I
Lovis Corinth nació en 1858 en Prusia y estudió en Francia y Alemania. Le interesaba la lectura, además del arte plástico. Tenía 16 años cuando Gustave Flaubert publicó la novela La tentación de San Antonio. Lo leyó con una voracidad desmedida. Era, posiblemente, el mejor libro que haya leído. Lo encontró en París, lo compró por unas monedas y lo devoró en un par de días. Muchos años después (¿cuántas lecturas le habrá dado?), decidió representarlo en el lienzo.
Es una novela escrita en diálogos. Flaubert se inspiró en algo que a Corinth le apasionaba: la pintura. Se cree que escribió aquella novela luego de que el cuadro La tentación de San Antonio de Jan Brueghel el Viejo (1568–1625) le haya dado varias vueltas adentro de la cabeza. Vio aquella obra a sus 24 años, cuando visitó el Palacio Balbi en Génova. Casi veinte años después, decidió escribir su novela.
Todo, el cuadro de Corinth, la novela de Flaubert, la pintura de Brueghel, narran un tema que ha apasionado a toda la humanidad: la tentación. Cuando el deseo irrumpe con fuerza genuina, las convenciones sociales y las estructurales morales peligran. Si el deseo funciona como una verdad que nace de lo más profundo del ser humano, ¿por qué genera tanta culpa dejarse llevar por él? Eso se preguntó Antonio Abad, canonizado luego como San Antonio.
II
Antonio nació en Egipto cuando pertenecía al Imperio Romano en el año 251. Fue un monje cristiano que dio todos sus bienes a los más pobres y pasó la mayor parte de su vida como ermitaño en la más absoluta soledad. Pero allí, solo, en el desierto o en el Monte Colzim, no desaparecieron los problemas. Al contrario: los tuvo de frente. Según los relatos de San Atanasio y de San Jerónimo, Antonio fue tentado por el demonio.
Era un hombre santo y austero que ayudaba a quien le pidiera ayuda y no necesitaba nada del mundo. Su rol en la tierra era dar. ¿Con qué podría haberlo tentado el demonio a un hombre así? Sobre esta incógnita se escribieron muchísimas historias y mitos, y una enorme cantidad de pintores han llevado al lienzo aquel momento épico donde las tentaciones se le aparecen a Antonio en su más diversas formas.
La sexualidad es el gran asunto. En los cuadros de Alexandre Louis Leloir, Domenico Morelli, Henry Pierre Picou, Robert Auer y Paul Delaroche aparecen mujeres desnudas y Antonio se muestra completamente aterrorizado. En las obras de Salvator Rosa, Max Ernst, Otto Dix y David Teniers esa tragedia se hace monstruosa, y en las de Celedonio Perellón Cardona, Augusto Rendon y Milo Manara se vuelve eróticamente surrealista.
III
Lo que hizo Lovis Corinth en La tentación de San Antonio según Gustave Flaubert fue darle una doble vuelta de tuerca. Por un lado, representó a Antonio acorralado por las tentaciones a partir de la narración del escritor francés. Interpretó una interpretación. Y por otro lado, llenó el cuadro de mujeres desnudas pero también de hombres y de muchos animales. Además, los colores vivos generan una belleza mayor a la escena ya tantas veces representada.
El cuadro es de 1908 y está en el Tate Modern de Londres. El título original en alemán, según se lee en el museo, es La tentación de la salvación. Antonio según Gustave Flaubert. ¿Hay salvación en la tentación? ¿Qué dice el deseo de cada uno de nosotros? ¿Devela lo que tanto reprimimos, lo que el contexto social y la estructura moral oculta? ¿Se salvó Antonio luego de ser tentado? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que vivió 105 años.
Corinth no, murió antes, a los 66 años, en 1925. Además de la pintura se dedicó al grabado y la escultura. Para muchos, en su obra está la síntesis entre el impresionismo y el expresionismo. Es uno de los representantes del movimiento artístico Sezession y algunos de sus cuadros fueron catalogados por los nazis como “arte degenerado”. Es un exquisito artista; La tentación de San Antonio según Gustave Flaubert es una gran prueba de eso.
SEGUIR LEYENDO