August Macke (1887-1914) fue uno de los pintores alemanes más interesantes en una época en que el país europeo tenía grandes exponentes, aunque su muerte prematura produjo que no suela ser uno de los más conocidos.
Perteneció al Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), uno de los dos grandes grupos de expresionistas, fundado por Vasili Kandinski y Franz Marc en Berlín en 1911 hasta 1913. El otro era Die Brücke (El Puente), que tuvieron como sede a Dresde, entre 1905 y 1913. Más allá de su inclinación expresionista, supo construir una obra con toques estéticos de las diferentes vanguardias europeas que se estaban desarrollando en la época.
En Ballet Ruso I, el artista ingresa a un tema que lo apasionaba desde sus días de estudiante en Düsseldorf: la danza. En Colonia, en 1912, vio el ballet Carnaval, con música de Robert Schumann, con la interpretación de Sergei Diaghilev y Vaslav Nijinsky en el papel principal como Arlequín. Asistió a la función en reiteradas ocasiones y realizó cuatro pinturas, una escultura y alrededor de cuarenta dibujos sobre este tema.
La pintura de 1912 -que se encuentra en la Galería de arte de Bremen- busca que el espectador reviva el clímax dramático de la pieza: el apuesto Arlequín raptado de la coqueta Columbine y la tercera figura, Pierrot, que ha sido abandonado, alza los brazos en una expresión de pena. El uso de los colores intensos en el público y los actores revela la influencia que tuvo el fauvismo, otra vanguardia de entonces, en su pincelada.
El Ballet Ruso fue una compañía de ballet itinerante con sede en París que actuó entre 1909 y 1929 en toda Europa y en giras por América del Norte e incluso del Sur. La paradójico es que la compañía jamás se presentó en el país del que toma el nombre tras la Revolución.
Considerada como una de las compañías más influyente del siglo XX, tuvieron colaboraciones artísticas innovadoras entre jóvenes coreógrafos, compositores, diseñadores y bailarines, como también con artistas destacados como Igor Stravinsky y Claude Debussy, para la música, pintores como Léon Bakst, Pablo Picasso y Henri Matisse, y también con la diseñadora Coco Chanel.
Las pinturas de Macke tenían el eje en las emociones, en la representación de los sentimientos. En sus inicios investigó dentro del impresionismo y el postimpresionismo francés, para luego sumar tendencias fauvistas. En 1910, a través de su amigo Franz Marc, conoció a Kandinsky y durante un tiempo compartió la estética no-objetiva y las preocupaciones místicas y simbólicas de Der blaue Reiter.
En París con Robert Delaunay, en 1912, llegó al cubismo cromático del artista francés, bautizado por Apollinaire como orfismo, estilo que se impuso en su pintura a partir de entonces. La carrera de Macke se vio truncada por su temprana muerte en el frente de Champagne en septiembre de 1914, el segundo mes de la Primera Guerra Mundial.
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