La belleza del día: “La Fiesta de San Nicolás”, de Jan Steen

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

“La Fiesta de San Nicolás” (1665-1668) de Jan Steen

I

Papá Noel, Santa Claus, Viejito Pascuero, Colacho, San Nicolás. En cada país o región le llaman de formas diferentes al hombre de barba blanca que trae regalos en diciembre. Todos derivan de San Nicolás de Bari, un obispo cristiano de origen griego que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia, en la actual Turquía, y tenía una relación muy especial con los niños.

Pero siempre hay resignificaciones, como en los Países Bajos, donde la Fiesta de San Nicolás, o Sinterklaas, se celebra la noche del 5 de diciembre. Según la tradición, San Nicolás viene de Alicante, España, todos los años y llega a las costas neerlandesas en un barco a vapor, luego monta un caballo blanco llamado Amerigo junto a sus ayudantes, los Pedritos, que lanzan unas galletitas a la gente.

La llegada en barco se retransmite por la televisión neerlandesa. Esa noche, los niños esperan ansiosos sus regalos que deja San Nicolás envuelto en una capa roja, un gorro en punta y un bastón dorado, cabalgando sobre los tejados de las casas. Es una festividad llena de elementos paganos, como el caballo relacionado a Odín. Por eso los predicadores calvinistas intentaron eliminar esta festividad.

II

La escena de los regalos está representada en La fiesta de San Nicolás de Jan Steen, una obra pintada entre 1665 y 1668 que se exhibe en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Mide 82 x 70,5 cm. No está San Nicolás, ya pasó, ya dejó sus regalos. Es la escena de una familia en su casa durante la noche del 5 de diciembre abriendo los obsequios.

Steen fue un pintor de género del siglo XVII, considerado un verdadero maestro del Siglo de Oro Neerlandés, momento en el cual toda Europa y el mundo entero miraban a la nueva potencia: los Países Bajos. Comenzó en 1602 con la fundación de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y la creación del Banco de Ámsterdam en 1609, y concluyó con la Guerra franco-neerlandesa en 1672.

Fue una era de florecimiento en materia comercial, jurídica, científica —se inventaron el telescopio, el microscopio, el reloj de péndulo, el termómetro y se hicieron notables avances en Anatomía— y, por supuesto, artística. Si hablamos puntualmente de la pintura, hay que nombrar a Gabriël Metsu, Pieter de Hooch, Johannes Vermeer, Rembrandt y Judith Leyster. También, por su puesto, a Jan Steen.

III

La particularidad de la obra de Steen es la de representar escenas domésticas caóticas que muestran una imagen menos idealizada y más realista de la vida cotidiana en los Países Bajos. Esto no es sólo una decisión estética, también política porque elige a las “personas comunes” como protagonistas. Pero también su estilo es singular, sobre todo el uso de la luz pictórica que se refleja en varias superficies.

La fiesta de San Nicolás tiene dos versiones. Una, la que aquí mostramos, fue hecha para un católico y la protagonista de la escena es la niña que sonríe agradecida porque acaba de recibir una muñeca vestida de santa. La otra fue aparentemente realizada para un protestante porque la niña tiene un simple trozo de pan de jengibre. Esa segunda versión está en el Museo Catharijneconvent en Utrecht.

A diferencia de la actualidad de estas tradiciones, los regalos en esta fecha no son para todos: sólo para los que se han portado bien. La niña desde luego, pero no el hermano mayor, de pie a su derecha, que llora porque no ha recibido nada. Sin embargo, todavía hay esperanza para este niño: escondida en el fondo, casi oscurecida por las cortinas, su abuela parece llamarlo con señas. ¿Tendrá un regalo para él?

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