El prefijo “pos” está de moda. Que la poscuarentena, más aún, que la pospandemia. También los posmodernos pero sobre todo la era posTrump. Rodeados, estamos rodeados por lo pos. Sin embargo, también está el posdrama, que no tiene que ver con la apertura de los teatros de la calle Corrientes y que sí responde a una manera vanguardista de entender la dramaturgia, y que nació allá hacia fines del siglo XX, cuando el alemán Hans Lehmann publicó su libro El teatro posdramático y las tablas adquirieron nuevo orden conceptual, a la vez que objetivos nuevos. En realidad, Lehmann constataba la existencia de un teatro en el que el texto ya no tenía la centralidad de antaño y que se tornaba novedoso por la conjugación con otras artes, como las audiovisuales, la danza, la performance y más.
El libro de Lehmann era una biblia para los teatristas en aquel momento y la actriz y dramaturga Maruja Bustamente decidió escarbar en qué queda, cómo se modifica y en la existencia del posdrama en la Argentina. Para eso convocó a Vivi Tellas, Rafael Spregelburd, Beatriz Trastoy, Alejandro Tantanian y Mariana Obersztern que brindan en noviembre conferencias sobre el fenómeno teatral.
Infobae Cultura conversó con el dramaturgo y ex director del Teatro Cervantes Alejandro Tantanián y con la animadora de la escena y creadora Vivi Tellas, cuya dramaturgia del biodrama trascendió la fronteras, sobre el posdrama.
–Se trata del intento de pensar un poco las pláticas teatrales que, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando el texto, empieza a no ser el centro de la escena –dice Tantanián–. Hans Lehmann es este teórico alemán que acuña este término y escribe un texto que fue hiper fundante sobre todo en Europa central. Yo recuerdo que estaba todo el mundo con ese libro bajo el brazo como una biblia, el libro se llama El teatro posdramático, que estudia y a metodologiza las prácticas de creadores que no ponen al texto en el centro y aun así siguen siendo espectáculos muy poderosos. No es que esto no existiera antes, pero la aparición de algunos autores empieza como a degradar un poco el concepto de drama, drama entendido como relaciones interpersonales, como acción y no como situación.
–¿Se podrìa comparar con el distanciamiento brechtiano?
–En realidad el distanciamiento brechtiano era una suerte de distancia en el trabajo del actor en el sentido de poder tener un sentido crítico a la hora de el personaje. En algún punto Brecht pertenece a un inicio seminal de lo que va terminar siendo el posdrama. También Pasolini es un autor por ahí no demasiado estudiado en dramaturgia, pero sus obras son centrales para entender el siglo XX en términos de construcción teatral. Pasolini empieza a pensar en cosas como el teatro de la palabra, o en un teatro más bien sectario que esté destinado a una elite cultural que pueda reiniciar el teatro y empezar a pensar todo de cero. Brecht plantea una distancia en la representación, intenta cortar un poco el sentido mimético y empieza a haber una distancia y una zona catártica con el espectador.
– Entonces el posdrama también apunta a la confrontación con el teatro burgués y nombra a Pasolini como un antecedente.
– Él tuvo una enfermedad, que ahora no recuerdo cuál fue, por la que estuvo en cama casi tres meses. En esos tres meses de convalecencia escribió seis obras, quizás la más conocida es Calderón, que es una suerte de reversión de La vida es sueño de Calderón de la Barca, pero escribió seis piezas de teatro y un manifiesto, que se llama Manifiesto para el Nuevo Teatro, que son textos para mi esenciales a la hora de estudiar la dramaturgia del siglo 20, o sea, son tan revulsivos los textos y tan revolucionario el manifiesto en términos de poner en peligro los cimientos del teatro que se había hecho hasta ese momento, que casi se han dejado de lado. Pasolini es más conocido como cineasta porque es un medio mucho más masivo, pero la estructura teatral para su producción dramatúrgica es muy poderosa, y el problema que tiene su teatro es que es muy difícil de hacer. Es un teatro, como él lo llama, un teatro de la palabra, es un teatro muy complejo, un teatro que no podría ser consumido digamos por una gran mayoría de personas, de hecho ahí trabaja con esta idea de elite, es un teatro claramente de elite. Son polémicas las reflexiones, pero son muy interesantes para pensar la práctica.
– Es interesante porque Marx planteaba una elite intelectual burguesa que se acercara a la clase obrera para llevar la teoría revolucionaria. Suena parecido, ¿no?
–Sí, es materialismo puro. Pasolini hizo un teatro profundamente marxista en términos procedimentales también.
Vivi Tellas es, además de una profusa y original creadora, y una dramaturga reconocida en todo el mundo, profesora en Artes Dramáticas de la Maestría en la Universidad Nacional de las Artes, donde brinda sus conocimientos de varias décadas en la disciplina. También conversó con Infobae Cultura.
–Aquello que proponía Lehmann sobre sacar el texto del centro plantea usar otros tipos de dispositivos y de formas dramáticas, ¿no?
–Creo que el concepto posdrama tiene que ver con cómo darle un marco a todas las expresiones que parten desde los sesenta, toda la performance, el happening, o sea todo lo escénico que no tiene un punto de partida en el texto, en lo literario. Creo que es una idea de cómo de empezar a mirar lo escénico desvinculado de lo literario. Hay una especie de fractura ahí, un movimiento que se fue desarrollando entonces y se miró más el espacio a partir de los intérpretes, la acción, otros elementos del teatro que no son el punto de partida más clásico del teatro, que es un texto. El libro salió en 1999, fin de década, de siglo, de todo. Algunos críticos le dan un marco a lo que va pasando y la idea posdramatica reúne esas experiencias.
–¿Cómo se tomó ese concepto acá?
– Parece que es la época que marca casi toda la escena porteña. Todos los directores, colegas, desde Ricardo Bartís que sería el más tradicional para mi gusto, empieza con la improvisación, y a partir de ahí empieza a escribir su texto. Todos los directores, actores o grupos empiezan desde la escena, desde el espacio, desde la improvisación, y después empiezan a escribir. Me parece que están en ese trabajo recontemporáneo del posdramático. Escriben a partir de qué, de trabajos escénicos, de trabajos con los intérpretes, no se quién no es posdramático, directores más clásicos como Szuchmacher trabajan a partir de textos pero que también hacen una lectura particular. Hay artistas más mezclados con las artes visuales, con las performances, la instalación dramática o existe la conferencia performática, distintas formas de lo escénico que no usan como centro el texto. No creo que Lehmann haya inventado nada, pero es una mirada sobre lo que está pasando y eso es lo que hacen los críticos culturales, que es interesante que un crítico cultural mire lo que está pasando con los creadores y le dé un marco o relacione distintos trabajos o distintas formas y las organice, las haga ver, como ponerle una luz sobre lo que ya está pasando.
Así el prefijo “pos” cobra un sentido abarcativo en cuanto a las obras de teatro. Lo posdramático, que es eso que hoy está pasando, se pone a discusión.
*Lunes de noviembre a las 20 horas por Zoom. Inscripción click aquí
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