Maradona. No sólo un apellido, un santo y seña de una persona, también una imagen, un ícono. Un ícono presente en la conciencia y la retina de los argentinos y cuyo alcance tenía -tiene- un carácter mundial. Imagen que, ineludible, ocupó un lugar también en las pantallas de cines y de dispositivos electrónicos que permitían ver a Maradona una y otra vez, y cada vez entonces revivirlo (y esta vez esta palabra adquiere todo su significado, a la vez que las películas que contaron con su presencia lo congelaron en su gesto vivo, para siempre y para el pueblo).
Los astros se conjugaron para que la primera película en la que apareciera coincidiera con su pase al club Boca Juniors, aunque las imágenes filmadas con anterioridad lo mostraran vistiendo la camiseta roja de Argentinos Juniors. La escena que lo capturaría para la eternidad con sus voluminosos rulos negros le permitía una dupla con Jorge Porcel en clave de típica picaresca en la que un periodista le impedía un gol a Diego para realizarle unas preguntas insulsas. El film Te rompo el rating, de 1981, también ofrecía al público una escena con Luis Sandrini, como dueño del club, más alejada de la comedia. Los encuentros del futbolista con el capocómico y con el legendario actor señalaban ese reconocimiento temprano del que Diego era acreedor.
Habría que esperar hasta 1996 para que el Diego protagonizara una película, El día que Maradona conoció a Gardel, que contó con la participación de Alejandro Dolina y Esther Goris y tenía un tono fantástico-costumbrista. Como indica el título, el centro del film es el encuentro de los dos ídolos populares un día antes de la muerte de Gardel.
En 2005 la leyenda de Maradona acaparaba por primera vez un film de la mano del argentino Javier Vázquez y Amando a Maradona que, si bien resultó un documental convencional, capta sobre todo el sentimiento que el ídolo provocaba en sus fans a través de sus testimonios. También contaba con declaraciones de Charly García, don Diego y doña Tota y, claro, el mismo Maradona.
En 2007, una ficción daba cuenta de la agitada vida del 10. La coproducción ítalo-argentina mostraba la etapa napolitana de Maradona y, mediante flashbacks, regresaba a una infancia villera y la gloria del Mundial de México 86. No podía ser de otra manera, el film de Marco Risi se llama La mano de dios.
El serbio Emir Kusturica, que se había consagrado con Underground, retrató en un documental en primera persona el ritmo salvaje que implicaba calzar las botas que usaba Diego. Llegado a la Argentina para participar de la Cumbre de las Américas en 2005, el serbio filmó cómo Maradona viajaba en el tren que llevaba las delegaciones a la costa, logrando que su presencia fuera más festejada que la de, por ejemplo, Evo Morales. Maradona participaría de la anti-cumbre y junto a Hugo Chávez agitaría al público para expulsar a Bush y los Estados Unidos. Este sería uno de los episodios narrados a ritmo trepidante por Kusturica, que también narraría su adicción a la cocaína, en su film simplemente llamado Maradona.
Asif Kapadia, director británico de ascendencia india, se ocupó de realizar un documental llamado Diego Maradona en 2019, que emitió HBO, que toma como material 500 horas de entrevistas y documentos audiovisuales y logra una obra muy significativa -ahora lo sabemos- a un año de que se produjera la muerte del 10.
El italiano Paolo Sorrentino filmó en 2015 Youth, una película en la que varios personajes y por distintas razones se juntan en una clínica de rehabilitación muy especial, uno de ellos un decadente Diego Armando Maradona, interpretado por Roly Serrano, que no deja de actuar con genialidad. Lo acompañan figuras como Michael Caine, Jane Fonda o Harvey Keitel.
Maradonapoli es un documental que recorre las calles de Nápoles, hoy sumergidas en el dolor, para recabar los testimonios de los habitantes de esta región del sur pobre italiano al que llegó Maradona para redimir al pueblo desde el club Nápoli. Plena de emoción, la película narra un sentimiento.
En noviembre de 2019, Netflix lanzó una miniserie de 7 capítulos Maradona en Sinaloa que cuenta la experiencia de Diego como director técnico del Dorado, un equipo que se proponía ganar y jugar desde la tierra misma de los carteles del narcotráfico. Con un ritmo narrativo adecuado a una historia que se quiere contar, pero que cuenta con mil aristas, es también la historia de uno de los intentos de Maradona por reconvertirse como director técnico que aspira al éxito que una vez tuvo como jugador. La música de los corridos mexicanos acompaña los habituales pasos de baile del 10 dedicados a la tribuna, a sus jugadores y a él mismo.
Finalmente, en 1987 se lanzaba a las salas de cine el documentales Héroes, la película oficial del Mundial de México de 1986 y contingentes masivos de argentinos revivían la Copa que habían ganado, de la mano de sus novias, de sus padres, de sus hijos. La escena que recopila las geniales jugadas de Maradona en el Mundial sobre la voz de Valeria Lynch se convertiría en un mix insólito pero efectivo, y las imágenes de la película quedarían en la retina del público desde entonces.
Un ícono merece ser reproducido en todos los medios que prolonguen su imagen. Como con Dorian Gray, el mejor Maradona quedará por siempre impreso en los rollos fílmicos o videos digitales. Tanta avidez de transformar a Diego en cine se debe a que si el cine es más grande que la vida, Maradona también lo es. Tanto así que a pocas horas de su muerte ya se sabe que el Diez es un ícono inmortal.
SIGA LEYENDO