Y un día volvió “la revista de este sitio inmundo”, como se la conoce a la emblemática Cerdos & Peces. Su nacimiento data de 1983 con la dirección de Enrique Symns. Comenzó como sección cultural de otra revista de la época, El Porteño, dirigida por Gabriel Levinas, hasta que en abril de 1984 se independizó y poco a poco fue ganándose un lugar en el ambiente literario, periodístico y rockero.
Se publicó hasta 1998 y en el 2004 resurgió con dos números. Sin embargo, siguió presente, como un fantasma glorioso, en la identidad de todos sus lectores. ¿Cuándo vuelve la Cedes y Peces?, se preguntaban muchos. Bueno, ahora. Será un regreso triunfal porque reúne a muchos de sus clásicos narradores pero también a muchas firmas de la escena literaria actual.
Hace unos días, en las redes sociales, un video de Symns lo anunciaba: “Hola amigos, desconocidos, conocidos, expertos, inexpertos. Yo estoy acá, postrado, como verán, y no me puede mover hace mucho y mi cabeza tampoco. MI vida fue en gran parte Cerdos y Peces. Fue un error, una equivocación, un yerro que cometió la naturaleza básica de los instintos del mundo. Me hubiera gustado manejar un tren en vez de ser periodista, pero bueno, es lo que me tocó. Espero que les guste este último número, que yo no voy a disfrutar porque seguramente voy a estar muerto cuando salga. Hasta pronto”.
Vuelve “por única y última vez”. Un número especial de 152 páginas. Un homenaje a todo lo que significa esta publicación. Hace unos meses, un grupo de escritores le dijeron a Symns, “padre de la criatura”, que “la Cerdos tiene que volver”. Luego de pensarlo mucho, aceptó, pero puso dos condiciones: que sea un solo número y que el contenido no sea un refrito de ediciones viejas, sino que todo el que se sume aporte material nuevo o inédito. “Me queda una bala en la recámara” sentenció Symns, que por última vez se dispone a dirigir esta emblemática revista, ícono del under porteño. Para esta “edición homenaje” escribió un editorial e incluye dos cuentos inéditos de su propia cosecha. Uno de ellos, censurado.
Los narradores que aportan sus textos en esta nueva edición son Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Semilla Bucciarelli, Fernando Noy, Daniel Melingo, Maitena, Andrés Calamaro, Camila Sosa Villada, Adrián Caetano, Naty Menstrual, Fabián Casas, Mariana Enriquez, Dolores Reyes, Carlos Busqued, Bruno Stagnaro, César González, Willy Crook, Luis Ortega, Kike Ferrari, Juan Mendoza, Federico Bianchini y Bruno Stagnaro. Todos ellos escriben bajo el aura desafiante de Symns, uno de los cronistas más influyentes de la cultura urbana y la crónica border. Nació y se crió en Lanús, vivió un puñado de años en Países Bajos, España y Brasil y retornó a Buenos Aires para alimentar la contracultura.
Mezcla de Hunter Thompson y Charles Bukowski, Symns dio cuenta del realismo sucio que se necesitaba para narrar la mugre de la realidad. Cerdos y Peces, su creación, caló profundo en un momento bisagra de la Argentina: el fin de la sangrienta dictadura militar y el destape democrático. El primer número, de 16 páginas, se una pregunta: “¿Año 1?” Ya en la tapa agitaban temas progresistas o de avanzada que por entonces no encontraban lugar en el sentido común de la época, como por ejemplo: “¿Legalizar la marihuana?” Cultura gay, anarquismo, okupas, libertad sexual, drogas, prostitución y pedofilia eran todos de los temas que se abordaban otros temas. Lo que siempre le interesó a la redacción de Cerdos y Peces era abordar temas tabúes.
También había entrevistas a artistas locales como, por ejemplo, Fito Páez y Los Redondos, e internacionales, como un reportaje al novelista estadounidense de culto William Burroughs. En democracia, fue clausurada en tres oportunidades diferentes por los temas que abordaba, además de pasar varias veces por los tribunales. Entre sus más famosos colaboradores estaban Ricardo Ragendorfer, el Indio Solari (que escribía bajo seudónimo), Tom Lupo, Pipo Lernoud, Osvaldo Baigorria, Lalo Mir y Alfredo Rosso, entre tantos, tantos otros. Algunos de ellos vuelven en esta edición. En la Cerdos y Peces había de todo y el abordaje era una mezcla de eso que se conoce como periodismo gonzo, honestidad brutal y la más sagaz ironía.
En la nueva tapa, un niño y un cerdo se miran con desconfianza. “La aventura del adios”, se lee en letras amarillas. Ya fue mencionado: 152 páginas y escritores de gran renombre. La revista se lanzó con un sistema una preventa que puede verse aquí. Hasta ahora, aseguran, se cubrió el dinero de la imprenta. “Siempre hay que volver, esa frase es un himno guerrero que resuena en mi cabeza”, dijo alguna vez Enrique Symns, “el señor de los venenos”, y aún lo sigue repitiendo. También los escritores que en esta espera edición participan. Como un mantra inspiracional, como un mandamiento inexorable, como una necesidad humana frente al caos del mundo: siempre hay que volver.
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