¿Quién fue Robert Capa? La respuesta es casi instantánea: uno de los más famosos fotógrafos -de guerra sobre todo- del siglo XX. Pero no siempre fue así. En sí, Robert Capa no existe, ya que era el seudónimo que utilizaba no solo del húngaro Endre Ernő Friedmann, sino también su pareja Gerda Taro, Gerta Pohorylle de nacimiento.
En ese sentido, el caso de Taro es el de muchas artistas, sea en la pintura o la fotografía. Su trabajo ha quedado en la sombra de su pareja, eclipsado, borrada del mapa, por lo menos hasta que separaron -él se quedó con el nombre que ella inventó- y ella comenzó a firmar como Photo Taro hasta su temprana muerte.
El talento a lo largo de la vida del húngaro es indiscutible, pero también es cierto que muchas de las fotografías iniciales, todas las de París como las de la Guerra Civil Española, fueron realizadas por uno u otro, por lo que son de difícil atribución y ante la mínima duda, él se queda con los créditos.
Taro fue la primera fotoperiodista mujer que cubrió un frente de guerra y la primera en fallecer al llevarlo a cabo, aunque antes de esto fue una joven polaca de origen burgués, que militaba en los movimientos socialistas y obreros y que tras ser detenida por los nazis en 1933, huyó hacia París con su amiga Ruth Cerf.
Un año después, en la Ciudad de la Luz, conocería a Friedmann, quien ya era un fotoperiodista. Cuenta la historia que él contrató a Cerf como modelo, y que Taro la acompañó al shootting. A partir de allí, comenzaron una relación en la que él le ensañaría sus secretos detrás de las lentes.
Como no le alcanzaba el dinero, inventaron una ingeniosa estratagema. Crearon a Robert Capa, nombre que ella armó, un reputado fotógrafo de EE.UU., que solo vendía sus fotos a través de sus representantes, ellos dos, a precios que superaban ampliamente las capturas realizadas por sus colegas franceses.
En 1936 estalla la Guerra Civil Española y ven la oportunidad de ganar prestigio y poder participar de un momento donde sus ideales también estaban en juego. Sus trabajas se publicaron en revistas como Regards o Vu.
Cubrieron el frente de Madrid, Barcelona, Aragón, y Córdoba, a veces juntos, a veces separado. Fue en esta última ciudad donde se realiza la famosa e icónica Muerte de un miliciano, foto que hoy está en debate sobre si fue realmente espontánea o más bien una puesta en escena. También se sospecha que quizá no haya sido él quien eternizó el momento.
La imagen de este artículo fue tomada en Barcelona, durante el entrenamiento de la milicia republicaba en agosto de 1936.
En el frente, ella se ganó el apodo de El pequeño zorro rojo, no solo por su juventud y color de pelo, sino por su capacidad para escabullirse y encontrar grandes lugares para fotografiar. Para el ‘37 se separan. Ella se relaciona con George Orwell y Ernest Hemingway, y trabaja para Illustrated London News, Life y Volks Illustrierte, mientras que él acabaría fundando la agencia Magnum Photo.
Taro fue eliminada de la historia por décadas, recién en 2008, gracias la caso La maleta mexicana, tres cajas que contenían casi 4 mil negativos de la Guerra Civil Española realizados por Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour (Chim), se supo que muchas de las imágenes indiscutidas del húngaro no le pertenecían.
Uno de sus reportajes más importantes fue el de la primera fase de la batalla de Brunete, en la que capturó el triunfo republicano y le generó un gran prestigio internacional. Sin embargo, Taro no llegaría a ver el fin del conflicto español, ya que falleció el 26 de julio de 1937, seis días antes de cumplir 27 años, en un accidente tras caerse de un auto durante un bombardeo.
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