Newsletter del día: ¿Tienen ganas de leer? Allá vamos

Todo lo que tenés que saber sobre literatura, música, artes visuales, cine, teatro e ideas en un mundo cada vez más incierto

(Shutterstock)

Hola, ahí.

Vamos diciéndole chau chau adiós al año en una Argentina intensa y en un mundo intenso y en ascuas. Parece imposible pensar en descansar la mente, sobre todo porque pese a tanta obsesión y sacrificio personales y colectivos aún no se le pudo poner el cascabel al virus. Hay vacunas, comienzan los planes de vacunación en los diferentes países, pero al mismo tiempo hay desconfianza, especulaciones y negocios que se mueven como tinieblas alrededor de nuestra única esperanza: dejar atrás la pandemia.

También se hace difícil hacer balances en un año que pareció terminar en Navidad y que para algunos terminó en la madrugada de este miércoles, con la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Ocurre que luego de tantos meses de contención y burbujas privadas, la primera reunión familiar o la salida masiva a la calle representaron el grito contenido de “Al fin libres” o de “Adiós 2020”. Lo cierto es que, más allá de las sensaciones, ahora sí se termina para todos este año opaco y conmocionante, el año que vivimos en peligro y conocimos la peor globalización, la que nos metió en casa muertos de miedo y encendió todas las alarmas.

El año en que para seguir trabajando, muchos fuimos via zoom a las casas de todos y todos vinieron a la nuestra, pero de mentirita, con puestas en escena que jamás hubiéramos imaginado. Creo que la mejor representación de este número diario que en algunos oficios al menos hicimos varias veces por día, fue la tapa del New Yorker de hace algunas semanas, en la que la protagonista brinda con un martini maquillada y producida de la cintura para arriba mientras está en chinelas y su casa se viene abajo de mugre y desorden.

En el medio, embarbijados y sanitizados, intentamos leer, ver series, escuchar música, mirar arte online. Muchos empezamos también a escribir cartas públicas como esta, en un intento por hermanar soledades y apaciguar angustias. A través de estas búsquedas, hubo momentos en que conseguimos distraernos del peligro y el éxito en ese intento valió doble. Estoy convencida de que aquello que este año consiguió enamorarnos, atraparnos, alejarnos de las noticias o quitarnos el pánico por la inminencia del Apocalipsis nos resultará inolvidable por siempre.

Por lo pronto, a modo de despedida de temporada, quiero dejarles una lista de algunos de los libros que en estos meses me hicieron feliz por sus historias, me ayudaron a respirar mejor al llevarme con ellos a otros mundos o me fascinaron con sus personajes, sus procedimientos narrativos o una forma de escritura.

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La teoría de la luz y la materia, de Andrew Porter (China Editora)

No sabés lo bueno que es este libro, creo que va a ser uno de los que voy a regalar mucho en los próximos tiempos.

Es un volumen con diez relatos que reflejan lo mejor de la tradición del cuento norteamericano, en los que es clave el paso de la infancia a la adolescencia en los suburbios. Historias de vínculos y secretos familiares, no son relatos de campus pero la universidad es importante y aparece siempre ya como deseo, como escenario o como frustración. El cuento que lleva el nombre del libro es una historia acerca del amor y el deslumbramiento entre una estudiante y su profesor. Es el encuentro con tu alma gemela y al mismo tiempo, la elección a futuro entre ese ser que te completa pero es una persona mayor y una vida mejor o, más que mejor, seguramente menos compleja.

Uno de los cuentos tiene como protagonista a un que recuerda la muerte de su mejor amigo; en otro, una pareja de académicos conviven con un adolescente como padres sustitutos por un tiempo. Una mujer lesbiana que finge ser heterosexual ante su padre; un muchacho que no termina de recordar los detalles de la fiesta en la que su hermano y sus amigos abusaron de una compañera, otro que tiene a sus padres separados pero cuyo padre, cineasta fracasado, vuelve a casa regularmente, otro que un día, inesperadamente, advierte que su madre está enamorada de otra mujer.

El libro es absolutamente regular en la calidad del conjunto, todas las historias son interesantes y muy bien narradas, con personajes bien construidos y cuenta con el plus de un prólogo iluminador de Mariana Enriquez. La traducción es de Caterina Gostisa, la editora del libro y es una de las razones de la cercanía de estos cuentos. No hay ripio en esta traducción ni obstáculos por vencer: solo buena literatura.

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La hija única, de Guadalupe Nettel (Anagrama)

¿Qué es una madre? Esa es la gran pregunta que recorre La hija única, la nueva y gran novela de la premiada autora mexicana Guadalupe Nettel, quien a partir de una historia real desarrolla una ficción en la que los modelos maternos se suman para ofrecer una mirada aguda y actual a un tema existencial.

Embarazada de 8 meses, una amiga de la escritora recibe de los médicos la noticia de que el bebé que espera tiene una malformación cerebral irremontable y no va a sobrevivir. Ese episodio se convierte en el punto de partida de la novela.

Guadalupe Nettel, nacida en 1973 en Ciudad de México, autora de El cuerpo en que nací y Después del invierno, entre otros libros, toma la historia de su amiga (quien estuvo de acuerdo en convertir su experiencia personal en ficción) y desarrolla un argumento en el que una narradora, Laura, que ha tomado la decisión de no tener hijos, vive de cerca el drama de Alina y el aparente destino inexorable de su bebé y también el de Doris, una vecina viuda, víctima de violencia de género, que no puede criar sola a su hijo.

Con una lengua transparente que no le baja el tono ni al dolor ni a la tragedia, Nettel ha escrito una novela valiosa e inolvidable, que, a la vez que te hace pensar nuevamente sobre un tema fundamental de la humanidad, consigue quedarse en tu corazón largo rato después de la lectura.

Una lectura super interesante para estos días, luego de la sanción de la ley de aborto seguro y gratuito, justamente para terminar de entender por qué la maternidad debe ser un deseo y no una obligación y cómo el embarazo adquiere la dimensión de “bebé”, a través del deseo materno.

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La verdad increíble, de Tove Jansson (Compañía Naviera Ilimitada)

Esta es la segunda novela que leo de Tove Jansson (1914-2001), autora finlandesa de habla sueca y artista plástica de un refinamiento conmovedor. La anterior fue El libro del verano. En ambos casos fueron traducidas con una elegancia superior por Christian Kupchik. En ambas novelas la humanidad y la naturaleza son un todo y las primeras preguntas, las existenciales, siguen siendo las que tienen valor. ¿Se puede confiar en los otros? ¿Es bueno poner orden en nuestras vidas a costa de perder la ingenuidad? ¿Qué es la inteligencia?

Anna es una mujer mayor, famosa ilustradora de libros infantiles, solitaria y amable que vive en un pequeño pueblo nórdico junto al mar. Katri es más joven; es una persona dura, rígida, que tiene todo bajo control. O al menos eso cree hace años. Ella y su hermano menor Mats -para muchos, el tonto del pueblo- se acercan por iniciativa propia a la anciana Anna y la vida de todos cambia radicalmente con ese acercamiento.

La novela es hermosa, belleza pura (valga mi homenaje al gran Caetano). Es una literatura rica en imágenes y en imaginación, además de que cuenta una historia que podría perfectamente ser un relato filosófico o una fábula.

La amé.

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Tiempo sin lluvia, de Cynan Jones (Chai)

Esta novela de un autor galés que hasta ahora al menos yo desconocía fue una de las grandes sorpresas del año. Sin estridencias, a partir de una anécdota en apariencia menor, la historia conduce a uno de esos relatos que terminan siendo un abordaje literario a las consideraciones más profundas del ser humano y de sus vínculos amorosos y familiares. Gareth es un granjero, un hombre sencillo que se está poniendo grande al tiempo que su matrimonio con Kate -madre de sus dos hijos- entra en crisis ante la ausencia de deseo y pulsión vital. La novela narra el relato de la búsqueda de una vaca preñada que se perdió en el campo. O que se fue voluntariamente.

Vos te estarás preguntando: ¿esta mujer me recomienda una novela que cuenta la historia de una vaca fugitiva? Sí y no. La vaca perdida es la excusa para la acción y la reflexión de un hombre modesto, en cuyo pensamiento sencillo radica lo más sustantivo del espíritu humano. En simultáneo, lo elemental y lo complejo de una naturaleza que tiene sus propias reglas.

La traducción es de la gran escritora argentina Esther Cross, la prosa es limpia y sin alardes, aunque con delicados juegos en el punto de vista. El espíritu de Tiempo sin lluvia me recordó a Stoner, de John Williams y a Toda una vida, de Robert Seethaler. Para que una novela diga mucho no siempre tiene que suceder muchas cosas.

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"Círculo de lectores", de Eduardo Berti

Círculo de lectores, de Eduardo Berti (Páginas de espuma)

No hay prácticamente género literario o trabajo con la palabra en la que Eduardo Berti no haya incursionado y siempre con talento, creatividad, ingenio y estilo. Comenzó como periodista especializado en música y cultura y en la actualidad es uno de los grandes autores argentinos cuyas obras tienen prestigio internacional.Círculo de lectores es un compendio sobre modos, hábitos, mitos y prácticas de la lectura y la escritura, en la que con humor, ironía y pasión, Berti recorre los arquetipos de lectores y escritores imaginando, a partir de textos breves y lúdicos muchos de ellos, un universo en el que cualquier gran lector encontrará identificación y sorpresa a la vez.

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A lo lejos, de Hernán Díaz (Impedimenta)

Novela de iniciación, novela filosófica, novela de aventuras, road movie: A lo lejos fue escrita por Hernán Díaz, un escritor y docente argentino que creció en Estocolmo y hace años está radicado en Nueva York. La historia es tan creativa y está tan bien escrita que dan ganas de pararse a aplaudir mientras la vas leyendo.

El protagonista es Håkan Söderström, un adolescente alto y grandísimo que a mediados del siglo XIX parte desde un pueblo de Suecia con su hermano mayor Linus, a quien pierde en Portsmouth, cuando debe subir al barco que va a llevarlos a Nueva York. Håkan sube a otro barco y termina en San Francisco, donde inicia un viaje a contramano de la historia: cuando todos viajan al Oeste en busca de oro, el va al Este para reunirse con Linus. En el trayecto, diferentes estaciones, aprendizajes y contactos con personas de diferentes orígenes, y la construcción de una leyenda.

Los avances de la ciencia, el aislamiento en la naturaleza, el conocimiento del cuerpo humano, el aprendizaje de una lengua, la experiencia de vida en todos los aspectos y el enfrentamiento con la violencia, en un país que está construyendo los cimientos de su espíritu de nación. Uno de los hallazgos de la novela es la construcción del punto de vista y el modo en que el autor consigue pegar el narrador al protagonista de modo que el lector va conociendo el desarrollo de las acciones en dosis, al igual que Håkan.

Grandes personajes, muy buenas anécdotas y una prosa deslumbrante e inusual para la época. Curiosamente el libro fue escrito en inglés en idioma original, de manera que lo que se lee es una traducción pero, para fortuna de los lectores, sin manierismos ni jergas castizas.

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El monstruo de la memoria, de Yishai Sarid (Sigilo)

Esta novela es un puñetazo en el centro de la corrección política (y en el estómago del lector). Un historiador israelí experto en el Holocausto se convierte en el más exquisito de los guías en los campos de exterminio nazis en Polonia. A medida que avanza en su saber, también avanzan las contradicciones, la locura y las preguntas por la condición humana y el mal. Y por los tours del horror y la frivolización de uno de los momentos más espeluznantes de la historia humana.

El israelí Yishai Sarid (1965) es abogado y periodista, perteneció al cuerpo de inteligencia militar israelí y es, además, hijo de un diputado y ministro israelí. Es autor del policial El poeta de Gaza y con El monstruo de la memoria escribió una novela atrevida en el sentido más amplio de esta palabra y no le teme ni al pasado ni al presente. Una novela potente, original, reflexiva. Muy dura y muy recomendable.

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Ahora sí me despido por unas semanas, con verdadera vocación de descanso.

Quiero que sepas algo: si durante este tiempo desolador sentiste que te estuve acompañando, te aseguro que vos a mí también.

¡Feliz comienzo de año, buenas lecturas y hasta el próximo encuentro!

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