“Mank”: Hollywood, el poder y el ego, detrás de “Ciudadano Kane”

El filme de David Fincher, protagonizado por Gary Oldman, recrea la historia desconocida de cómo Herman Mankiewicz, un talentoso pero problemático guionista, realizó el guion del filme que Orson Welles llevó al cine, a modo de revancha con un sistema que lo rechazaba. La cinta, disponible en Netflix, es candidata a quedarse con el Oscar a la mejor película

Tráiler de "Mank", película dirigida por David Fincher

“La gente que va al cine deja voluntariamente su incredulidad en la entrada”, dice Mankiewicz, el personaje central de la película que -paradojas de un año que transcurrió casi enteramente sin poder ingresar a un cine- Netflix estrena en todo el mundo y que porta consigo expectativas de un deseado, esquivo Oscar. Mank, dirigida en riguroso blanco y negro por David Fincher y protagonizada por Gary Oldman, es la gran apuesta del gigante del streaming cinematográfico para el gran premio de la industria. Lo tiene todo para ser la favorita: guión, realización, sonido, fotografía, actuaciones, e incluso ciertos detalles retro de producción que potencian su encanto cinéfilo.

Mank es una especie de carta de amor al cine de parte de los Fincher. Jack -padre del director-, periodista y guionista vocacional, dedicó buena parte de sus últimos años antes de morir en 2003 a la escritura de un guion que rindiera tributo a la obra maestra del cine de todos los tiempos, según coincidencia más o menos mayoritaria: Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941). El hombre compartió con su hijo la fascinación por el clásico, y su sueño era verlo dirigir ese guion. No pudo ser en vida, pero ahora llegó ese momento. “Mi padre entendía bastante bien cómo funcionaban las películas, pero no entendía en absoluto cómo se hacían”, dice el efectivo director de Seven, Alien 3, El club de la pelea, La red social y más recientemente de las series House of Cards y Mindhunter.

El director estadounidense David Fincher (EFE/ETTORE FERRARI)

El undécimo largometraje de Fincher se aproxima y retrata la figura de un escritor maldito de Hollywood en sus años de oro. El guionista Herman J. Mankiewicz, ahora considerado uno de los mejores de todos los tiempos, en aquel momento sucumbió al mal carácter, ciertos fantasmas interiores y un creciente interés por las bebidas alcohólicas, para sabotear su propia estrella. O eligió vivir con cierta decadente dignidad por fuera de lo establecido, según se quiera ver. Fue el hombre que pensó que sería buena idea pasar de blanco y negro (Kansas) a technicolor (Oz) en otro clásico como El mago de Oz, por ejemplo. Y escribió para Orson Welles el primer borrador del guion de Citizen Kane. Cuenta su leyenda, eso que Fincher ahora retrata, que lo hizo a cambio de 10 mil dólares, en una casa de campo y bajo estricta vigilancia para que se mantenga lejos de una botella.

También estaba pactado el compromiso de no figurar en los créditos del film, cosa que finalmente no sucedió. Aunque en el medio habría de suceder una virulenta batalla de egos y mutuas acusaciones sobre la autoría de la pieza maestra. Welles se acreditó a sí mismo como su coautor a pesar de que, como aseguró la célebre crítica Pauline Kael en su ensayo Raising Kane (1971, publicado originalmente en el New Yorker), sus contribuciones fueron nulas. En todo caso, Mank se centra menos en esa polémica que en las circunstancias que inspiraron la escritura del guion. Luego de formar parte del círculo íntimo del millonario empresario de medios William Randolph Hearst y verse después fuera de él tanto por sus problemas con la bebida como por su propio desencanto con el poder, Mankiewicz escribió como pequeña gran revancha.

Mank Netflix

La película, con banda de sonido original compuesta por el dúo dinámico Trent Reznor-Atticus Ross (núcleo creativo de la banda de rock industrial Nine Inch Nails), cuenta una parte de ese proceso a lo largo de tres meses de encierro forzado y ensombrece el papel de Orson Welles, que significativamente aparece casi todo el tiempo, apenas, como una voz en el teléfono. Al mismo tiempo, retrata a un talentoso escritor con espíritu autodestructivo que, al tiempo que contribuía decisivamente a crear una obra maestra, se derrumbaba por su adicción irremediable al alcohol. Murió a los 55 años.

Aunque Welles dio a Mankiewicz el crédito que reclamaba y colocó su nombre -corrigiendo personalmente una prueba que le pasaron- por delante del suyo en los créditos, la polémica quedó flotando a lo largo de los años y de ello se valió Kapel para escribir su célebre ensayo. Del otro lado de la grieta, el actor y director Peter Bodganovich le respondió con otra versión de la historia. Al fin y al cabo, el mismo Welles había reconocido públicamente el aporte de Mankiewicz e incluso evitó hablar mal de su ¿socio creativo? Pero no estaba todo bien, ni mucho menos. Como se ve en Mank, ni Welles ni Mankiewicz -en plena bronca- fueron a recibir el Oscar que ganaron.

Trailer de "Citizen Kane", de Orson Welles

Pero eso no es todo. Junto al retrato algo compasivo -y en algún punto, mitificador- de una personalidad difícil, en la película pasan unas cuantas cosas más. Se narra la historia de amor del guionista con su esposa -”la pobre” Sara Aaronson, como se la llama con insistencia- y la historia de amistad y tierna complicidad con la actriz Marion Davies, amante del magnate mediático Hearst. Sobre estos dos personajes, aunque de manera limitada y libremente poética, el guion de Citizen Kane dio vida al tal Charles Foster Kane y a su segunda mujer, Susan.

En otro de sus méritos, la película refleja el estado de ánimo y los modos del cine de Hollywood de los años 30 y 40. Pero no es un ejercicio retro en toda la regla, a pesar de sus guiños al clasicismo (blanco y negro, sonido analógico, sobrias actuaciones). Tampoco es una reivindicación de Mankiewicz. La espina dorsal del relato es la creación artística, y ahí sí apunta alto porque no solo menta la creación de Citizen Kane, sino que también plantea un (casi) borgeano juego de espejos con la película de Welles. Su estructura narrativa está construida de saltos temporales, informaciones en paralelo y armoniosas transiciones entre secuencias. Como Citizen Kane.

Gary Oldman (i) mientras habla con el director David Fincher (d), durante el rodaje de una escena de la película "Mank"(EFE/Nikolai Loveikis/Netflix)

Netflix va por el premio mayor

En paralelo al sueño familiar, cabalga el deseo de la gran empresa de la N por conseguir su primer Oscar a “mejor película”. No la tuvo fácil hasta ahora, y siempre se lo atribuye al recelo que despierta este nuevo rico del cine en casa. Sí, Roma (Alfonso Cuarón) ganó tres estatuillas en 2019, pero perdió en la categoría reinal. Y en 2020, pese a acumular 13 las 45 nominaciones de las categorías principales, Netflix se quedó con la palabra fracaso estampada en su frente ¿Sentimiento anti streaming? Eso no debería durar mucho tiempo más. En 2021, después de todo, los votantes de la Academia no sentirán la tentación de ignorarla, sobre todo porque apenas tendrán opción de hacerlo.

En un año con cines cerrados, casi todo se circunscribe a la proyección hogareña. Títulos como Da 5 Bloods, de Spike Lee; El juicio de los 7 de Chicago, de Aaron Sorkin; The Midnight Sky, de George Clooney, y por supuesto Mank, aspiran a la victoria. Hay una paradoja que ahora comienza a tomar forma en los tradicionales pronósticos alrededor del Oscar 2021. Mank podría lograr tantas nominaciones como Citizen Kane: nueve, y en las mismas categorías. Si fuera realmente así, el antecedente no es prometedor. El guión de Mankiewicz y Welles fue el único rubro en que el clásico del cine de todos los tiempos triunfó. No parece ser este el caso, casi 80 años después.

MANK (2020) Gary Oldman as Herman Mankiewicz and Jamie McShane as Shelly Metcalf. Cr: NETFLIX

Detrás de la escena

“David nos compartió su mandato al inicio de la preproducción en la que nos habló de lo que pretendía hacer, y por eso me tomé mi tiempo para ver viejas películas. Por otro lado, estoy convencido de que él tuvo esta película en su cabeza durante tanto tiempo y que probablemente hasta la filmó muchas veces en su imaginación. Sabía con precisión cuál era la película que estaba haciendo y también sabía exactamente qué era lo que necesitaba en cada toma”, cuenta Gary Oldman, quien a partir de otra magistral personificación seguramente será firme candidato a ganar su segundo Oscar como “mejor actor” . En 2017, se recuerda, obtuvo el premio por su impresionante Winston Churchill en La hora más oscura.

En varias de las entrevistas promocionales que concedió para este lanzamiento, el director David Fincher contó de la pasión de su padre por Citizen Kane y el verdadero sentido de su obra. “Creo que escribió un guion con posibilidades y se que Rock Hudson quiso hacerlo a fines de los años 60. Luego eso se esfumó. Muchos años después, cuando ya se había jubilado como periodista, vino y me dijo: ‘Voy a tener todo este tiempo en mis manos ¿qué pensás? ¿Querés leer un guion sobre aquello?´ Ese primer borrador era en gran medida un golpe contra la arrogancia de los dictadores en el cine. Finalmente se convirtió en una historia sobre un tipo que encontró su voz y que descubrió que las cosas que decía, importaban. La película también trata sobre personas que se aprovechan de otras personas, y sobre el poder. El problema con el cine, no con el cine como medio sino como negocio, es que está mitificado. Parece que aquello que ve el público ha sido probado en una especie de túnel de viento y perfeccionado por expertos. Las películas no son ciencia. El cine no es la NASA”.

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