“La mirada que tienen las personas cuando están enamoradas es inconfundible. No se puede fingir. Quien alberga ese sentimiento no puede ocultarlo”, expresan en Loving. Una historia fotográfica (Duomo), un libro excepcional que revela el amor secreto entre hombres a lo largo de un siglo, cuando estaba mal visto o, incluso, perseguido.
Y la cita, que parece sacada de una película más, es profundamente cierta y se transmite en las alrededor de 350 imágenes que conforman esta obra monumental, preciosa y sensible, que en cada página invita a imaginar un contexto, un momento de profunda felicidad, en el que también habita el silencio de lo prohibido.
Todo comenzó por un encuentro fortuito hace más de dos décadas, cuando Hugh Nini y Neal Treadwell, un matrimonio de texanos residentes en Nueva York, visitaron un mercado de antigüedades tras una misa dominical.
En una vieja caja de zapatos encontraron una serie de fotografías. Nada extraordinario al principio, casas, algunas reuniones familiares, todos recuerdos de un mundo que había dejado de existir, reproducciones sepias de historias remotas y desconocidas. Pero en la pila, una captó su atención: el retrato de una pareja de hombres abrazándose, que databa de alrededor de 1920.
Les gustó. Sintieron que de alguna manera les hablaba, así que la compraron por unos billetes; a fin de cuentas -dijeron entonces- cuántas posibilidades hay de volver a cruzarse con un tesoro así. Creyeron que pocas.
No sabían entonces que aquel hallazgo se convertiría en el primer paso, accidental, de una labor que los atrapó y consumió buena parte de sus vidas, un trabajo por el que no solo recorrieron carreteras buscando mercados perdidos, sino también que los llevó a participar de subastas, a contactar a familias desconocidas, tanto de EEUU como de Europa, y -en el tiempo-incluso contactaron a coleccionistas para seguir ampliando el acervo.
Una segunda fotografía apareció solo seis meses después. Otra vez un mercadito. O sea, esas mínimas chances de lo que creían un encuentro fortuito eran, en realidad, un camino de migas que los llevó a armar ese archivo compuesto por alrededor de 3.000 fotografías que podrían ir revelándose en nuevas publicaciones.
Lejos de la facilidad con la que en la actualidad cualquiera puede tomar una foto, las capturas fueron realizadas con todas las dificultades técnicas y sociales imaginables. La más antigua data de 1850, cuando en EEUU todavía había estados esclavistas y en los que ser fotografiados era un bien para pocos. Por lo que solo pensar los obstáculos que debieron atravesar para llegar a un estudio que aceptara a dos hombres posar fuera de lo que se esperaba de ellos, ya hace que valga la pena esta pieza, que compila retratos hasta 1950.
Loving, como bien marca el título, es una obra sobre el amor. Un amor profundo y cómplice, que une las ciudades con el campo, la playa con las montañas, lo cotidiano con la guerra, las clases sociales. Porque así lo demuestran las capturas, el amor se encuentra en todos lados, se presenta en un frente de batalla y en el tedio de lo cotidiano, en un abrazo entre trabajadores ferroviarios o en la cama leyendo el diario mientras se entrecruzan piernas.
Y es global. Porque lo que comenzó en un mercado de Dallas se extendió por todo EEUU y se convirtió en una empresa transoceánica. Estas representaciones de amor entre hombres también aprecieron en Australia, Bulgaria, Canadá, Croacia, Francia, Alemania, Japón, Grecia, Letonia, Reino Unido o Rusia. Y fueron tras ellas.
Hugh Nini y Neal Treadwell son pareja desde hace casi tres décadas, y sus vidas no estaban ligadas a la fotografía hasta aquel encuentro de hace veinte años. Nini es el director artístico del Festival de Ballet North Texas Central, del que fue también fundador; mientras que Treadwell estudió Bellas Artes en la Universidad Midwestern State y se dedicó al mundo de la cosmética. Se conocieron en 1992 y casaron en 2006, cuando el estado de Massachusetts se convirtió en el primero en los Estados Unidos en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Nini comentó a The Queer Review que el libro era algo que necesitaban como comunidad para “que los padres que están criando hijos que van a terminar siendo homosexuales puedan ver un amor amoroso y feliz en su futuro y se acerquen a ellos de una manera diferente a la histórica hasta ahora”.
Las fotos que hoy son públicas fueron alguna vez clandestinas, y cuentan sus descubridores que eso se revela por los lugares de donde pudieron rescatarlas; algunas en bolsillos secretos de valijas, otras adheridas a una foto genérica o incluso en billeteras que quedaron abandonadas en algún ático polvoriento.
“Algo que nos interesa mucho es que se puede saber si la fotografía se dobló y luego se guardó en una billetera y se llevó consigo, o si aún está impecable, probablemente se guardó en un cajón. La más antigua de la que tenemos data de alrededor de 1845, por lo que tiene más de 170 años. Es un ambrotipo, y se supone que se mantuvo oculto durante todos estos años y se transfirió de varias manos diferentes a través de la familia, lo cual es increíble. Sin embargo, hay algunas fotografías que muestran a familiares y amigos solidarios, pero son pocas y distantes”, comenta Treadwell.
Y es que de varias instantáneas se pudo rescatar algo de sus historias, gracias a que en el reverso se leían nombres y la fecha, incluso el lugar o el acontecimiento que fue el marco de aquel encuentro. Es como si además de la imagen, muchos de aquellos anónimos hombres en la masa de la sociedad quisieran no solo eternizar su amor en una imagen, sino también dejar un registro documental como diciendo “esto también es historia”.
“E.M. Forster escribió a Maurice en 1913 y lo mantuvo en secreto hasta después de su muerte, en la década de 1970. Eso es lo que estaban enfrentando entonces, y nuestro libro permite a hombres como E.M. Forster, Clive y Maurice, y muchos otros, narrar sus propias vidas por primera vez en la historia. Podemos hablar sobre nuestras vidas hoy, y Neal y yo nos casamos y nuestra familia y amigos estuvieron presentes, y eso fue maravilloso, pero estas parejas no tuvieron esa opción. La única forma en que podían conservar pequeños recuerdos de su relación era con una fotografía, escondida del mundo y mantenida oculta hasta el momento adecuado. Ahora este es el momento“.
En el prólogo de la obra Nini y Treadwell aseguran: “Si al principio las fotografías que comprábamos parecían hablarnos directamente a nosotros, en un segundo momento tuvimos la sensación de que nos involucrábamos, sin siquiera saberlo, en una auténtica ‘misión de salvamento’”.
“Estas fotografías habían resistido a una prueba impuesta por el tiempo, que había durado entre 70 y 160 años, y por tanto nos convertimos en guardianes de aquellos supervivientes, cuyas vidas y cuyos sentimientos solo ahora ven la luz”.
Una luz que queda en evidencia cuando se mira a los ojos de los fotografiados.
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