El domingo, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires presentó Verónica Meloni: Acción de los días, la primera performance realizada en homenaje a los trabajadores esenciales que tuvo lugar en la vía pública.
Esta performance de Meloni dio comienzo a una nueva etapa del museo porteño con más actividades en el espacio público y en el barrio, integrado en la vida comunitaria de San Telmo con acciones e intervenciones de artistas de variadas disciplinas y generaciones, dentro y fuera del espacio cultural.
Invitada por el Moderno para elaborar una performance específica durante el contexto de la reapertura, con esta acción Meloni (Córdoba, 1974) propuso señalar en el espacio público el valor de las tareas de cuidado porque confía en la naturaleza transformadora de la acción. Junto con las trabajadoras y los trabajadores de limpieza del museo realizó esta acción que amplifica la experiencia silenciosa de sus tareas, en un homenaje a quienes realizan trabajos esenciales.
Esta comunidad circunstancial traza escrituras efímeras mientras barre cortezas vegetales; una coreografía afectiva acompañada del sonido del roce de las escobas sobre el asfalto de la Avenida San Juan, frente al museo. La obra es parte de una serie que Meloni realiza desde hace dos años, en la que se vale de la acción de barrer como epicentro de una fuerza que oscila entre lo personal y lo colectivo, entre lo poético y lo político. Una obra que comenzó con solitarios actos de escritura realizados con escoba de paja y con tierra, y devino en colaboraciones grupales que buscan honrar los vínculos, los oficios y los lazos comunitarios.
Desde hace dos décadas, la artista desarrolla una práctica performática vinculada con la tradición conceptualista. Su trabajo se presenta como un complejo aparato de experiencia sobre el lenguaje, una forma de acceso a nuevas maneras de percibir y conocer la materia de nuestro mundo. En la obra de Meloni, el “suceso” se aloja en la condición efímera del acto performático, que habilita una sensibilidad común entre las personas que participan. Meloni se desenvuelve con soltura en los momentos de mayores cambios, allí donde el lenguaje parece no ser suficiente para nombrar lo que ocurre. Los cuerpos en presente absoluto se convierten en vehículos de confianza y de oportunidad para el reencuentro comunitario desde los actos más esenciales, como barrer, escribir o cuidar.
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