea de hacer un verdadero ministerio federal viajando a cada una de nuestras ciudades, a nuestras provincias. Me acuerdo que empezábamos con Chaco una serie de escuchas y de conversatorios y el primero era Chaco. Y me acuerdo que un lunes hablé con Capitanich y le digo: ‘bueno, el viernes vamos para allá’. “Sí, bárbaro, Tristán. No, acá la cosa está bastante contenida...” Y el día miércoles, jueves me llama Capitanich y me dice: “Mirá, vamos a tener que suspender porque la situación realmente es muy grave”. Y así suspender, por ejemplo, la visita a todas las provincias que recién ahora hace muy poco tiempo pudimos reiniciarlas. Así que sí, fue no poder desarrollar muchas ideas y tener que desarrollar otros programas.
—En caso de que este 2021 sea mucho más favorable para todos con respecto a la salud, ¿cuáles serían esas ideas que quiere desarrollar?
—Una de las cosas más duras de este año fue no tener claro el horizonte, hasta cuánto va a durar esto. ¿La curva se va a estabilizar? ¿Van a darse picos? Lo estamos viviendo en estos días que estamos haciendo esta entrevista. Nadie tiene la bola de cristal. No sabemos qué es lo que va a ocurrir en el mes de febrero. Deseamos que lleguen las vacunas, que la vacunación funcione, que esto nos permita aplanar la curva e ir a nuevas acciones. Me cuesta mucho hablar de futuro y una de las cosas más dramáticas del año que pasó fue esa: no tener horizontes claros y hacer planificaciones a muy corto plazo, monitorear, ver cómo se desarrollaban las cuestiones y tener que largar nuevos planes o ir cambiándolos. Entonces lo que estamos viendo nosotros es, por un lado, que vamos a tener que continuar una etapa más con asistencias, con distintas ayudas, tanto a individuos, a hombres y mujeres artistas, trabajadores y trabajadoras, pero también a sectores como el teatro, sobre todo lo que es en vivo. Nuestra voluntad es ir rápidamente hacia esas dos palabras que son claves para mí: producción y trabajo. Fomentar y desarrollar la producción y el trabajo. Pero vamos a tener una etapa más de ayuda. “¿Cuánto tiempo más, Tristán?” Y bueno, es como todo lo que hemos vivido en este proceso. Cuando les contaba aquello que cerramos La Ballena con ese concierto de Antonín Dvořák, yo en mi pensamiento tenía un escenario de tres, cuatro meses. Y mirá cuánto tiempo llevamos todavía. Y nos queda cuánto tiempo por recorrer. Eso lo aprendimos también. Pero sintetizándote sería: ir saliendo de la asistencia y de la ayuda y entrando en una etapa de producción y trabajo. Algo que hemos aprendido es aquello que surgió con internet, que creció de manera exponencial con las redes sociales vinculado a esta nueva etapa de la revolución 4.0, como algunos la definen, la digitalización y este nuevo territorio virtual ha crecido de manera exponencial y que se instaló y en el cual tenemos mucho para hacer y mucho por trabajar. Por supuesto que cuando podamos recuperar lo presencial como estamos haciendo ahora, los conciertos que ya estamos haciendo aquí, la reapertura de Tecnópolis y partir de ahí ir abriendo todo lo que podamos como la apertura de los museos. Tomamos nota de este nuevo territorio digital que nos brinda oportunidades extraordinarias y nos obliga a comprenderlo cabalmente en toda su dimensión, a legislar de una manera nueva, a entender cómo se conformar las industrias culturales y una nueva cadena de valores, y a sacar de él los mejores resultados que podamos sacar.
—Recién comentaba que se viene otra etapa de asistencia hasta que podamos ver la luz, como se dice vulgarmente. Uno de los puntos que se encontró durante esta primera etapa de asistencia fue la gran cantidad de informalidad que había en muchos sectores del arte. ¿Cómo están trabajando para esta segunda etapa?
—Dos grandes problemas: por un lado, falta de información, falta de bases de datos, muy pocas bases de datos; y por otro lado, una gran informalidad. Esas son las dos cosas que encontramos antes de la pandemia, en los primeros días. Tal vez por mi condición de cineasta me parece que siempre es vital contar con base de datos para la toma de decisiones. No las había en el Ministerio. En un punto la pandemia, y que todas estas ayudas se dieran a través de programas virtuales nos ayudó a armar y a reconstruir este mapa. Hoy, por ejemplo, con un año transcurrido, tenemos muchísima más información de la que teníamos. ¿Cuántos artistas tenemos? ¿Cuántos trabajadores de las distintas disciplinas artísticas tenemos? ¿Cuántos artesanos tenemos? ¿Qué distribución territorial tienen? ¿Cuántos trabajan en textil, cuántos la piedra, cuántos la madera, cuántos la talla? Bueno, ahora a fin de año tenemos toda esta base de datos. Eso nos permite, por un lado, tomar decisiones mucho más precisas, y también en esto que vos decís de la informalidad nos permite, que ha sido muy importante y tengo un enorme agradecimiento al Banco Nación y a sus autoridades, formalizar sectores que antes estaban absolutamente informales. Largamos un plan para las artesanías. Creo que fueron 130 millones de pesos. llegamos a 1600 beneficiarios. De esos beneficiarios, la mitad no estaban bancarizados. Entonces ¿cómo íbamos a llegar en una distribución territorial donde muchos de ellos estaban en zonas rurales y que puedan cobrar estas ayudas? Un acuerdo con el Banco Nación nos permitió bancarizar a todos estos artesanos que antes no lo estaban y ahora con un plan muy cómodo de bajísimo costo, casi mínimo, pueden tener sus cuentas bancarias y esto permite, de la mano de la digitalización, entrar en nuevas dimensiones que hasta ahora eran imposibles.
—En ese sentido, ¿cómo fue el trabajo con otros ministerios de Cultura, como el de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo?
—Otra herramienta importante fue el Consejo Federal de Cultura, donde tienen representación todos los ministros o secretarios de Cultura de cada una de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Muchos planes los hicimos con ellos. Y el trabajo con la Ciudad Autónoma también ha sido importante: siempre una comunicación permanente. En cuanto a los protocolos, también hemos trabajo mucho. Y las inversiones que se han hecho a lo largo y ancho del país en todas nuestras provincias, si quieren pueden observar y analizar, han sido clave para darle sostenimiento a todas las actividades. Por ejemplo en CABA trabajamos mucho para el apoyo de todos los centros culturales que de un día para el otro tuvieron que cerrar las puertas y entraron en una situación financiera muy compleja. pero te diría que el vínculo con las provincias y con la Ciudad Autónoma ha sido muy bueno.
—En los últimos días se habló mucho sobre el Centro Cultural Borges y la posibilidad de que pase a la órbita de Cultura. Hasta donde sabemos, están en negociación. ¿Hoy, en que situación está?
—Bueno, como toda negociación. Yo soy de los que piensa que mejor que decir es hacer y que esperemos a que culmine la negociación. Pero sin duda, no solamente por el extraordinario nombre que lleva, sino por ese centro que está en las Galerías Pacífico donde están esos murales que son parte de nuestra memoria visual y también por la historia de ese edificio. Y sí, estamos trabajando para la recuperación de ese espacio, donde podamos expandir todos los proyectos culturales que tenemos. Sí, estamos trabajando activamente.
—¿Está la idea de que parte del Ministerio vaya para allá?
—Como vos sabés, es un espacio en cuanto a metros cuadrados muy importante que tiene áreas de oficina, sectores de exposición bellísimos, también salas de cine y de teatro, y entonces tenemos que ocuparlo en toda su dimensión. Pero te anticipaste porque estamos en plena negociación, cuando culmine esto te voy a contar bien.
—Este año hubo un aumento de aproximadamente el 10% del presupuesto para su cartera. Las lecturas pueden ser dos: es positivo tener una mayor posibilidad de moverse y más en esta situación, y otra es que, teniendo en cuenta la realidad económica de la inflación, el aumento no llega a ser del todo bueno.
—Tenemos la suerte, como te decía anteriormente, de tener un gobierno sensible a lo cultural, sensible a esta crisis que genera la pandemia en todas las industrias culturales, y el presupuesto es así como vos decís, pero te doy una primicia absoluta: ya hemos tenido una ampliación presupuestaria de 2.200 millones de pesos en el primer mes. Entonces creo que otro dato de estos tiempos de pandemia es este, el de ir viendo las situaciones y trabajando también en lo presupuestario. El año pasado tuvimos esa ampliación de 3.300 millones de pesos. Ahora en el primer mes tenemos una ampliación de 2.200 millones de pesos. Y creo que lo que muestra esto la sensibilidad de este gobierno hacia la cultura. No es que yo tengo ir a golpear la puerta. No me imaginen a mí desesperado y tratando de dar explicaciones y de rodillas solicitando mayor presupuesto. Formo parte de un gobierno que entiende perfectamente que una de las áreas más vulneradas por el COVID 19 son las industrias culturales y que hay que estar atento a eso. Y entonces en una mesa donde se discuten todos los temas y se discuten los temas de ampliaciones presupuestarias la cultura está allí presente.
—Uno de los sectores que más sufrieron la crisis económica de los últimos años son los trabajadores del Estado. Hace un mes se realizó una manifestación por los despedidos durante la gestión de Cambiemos donde había trabajadores de varios ministerios y en este particularmente los de la Biblioteca Nacional. ¿En qué situación está eso?
—Efectivamente, se golpeó el corazón del Estado y durante el macrismo fue particularmente golpeado el sector de los trabajadores. Primero, lo que yo tengo hacia los trabajadores de este ministerio son palabras de inmenso agradecimiento. No es fácil cuando vos no tenés tu ámbito de trabajo, cuando tenés que trabajar desde tu casa, cuando de un día para el otro tenés que acostumbrarte a ese trabajo remoto y estar muchas veces las mujeres o los papás con los chicos dando vueltas, y sin embargo así se pudieron sostener todos estos programas y llevarlos adelante. Hay una tarea muy grande que va a llevar tiempo de recomposición salarial que me parece que es fundamental, no solamente en este ministerio, en todos. Y por supuesto que tenemos que trabajar mucho en eso. Y con respecto a los despidos, en esta emergencia que estuvimos sumergidos todos, también viendo atentamente ese tema. Y aquellos despidos que fueron absolutamente injustos, ir viendo cuál es la verdadera forma para corregirlos.
—Hay un problema que lleva ya tiempo: los trabajadores tercerizados del Estado, particularmente los de limpieza y los de seguridad, que son las más perjudicados. ¿Hay forma de empezar a resolverlo a futuro?
—Nosotros tenemos, por ejemplo, en los museos, que es un problema que a mí me preocupa mucho, la seguridad para garantizar los patrimonios. Y ahí se hacen licitaciones y se contratan con esa especificidad para atender la seguridad de los museos donde hay un patrimonio verdaderamente invalorable. Y bueno, como siempre, buscar la mejor relación y las mejores soluciones. Esa es la tarea que tenemos por delante. Te vuelvo a decir: tengo una valoración y un agradecimiento hacia todos los trabajadores de este ministerio. En el tema salarial es mucho lo que tenemos que hacer. El deterioro en los cuatro años de macrismo ha sido tremendo. La pandemia nos dio otro golpe terrible, y con los recursos, ya lo dijimos, hubo que redistribuir en área que no podíamos. Es otro de los temas que hay que atender y resolver.
—Lo llevo de nuevo para atrás. Recién hablaba de esta ampliación presupuestaria. ¿Cómo ha sido la comunicación con todo el Gabinete durante todo el año pasado?
—La comunicación ha sido permanente, constante, en mucha armonía, comprendiendo las dificultades en cada una de las áreas. Te diría que el trabajo interministerial ha sido riquísimo, muy fructífero. He trabajado mucho con (Matías) Lammens, he trabajado mucho con (Gabriel) Katopodis, por supuesto con (Santiago) Cafiero y con todo el gabinete económico, con Wado (de Pedro) en todos los temas territoriales de cada una de las provincias. La verdad que ha sido constante. Yo, personalmente, la primera etapa de la pandemia estuve acá, después estuve en Tecnópolis instalado, después estuve aquí y he preferido siempre el trabajo presencial más que el remoto. Pero ha sido hiperactivo. A mí me llama la atención que se haya terminado el año. Me doy vuelta y pasó como una ráfaga. El nivel de actividad cotidiana ha sido tremendo. Una intensidad. Y es raro el tiempo porque algunas cosas me parecen muy lejanas en el tiempo y ocurrieron este año. El otro día recordaba al Negro Fontova, que se nos fue este año. Un amigo, un ser humano extraordinario. Y la muerte del Negro me parece una cosa lejana y sin embargo me parece que este año pasó como una ráfaga. Es extraño el transcurso del tiempo en pandemia.
—Imagino que de esa comunicación habrá surgido la posibilidad de esta ampliación presupuestaria al conocer las necesidades y ya con toda la experiencia del año pasado. ¿Es una ampliación que va a ser distribuida para lo que usted llamó esta segunda etapa de asistencia a los artistas, a los centros culturales, etc.?
—Sí, pero lo vamos a hacer en una muy primera etapa. La vamos a implementar muy rápidamente.
—¿Cuáles serían los próximos pasos en ese sentido? ¿Repetir algunos de los planes del año pasado?
—Optimizarlos. Ir hacia la optimización, desarrollarlos e implementarlos rápidamente en estos meses, ya. Ya estamos trabajando en eso.
—Otro tema, quizás aislado pero importante, es el proyecto de ley para la creación del Instituto Nacional del libro Argentino. Usted manifestó su apoyo, así como también una parte del sector mayoritario de la oposición que es Juntos por el Cambio. ¿Cree que este año se tratará?
—Yo creo que sí. Tenemos que redefinir el proyecto, ya estamos trabajando. Filmus hizo una gran tarea. Ahora hay que presentar un nuevo proyecto. Y el libro... ustedes saben que me gusta el cine pero si alguien mira mi obra de cineasta: Cortázar, Borges, Juan L. Ortiz, San Juan de la Cruz, la película de Malvinas es la adaptación de un libro. Para mí el libro, la palabra escrita y el papel tienen un valor único. A otra persona a la que tengo mucho que agradecerle es a María del Carmen Bianchi, todo el trabajo que hizo con la Conabip, que duplicó los presupuestos que el macrismo tenía para con nuestras bibliotecas públicas. Y yo creo que es fundamental el trabajo del libro. También entender las nuevas formas. Si bien para mí, por la generación a la cual pertenezco, no hay otra experiencia que el libro, que el papel, que sentarse, pasar las hojas, leerle a tu hija o a tu nieto un libro en papel, también las nuevas formas de escritura, de divulgación de la palabra en esta revolución que estamos viviendo, y creo que en esa nueva ley esto tiene que estar muy presente, muy analizado también, cómo legislamos en este nuevo mundo que nos toca vivir. Fueron muchos los temas que tuvimos que, frente a esta emergencia, no te digo dejarlos a un lado, pero no lo pudimos hacer con celeridad y las inversiones hubo que hacerlas en otros lugares. Yo creo que el del libro, dentro de los temas de legislación, es fundamental; el de la danza es importante. Toda una revisión de las plataformas digitales, eso es urgente, complejo por su diversidad, por el impacto que tiene. No es trasladar una vieja ley de cine. No es que la sala de cine tributa tanto y entonces lo paso al formato digital, sino que son otras complejidades. Se arman de manera distinta las cadenas de valores. ¿Cómo protegemos la producción nacional en este mundo? ¿Cómo se monetariza? Son esos temas en los cuales ya empezamos a trabajar. Una de las líneas que tenemos es todo el tema legislativo para proponer, por supuesto, al Congreso que es el que finalmente define.
—Cuando habla de la cultura, suele enfatizar que no sólo son las bellas artes sino que son las costumbres, que la cultura es algo más social. ¿Cómo cree que la pandemia va a afectar a esa idea de cultura?
—Sí, lo repito porque está muy instalada esta idea de que la cultura son las disciplinas artísticas. “Ah, el Ministerio de Cultura: la pintura, la música, el teatro, la danza...” Y por supuesto que son expresiones extraordinarias y fundamentales pero la cultura es mucho más vasta. Y en ese sentido, hacia la transformación que tiene que ir la humanidad es hacia una transformación cultural. Yo creo que íbamos por una mala senda, por un mal camino. Parecía un ensañamiento contra el planeta, la Madre Tierra. A mí me ayudó mucho la pandemia a la reflexión. Y sin dejar de lado el acervo científico que es vital y fundamental y que también es cultural: las vacunas, los tratamientos. Yo creo que la cultura es y debe ser absolutamente sanadora. Creo que es lo que salva a los pueblos. Miro a la historia y soy un convencido de eso. Los pueblos cuando han logrado avanzar es cuando se han solidificado en su cultura y de esa fuerza cultural construir y desarrollar las nuevas ideas, que son nuevas maneras de cultura pero que tienen el peso de la memoria y de la historia. Y yo creo y deseo que esta pandemia como humanidad nos enseñe. El camino que íbamos, esa hiperconcentración de la riqueza en tres o cuatro empresas que tienen más que países completos no conduce a ningún lado. Esa codicia que hace y te lleva a la destrucción de mares, de ríos. El otro día, ustedes saben que me gusta el cine, veía un... ni siquiera un documental, era un plano de una cámara subacuático que iba recorriendo un mar contaminado de plástico. Y veías ahí pasar los pesos con un bidón, de repente, atragantado. Y bueno, es el daño de los seres humanos hacia su propio ámbito de vida. Esa cosa que tiene la imagen, es terrible, que casi lastima. ¿Cómo se llegó a esto? ¿Cómo llegamos a esto? Todas esas cosas tenemos que corregir. Y ojalá... Desde este ministerio vamos a trabajar con toda nuestra fuerza para ir hacia una solidaridad y dejar atrás esa codicia y ese individualismo. El teatro puede mucho para esto, la pintura puede mucho para esto, las canciones, por supuesto. Soy gran amigo de León Gieco, está muy preocupado por estos temas y se está cuidando mucho él ahora pero tenemos ideas para trabajar en todo este tema de defensa del planeta.
Cámaras: Gastón Tayler y Matías Arbotto
Edición: Laura Latella
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