Cuando Cortázar llegó al cine por primera vez

La cifra impar, de Manuel Antín, fue la primera adaptación en la pantalla grande de un cuento del escritor argentino. La película puede verse en el marco del Festival de Mar del Plata, donde se hizo un reconocimiento a la trayectoria del director

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El trailer de "La cifra impar"

“Un día estaba filmando en el piso, en París, porque hacía una toma de cámara baja y de repente vi unos enormes pies a mi lado”. Esa fue la forma en que Manuel Antín y Julio Cortázar se conocieron en persona en 1961. Llevaban varios meses de intercambio postal, en el que habían acordado la adaptación del cuento Las cartas de mamá para la pantalla grande. Antín levantó la vista: “Cortázar era muy alto, pero desde el suelo era más alto todavía”.

Estrenada en 1962, con las actuaciones de María Rosa Gallo, Lautaro Murúa y Sergio Renán y un guion realizado por Antin y Antonio Ripoll, La cifra impar fue la primera película que llevó el universo cortazariano al cine. Hoy, casi sesenta años más tarde, podrá volver a ser disfrutada de forma gratuita hasta el 29 de noviembre en el marco de la 35º edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Manuel Antin y Julio Cortázar,
Manuel Antin y Julio Cortázar, años 60

La cifra impar ocurre entre dos escenarios: Buenos Aires y París. Tras la muerte de su hermano Nico, Luis y su esposa, Laura, deciden mudarse a Francia. La nueva vida transcurre con normalidad hasta que un día llega una de las cartas de mamá y reactiva los fantasmas que entremezclan el pasado con el presente: “Esta mañana Nico preguntó por ustedes”.

En los 82 minutos que dura la cinta, Antin recrea el mismo clima y las mismas tensiones y cadencias que el cuento y logra hacer literatura filmada. Ya decía Antín que se consideraba un escritor frustrado y que, cuando leyó a Cortázar, sintió que encontraba las palabras de aquello que le hubiera gustado escribir. “Me gustaría ser un director de cine como vos”, fue la devolución de cortesía que recibió como respuesta.

María Rosa Gallo y Lautaro
María Rosa Gallo y Lautaro Murúa

La realización de La cifra impar fue el primer puntapié para una relación que creció entre cartas y que resultó en otras dos películas. Por un lado, Circe (1964), sobre el cuento homónimo y en la que Cortázar participó en la confección del guion, cuya protagonista es una jovencísima Graciela Borges. Por el otro, Intimidad de los parques (1965), con Dora Baret, Ricardo Blume y Francisco Rabal y basada en Continuidad de los parques y El ídolo de las cícladas.

Con el tiempo, el vínculo entre ambos se fue diluyendo. Antín filmó otras películas (Castigo al traidor, Don Segundo Sombra, Juan Manuel de Rosas), otras adaptaciones de Cortázar llegaron al cine (Blow-up, de Michelangelo Antonioni; Week-end, de Jean-Luc Godard) y el escritor exploró su faceta política dando inicio a una nueva etapa de su literatura.

En la última carta que se enviaron, en 1975, Cortázar le contaba a Antín: “Me alegra reanudar contacto con vos y ojalá que vengas a Europa y podamos vernos. Inútil es agregar que después de mi trabajo político no seré yo quien vaya a Buenos Aires por el momento. Como decía un español, no es que le tenga miedo a las balas, pero sí a la velocidad con que vienen”.

El recuerdo de sus encuentros e intercambios está plasmado en el documental Cortázar y Antín: Cartas iluminadas, de la directora Cinthia V. Rajschmir, que también puede verse todos los días del Festival de Cine de Mar del Plata.

Tanto La cifra impar como Cartas iluminadas forman parte del homenaje que rinde esta edición del festival a la trayectoria de Antín, quien a sus 94 años es una figura mítica del cine nacional. “Siento que mi familia ha decidido hacerme saber que me quiere un poquito”, dijo emocionado al recibir su premio Astor Piazzolla en el patio de la Universidad del Cine, que fundó en 1991 y dirige desde entonces. Ahí, en su oficina, atesora libros, afiches de sus películas, fotos y una carta de Cortázar encuadrada como testigo de aquellos años de intensa amistad.

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