Enríquez, Nettel y Costamagna: tres escritoras que indagan en un mundo retorcido

En el marco del festival Puerto de Ideas, realizado en Valparaíso, Chile, las escritoras latinoamericanas dialogaron sobre los escenario creativos y cómo se relacionan con la historia personal y social

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¿De qué se trata la literatura y la creación para tres escritoras latinoamericanas? Puerto de Ideas, el evento que se realiza en Valparaíso todos los años desde hace una década y que reune un festival de literatura, ciencia y política internacional acondicionado para el gran público, juntó a la chilena Alejandra Costamagna, la argentina Mariana Enriquez y la mexicana Guadalupe Nettel en una mesa que explorṕ los tópicos de la pregunta.

Costamagna en 2008 obtuvo el Premio Anna Seghers a la mejor autora latinoamericana del año. Reconocida por sus novelas y cuentos, entre sus publicaciones más destacadas se encuentran En voz baja (Opus Uno, 1996), Cansado ya del sol (Planeta, 2002) y Dile que no estoy (Planeta, 2007). Su última novela, El sistema del tacto (Anagrama, 2018), fue finalista del Premio Herralde.

Nettel publicó las novelas El huésped (2006), El cuerpo en que nací (2011), Después del invierno (2014), con la que obtuvo en Premio Herralde, y La hija única (2020), todas editados por Anagrama; además de los libros de cuentos Pétalos y otras historias incómodas (Anagrama, 2008) y El matrimonio de los peces rojos (Páginas de Espuma, 2013), entre otros. Actualmente dirige la Revista de la Universidad de México, de la U. Autónoma de México. Traducida a más de 17 idiomas, fue seleccionada entre los mejores autores jóvenes latinoamericanos del grupo Bogotá 39 en 2007 y ha obtenido reconocimientos como el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero (España, 2013) y el Premio Anna Seghers (Alemania, 2009).

La escritora argentina Mariana Enriquez.
La escritora argentina Mariana Enriquez. EFE/Marta Perez/Archivo

Enríiuez publicó novelas, relatos de viajes, perfiles y colecciones de cuentos, entre estos últimos Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016), publicado en veinte países y galardonado con el Premio Ciudad de Barcelona. Con la novela Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019) obtuvo el Premio Herralde, el Premio Celsius y el Premio de la Crítica, todos en España. Su última publicación es una recopilación de textos periodísticos editada por Leila Guerriero bajo el título El otro lado. Retratos, fetichismos, confesiones (UDP, 2020). Sus relatos han aparecido en medios como The New Yorker, Granta, Literary Hub y Electric Literature.

Con la coordinación de la periodista Alejandra Delgado, las escritoras dialogaron en una de las jornadas del festival, que se extiende hasta el 9 de noviembre y que se puede visitar virtualmente en puertodeideas.cl

Delgado: -¿Consideran que cierta sordidez o lo torcido las une en su literatura?

Costamagna: -En términos muy generales, lo grotesco, lo torcido, lo sórdido me identifico más con lo torcido, con una normalidad trizada, qué hay detrás de lo normal, desde la maternidad a los migrantes. El arraigo o el desarraigo, la pertenencia o no. Pero también en el campo de lo escrito, en el que los materiales están desarraigados, términos que plantean qué es una novela. Pensando en Mariana y Guadalupe, veo en Mariana los universos más delirantes, es quien más se aleja de la normalidad y Guadalupe trabaja lo torcido en el cuerpo.

Enriquez: -Creo que mis novelas son retorcidas, más que torcidas. El género del terror y lo fantastico se pueden desnormativizar integrando elementos del realismo. Desde que empecé a trabajar género lo hago con cuerpos rotos, cuerpos con su geografía, cuerpos enfermos, sexualidades desnormativizadas.Va a llegar el momento en el que lee va a llegar un lugar donde no hay nada seguro. Me siento en común con posiciones políticas, en ser autoras latinoamericanas, pero no estoy ansiosa porque hagamos cosas parecidas. Son escrituras muy diferentes y eso es lo interesante.

Nettel: -Creo que hay un diálogo que se puede establecer en lo que escriben, que lanzan una idea que yo puedo tomar. Puedo meterme en ambos universos y lo disfruto. Creo que hay puntos donde nos encontramos como la atracción sobre mentes perversas. Hay una parte de mí que tiene fascinación por esos escenarios de Mariana, por esos cuerpos fuera de ese concepto de la normalidad, que ahora se acepta mucho más en 2020. Me encuentro muy cómoda en estos universos que comparto con estas escritoras.

Guadalupe Nettel
Guadalupe Nettel

Delgado: -¿Cuáles son los mecanismos mediante los que la realidad se vuelve ficción?

Costamagna: -Pienso que es imposible no partir de la realidad. No existe la invención total, trabajamos fragmentos de la realidad. Lucrecia Martel decía que en el cine la gente muere con salsa de tomate y en la realidad con sangre de verdad. Al ponerle palabras a aquello que no tiene forma de nombrar estamos haciendo literatura. Cuando pensamos en la historia y elegimos un fragmento hacemos literatura.

Enriquez: -Casi todo lo que escribo parte de la experiencia de lo real y de los documentos, me interesa mucho la historia y la política. Cuando escribí un perfil de Silvina Ocampo no conocía a los ricos de esa magnitud, dueños de la mitad de la pampa que a la vez son los dueños en diferentes países de latinoamérica. Y eso luego fue ficción en el género. En mis textos hay autobiografía como herramienta. Me parece que la literatura de imaginación tendría una construcción de esa naturaleza, cuando toda literatura es construcción.

Nettel: -Creo que toda literatura es construcción y toda literatura es ficción. La realidad es un prisma con infinitas caras del que tomas una parte, tomas decisiones que la vuelven ficción. ¿Qué es lo real? Ninguna de las que estamos aquí tenemos conflicto con saber si estamos respetando la realidad. Cuando leo a Mariana o Alejandra no busco qué parte es autobiográfica, sino que acepto de entrada el pacto de lectura.

Alejandra Costamagna (Wikipedia)
Alejandra Costamagna (Wikipedia)

Delgado: -¿Qué pasa con la figura del hijo?

Enriquez: -Una de las cosas de mi novela tiene que ver con la herencia y la filiación. Uno de los dos grandes orígenes es la ausencia de maternidad, no tengo hijos, nunca quise tenerlos. Otra clave es política. Yo me crié en la dictadura. Los militares secuestraban a los hijos de los detenidos que mataban. Cambiarle la historia de una persona y de un país es una acción perversa. Muchos de esos hijos cuando recuperaban su identidad y se reencontraban con sus familias lo hacían cuando ellos eran padres. Es decir, lo sucedido no interfería con su propia historia como padres.

Nettel: -En Intimidad dice Hanif Kureishi dice que venimos con una parte ya realizada. Eso explica que muchas novelas tengan como objeto la búsqueda de la identidad.

Costamagna: -El tema de los hijos es que cargamos con la cicatriz pero no con la herida. Qué hacemos con eso, eso he trabajado en mis novelas.

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