Un día como hoy, pero de 1908 nacía en Mar del Plata Juan Carlos Castagnino, pintor, muralista y arquitecto (profesión que no ejerció), quien desarrolló una obra figurativa con una fuerte relación a los temas sociales, sobre todo de temática bucólica y rural, como sucede en La mujer del páramo.
El artista se formó entre las aulas de la Escuela Superior de Bellas Artes y los talleres de Ramón Gómez Cornet y Lino Enea Spilimbergo, a quien consideraba su maestro, como también -entre 1939 y 1948- recorriendo los grandes museos de Italia, España y Francia, donde además fue alumno de André Lothe
En 1933, integró junto a Spilimbergo y Antonio Berni el equipo del mexicano David Alfaro Siqueiros que llevó adelante Ejercicio plástico, el icónico mural en el sótano de la quinta en Don Torcuato de Natalio Botana, director del diario Crítica, y que hoy se encuentra en el Museo Casa Rosada, de Buenos Aires. “Era la oportunidad extraordinaria de seguir, escuchar y vivir las experiencias y opiniones de realizadores como Siqueiros, Spilimbergo y Berni que constituían el equipo ejecutor”, dijo en una entrevista.
Luego, otra vez con Berni y Spilimbergo, a los que se sumaron Demetrio Urruchúa y el español Manuel Colmeiro, crearon el Taller de arte mural que llevó a cabo los murales de las Galerías Pacífico de Buenos Aires en 1946. En el Manifiesto que firmaron en septiembre de 1944 expresaron el deseo de lograr el “resurgimiento” del muralismo. El grupo fue convocado a partir de las obras de remodelación del antiguo edificio de la sede de Au Bon Marché de París en Buenos Aires, que fue también sede del Museo Nacional de Bellas Artes, la Academia Nacional de Bellas Artes y la administración de la empresa Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, de donde tomó su nombre, y que hoy es un centro comercial.
En 1944, realiza su primera muestra individual, en la galería Sagitario de Buenos Aires y también produce La mujer del páramo, por la que obtuvo el segundo premio en el Salón Nacional de Bellas Artes. La obra fue donada en 1988 por su hijo al Museo Nacional de Bellas Artes.
Castagnino, militante comunista en los ’20, consideraba al artista como un intérprete necesario que revelaba aspectos desconocidos de la vida contemporánea. Esta obra en especial muestra a una trabajadora del campo en medio de la faena en un terreno árido, difícil, que se representa tanto en la paleta ocre, como en la falta de verde. Para generar aún más contraste, el artista coloca unas florcitas rojas en la pollera.
En la obra -que transcurre donde la llanura se encuentra con las serranías- también aparecen otras mujeres en el fondo, un perro escuálido y un cráneo vacuno a los pies de la protagonista, que parece desplegar una sonrisa giocondística y mira al espectador, no con tristeza, no con dolor ni sufrimiento, sino con un gesto un cierto orgullo.
Quizá la obra más conocida de Castagnino se encuentra en muchas bibliotecas: sus ilustraciones para la edición del poema gauchesco Martín Fierro de José Hernández que realizó para EUDEBA. Entre los premios que recibió se destacan el Gran Premio de Honor Salón Nacional (1961), la Medalla de Honor en Pintura de la Feria Internacional de Bruselas (1958) y el Premio Especial de Dibujo II Bienal de México (1962).
Falleció en Capital Federal el 21 de abril de 1972.
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