El envío del proyecto al Congreso de la Nación para que el aborto sea legal, seguro y gratuito en la Argentina vuelve a abrir un nuevo debate en la sociedad y el aborto vuelve a estar presente en los medios de comunicación. Detrás de esa lucha y de la marea verde que inunda las calles, están las historias particulares. Éstas tienen nombre y apellido. Tiene en común la clandestinidad, la violencia institucional, la burocracia estatal y hasta la muerte, ya porque se les negó atención médica, o porque fallecieron en la camilla de una clínica clandestina.
Una de esas tantas mujeres es Vicenta Avendaño. En 2006, su hija de 19 años con un claro retraso madurativo fue violada por su tío y producto de ese abuso sexual quedó embarazada. Al enterarse de eso, Vicenta y su hija realizan los trámites para que pueda realizarse un aborto. Aunque la ley la amparaba, se lo niegan y ella comienza un desfile por fiscalías, médicos, jueces y hasta la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires. Todos se lo niegan. Cuando todo parecía perdido, un grupo de mujeres acuden a ayudarla y al fin su hija pudo terminar con ese embarazo. Pero su lucha no acabó ahí. Fue tanto el dolor que atravesó esa madre que no quería que a nadie le volviera a pasar por lo mismo. Así que llevó su caso a los tribunales internacionales y en 2011, el Comité de Derechos Humanos de la ONU falló a su favor y condenó al Estado Argentino por vulnerar el derecho al aborto legal.
Hoy la historia de Vicenta vuelve a resonar en nuestros oídos con la película de Darío Doria, que lleva su nombre. El director no realizó un documental tradicional, sino que quiso que nos metiéramos en el universo de ella a través de personajes realizados en plastilina, una técnica muy poco usada en el cine documental nacional. Recrea todo lo que debió sufrir para que a su hija pudieran practicarle un aborto. En la película, estructuralmente estos protagonistas no pueden moverse sin embargo la magia del cine, mejor dicho el ojo y la técnica de sus realizadores, harán que los podamos acompañar y sintamos toda la angustia que debió pasar Vicenta cada vez que le cerraban una puerta, la hacían ir y venir, la cuestionaban para que, en última instancia, sea el Estado el que la abandone por completo, el que por ley y principios debía protegerla. El film formará parte de la Selección Oficial Fuera de Competencia de la 35° edición del Festival Internacional de Mar Del Plata y podrá verse de manera gratuita en todo el país.
Infobae Cultura dialogó con el director Darío Doria y la directora de arte, Mariana Ardanaz, encargada de darle vida a estos personajes y a esta historia de lucha, amor y convicción, que muestra que no hay que bajar los brazos sin importar qué gigante sea el obstáculo que tengas adelante.
- ¿Cómo llegás al personaje de Vicenta?
-Darío: - La historia de Vicenta explotó en los medios de comunicación. Fue tapa de los principales diarios, los móviles de los noticieros abrían desde la puerta del hospital. Mediáticamente era un infierno. Seguí la historia y no podía dejar de indignarme con lo que le estaba pasando a esa mujer. Pero desapareció de los medios el día que dijeron que el aborto no se hacía, que ya era tarde y que la iban a ayudar con el embarazo. Era tristísimo y terrible que todo el esfuerzo que había hecho esa madre por defender los derechos de su hija hubieran sido en vano, les había ganado la burocracia. Le sacaba cualquier ganas de pelear o dar batalla, porque el mensaje era no pelees por más que esté la ley porque no lo ganás. Después, fui siguiendo la historia de a poco porque no aparecía mucha información hasta la sentencia de la ONU que fue tres/ cuatro años después. Cuando estuvo toda la historia terminada me di cuenta de que era increíble, desde dónde había comenzado en una barriada del conurbano con esta mujer analfabeta y termina con ella en la ONU y la ONU condenando al Estado Argentino. Estuve en el acto de reparación y al ver todo eso supe que había que contar la historia porque es dura pero es maravillosa.
- ¿Por qué elegiste contarla con muñequitos de plastilina?
-Darío: - Mis películas anteriores son documentales. Filmé cosas que iban sucediendo delante de la cámara, historias en presente. Ésta era la primera historia que iba a hacer que ocurrió en un pasado. No quería hacer una película de entrevistas y material de archivo. No quería que me cuenten cuando Vicenta fue al juzgado, quería que el espectador esté con ella en el juzgado, que la acompañe en todo esto que le tocó vivir. La cuestión era cómo hacerlo. En un momento, buscando en internet me encuentro en una página de ilustradores con el trabajo de Mariana Ardanaz y ella tenía publicado un trabajo de una nenita que vivía encerrada en un cuarto y ahí vi a la hija de Vicenta reflejada. La contacté y empezamos a hablar y a probar.
-Mariana: - Dario fue súper ordenado y muy claro a la hora de presentarme el proyecto, con lo que quiere y sus ideas. Yo venía del rubro de la ilustración infantil y a veces te piden cosas que vos te imaginás de una forma y, cuando las terminás, no era lo que el cliente esperaba. Sin embargo, con él fue distinto. Me mandó la historia corta, qué imagen le había gustado, por qué le había parecido que tenía que ver, qué era más o menos lo que quería hacer, que no sabía si se iba a sostener pero para eso teníamos que probarlo. Me explicaba que no tenía que ver con la animación, que no era stop motion ya que soy ilustradora, trabajo con plastilina pero no manejo esa técnica. Me mostró un ejemplo de una película que trabaja de una manera similar y me voló la cabeza. Me encantan las historias reales, con otra impronta, que no tiene nada que ver con lo infantil. En ese aspectos nos encontramos porque entendí perfectamente a lo que se refería. Enseguida nos sentimos muy conectados y después fue subirnos a ese proceso y ver de qué se trataba sin saber si iba a funcionar. Tuve que entender que en el cine se suman un montón de otros lenguajes. Ellos le suman la luz, el sonido y el movimiento. El personaje que yo había entregado con su maqueta después cobraba vida por completo y se convertía en algo distinto.
- ¿Cómo fue el proceso creativo?
-Darío: - Trabajamos con maquetas desarmables, modulares, se pueden cambiar para poder ir poniendo cámara en cualquier lugar. Hacíamos mucho con la luz y los movimientos de cámara ya que los muñecos no se mueven, esa sensación de movimiento es creada por la luz o la cámara. Teníamos un lugar físico con una mesa alta donde estaba con Agustín Manavella, el asistente de dirección. Entre los dos armábamos las maquetas con un plan de rodaje, cuáles iban a ser los personajes, las situaciones. Poníamos la cámara de un lado, después girábamos todo y filmábamos del otro. Así fuimos armando toda la película.
-Mariana: - Lo cierto es que Darío vive en Flores y yo vivo en La Plata, así que él iba estructurando todo y me iba pidiendo lo que iba a necesitar que no era estrictamente lo que pasaba de manera cronológica. Con una amiga y asistente trabajamos, ella se fue encargando de la escenografía así yo me abocaba a los personajes. Nos organizábamos muy bien porque me decía, por ejemplo, “todo este mes vamos a trabajar con el poder judicial” y así yo preparaba todo lo que iba a necesitar. Yo me centré todo ese año en realizar Vicenta. Hicimos 120 personajes y 34 escenografías. Fue una gran cantidad, hay muchos personajes extras, como los personajes que viajaban con ella en el transporte público. Lo más complicado era el traslado, ya que llenábamos el auto con todo y éramos súper cuidadosos para que nada se rompiera. Fue intenso pero un proceso muy hermoso. Él me iba mostrando todo lo que iba filmando, las pruebas y juegos. Se terminó de completar con la voz de Liliana Herrero, ese guion maravilloso y todos los detalles del sonido que te hacen sentir que estás ahí con ella.
-¿Cómo llega Liliana Herrero al proyecto?
-Darío: - Sabía que tenía que ser ella desde el comienzo pero no sabía qué iba a decir ya que no teníamos redactada la voz en off hasta el final. La misma la escribió Florencia Gattari después de ver el armado de la película. Estaban las escenas, sabíamos lo que había que contar pero el cómo, esa voz medio poética que le habla a Vicenta pero no es ella, eso lo redactó Florencia y fue maravilloso. Cuando ese texto se juntó con la voz de Liliana, quedó espectacular. A Liliana la sorprendió la propuesta, nos decía que teníamos que buscar a una actriz, que ella viene del palo de la música y nosotros la convencimos de que habíamos escrito todo pensando en ella, en su tono de voz, en su música, en la música de las palabras. Ella confió, se dejó llevar y el resultado fue insuperable. Cuando la vio por primera vez, nos contó que arrancó sabiendo que era su voz y después se despegó y escuchaba a alguien que no era ella hablándole a Vicenta y se metió tanto en la historia que dejó de sentir que era ella.
-Mariana: -La voz en off carga mucho el dramatismo de la historia. No es una voz que te va contando cositas, es clave, era un desafío para ella cargar con todo el peso dramático. No era la primera idea que le hable a Vicenta, Florencia tomó la decisión y fue drásticamente un cambio muy acertado. Además, al comienzo no entendía por qué Darío insistía tanto en que fuera Liliana, hasta que vi el proyecto terminado y entendí todo.
-¿Cómo creen que pudieron captar la emoción con muñecos de plastilina que no se mueven y no tienen diálogos?
- Darío: - No te lo puedo explicar, no sabemos cómo funciona pero creo que eso es lo genial que tiene, que no lo podemos explicar y funciona. Los muñequitos no se mueven, pero tienen vida y eso se debe al trabajo que hizo Mariana, en las miradas, en los rostros. Vos agarrás a la Vicenta en plastilina durmiendo y está durmiendo, no es que parece que está durmiendo, hay un laburo enorme en los detalles que les dan vida.
-Mariana: - Al principio, teníamos mucho miedo acerca de que si la historia se iba a sostener. Una cosa es hacer un corto, pero siempre teníamos la duda de si una técnica así se iba a sostener en un largo o se iba a ir la atención del espectador. No sé si hay tantos antecedentes de un documental narrado de esta forma. Me pasó cuando la puede ver corriéndome del rol de realizadora, la disfruté un montón, me dio la sensación de que el ritmo y la forma en que es contada te hace empatizar tanto. Realmente conmueve un montón. Te sentís tranquila con el ritmo al que va.
- La película se estrena pocos días después de la presentación del nuevo proyecto de legalización del aborto, ¿creén que ayudará a difundir el tema y a entender la problemática que viven las mujeres?
-Darío: - Desde que arrancamos, pasaron cinco años, así que fue una enorme casualidad de que se pase la película en la misma semana que se presentó nuevamente la ley para legalizar el aborto: ojalá hubiéramos llegado tarde y la ley ya estuviera sancionada. Creo que tenemos que ser modestos porque la lucha por el aborto viene hace años y muchas mujeres dan y siguen dando pelea, al lado de todo eso nuestra película es un granito de arena que ojal{a pueda ayudar en algún sentido, ojalá sume. Por respeto a las compañeras que luchan por el aborto y por las mujeres que luchan en general por esta ley, tenemos que ser medidos.
-Mariana: - Muchas de las mujeres que participan en la película, aquellas que ayudan a Vicenta, ya estaban activas en esa época luchando por el aborto. No es solo ella a quien ayudaron sino que están atentas a muchos otros casos. Pienso que nuestras herramientas como artistas son estas, yo si puedo luchar de alguna forma es así. Siento que siempre contar una historia es sumar y que se visibilicen estas cosas para mí es bueno y aporta. Entiendo que no es la lucha más en la trinchera y realmente activa, pero igual estamos defendiendo una idea y ojalá contribuya en algo. Mostrar una historia, que sabemos que no es la única, visibiliza a esta Vicenta y a las miles de Vicentas que hay en todo el país. Estoy feliz porque son los proyectos que más me entusiasman porque no estoy generando nada que no piense o que vaya en contra de mi ideología.
-¿Qué contacto tuvieron con Vicenta?
-Darío: - Me reuní con ella una sola vez. La contacté a través de Estela Díaz, que era la Secretaria de Género de la CTA, una mujer que viene luchando por esta causa del aborto hace años. Ella fue una de las personas que acompañó a Vicenta para que su hija pudiera abortar. En la película no pusimos los nombres de las mujeres que la ayudaron porque fueron muchas y no queríamos herir a ninguna, por eso usamos tres personajes simbólicos. Hace como cuatro años la vi y me encontré con una mujer hiper alegre, llena de vida y contenta. Tenía una imagen contraria de ella, asociada a todo el sufrimiento que había pasado. Recuerdo que le conté de la película, que queríamos contar su historia y se le llenaron los ojos de lágrimas. A ella le duele muchísimo todo lo que sufrió, como la vez que se tuvo que quedar a dormir en la plaza porque el viaje de regreso a su casa no podía pagarlo. Ella nos dio la autorización para realizarla y que lleve su nombre pero me pidió no participar de ninguna manera. Todavía no la vio y por ahora no quiere verla por el dolor que siente al recordar. Nosotros cambiamos los nombres de los personajes para preservarla todo lo posible.
*”Vicenta”, de Darío Doria podrá verse de manera gratuita desde la plataforma del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata los días 22, 23 y 24 de noviembre. Además, habrá una función especial el domingo 22 de noviembre, en la cual el documental se pasará por Cine.AR TV.
Su estreno oficial será el próximo 3 de diciembre, también de manera online, por la plataforma Cine.AR Play y por la pantalla de Cine.AR TV.
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