Cuando el mundo quedó “en pausa”: una emotiva muestra fotográfica sobre la pandemia

A través de 24 artistas de cinco continentes, la exhibición online presenta 240 piezas, entre imágenes y videos, para explorar desde miradas diversas las emociones experimentadas durante el aislamiento

Julia Fullerton-Baden

La muestra fotográfica internacional En pausa (On hold), que el Museo de La Cárcova, de Buenos Aires, ofrece online hasta el 31 de marzo, presenta 240 fotografías y videos de 24 artistas de cinco continentes que exploran desde miradas diversas las emociones experimentadas en situación de aislamiento por retratistas y retratados.

La selección de trabajos de fotógrafos consagrados y emergentes de Europa, Oceanía, Asia, África, América está curada por las argentinas Elda Harrington y Silvia Mangialardi, quienes se encargaron de articular las experiencias y nuevas prácticas sociales producidas durante la vida en pandemia. Cada trabajo incluye un breve texto curatorial que ancla en palabras y sitúa la trayectoria del artista.

En este diálogo, Harrington contó que en agosto fue convocada para curar la muestra junto a Mangialardi y rescata el uso de las comunicaciones digitales como la única manera para concretar la curaduría durante el aislamiento.

Gabriele Galimberti

Las curadoras comenzaron a preguntarse qué aporte se podía realizar al registro de la pandemia, algo que no estuviera tan visto en los medios, “como los médicos, la cantidad de enfermos”. Así, escogieron “pensar en la vida cotidiana, en cómo cada uno se refugió en su arte para poder afrontar este momento tan difícil”, explica Harrington.

“Empezamos a mirar un montón de fotógrafos. Nos comunicamos con revisores, colegas con los que hemos trabajado en todos estos años internacionalmente”, cuenta Mangialardi sobre la primera etapa de investigación, que incluyó el envío de 50 correos a colegas que les hicieron llegar sugerencias.

“Estuvimos trabajando desde agosto hasta octubre, tratando de mostrar todos los ángulos de la vida cotidiana en cada uno de los espacios y convocando a artistas de los cinco continentes para ver, y descubrimos que no somos tan diferentes. Estamos todos con el mismo problema, de una manera o de otra”, afirma Harrington, exdirectora del Festival de la Luz.

Lisa Sorgini

Los artistas seleccionados fueron Lalo de Almeida (Brasil), Augusto Brázio (Portugal), Luca Bonacini (Italia), Cristina Esperanza (España), Julia Fullerton-Baden (Alemania-RU), Gabriele Galimberti (Italia); los argentinos Carolina Franco, Andrea Guedella, María de la Paz Gutiérrez, Eleonora Ronconi, César Ruiz; los coreanos Yonggeun Jang, Jun Michael Park y Shin Woong-jae; los estadounidenses Michelle Luke y Duane Michals; Simon Norfolk (Nigeria-RU); Geandy Pavón y Alfredo Sarabia de Cuba; Mohammad Shahnewaz Khan (Bangladesh), Lisa Sorgini (Australia), Viktoria Sorochinski (Ucrania-Canadá, que vive en Berlín), Gaia Squarci (Italia-Estados Unidos) y la rusa Svetlana Tarasova.

Entre las fotos se destacan dos videos: “Nos pareció que había que tratar esos temas, el humor, la ironía, y el de la violencia doméstica. Esto fue algo muy marcado -nosotros lo sabemos bien- por la cantidad de femicidios que hubo. Nos pareció que tenía que estar”, explica Harrington.

“Fuimos encontrando autores que de una manera u otra nos fueron emocionando. Por ejemplo, cómo se cerraron los caminos, las fronteras, algo que continúa. Por ejemplo en la serie de Augusto Brázio, Cerrado, en la que muestra la frontera entre España y Portugal, que en su momento previo a la pandemia parecía no existir”, dice Magliardi.

Carolina Franco

“Los fotógrafos habían trabajado sobre emociones propias, pero también ajenas”, con temas como la claustrofobia, soledad, miedo, agobio, aburrimiento, nostalgia, violencia -enumera-. A todos nos atravesaron sensaciones muy fuertes y cuando el mundo entró en pausa, la vida entró en pausa. El arte nos permite procesar lo que nos duele. Nos permite expresarnos, compartir y sobre todo empatizar con otros. El arte se cuela donde otros lenguajes no pueden, porque transmite una emoción que es necesaria para que las ideas tomen cuerpo", analiza la curadora.

Lo social y las contradicciones se filtran en algunas propuestas. Tal es el trabajo de Gabriele Galimberti, que con su mirada documental muestra la ciudad vacía mientras permanecen iluminados solamente los comercios de barrio que revivieron en Italia en este tiempo, ante el avasallamiento de las grandes cadenas, como una suerte de revancha.

La obra de Lalo de Almeida pone el foco en las personas en situación de calle y los barrios vulnerables en San Pablo (Brasil) donde los efectos de la pandemia en el aumento de la pobreza extrema y la pandemia “tiene un potencial devastador”. Una de sus imágenes muestra la bajada de un puente con un un mural que representa a Donald Trump y a Jair Bolsonaro como su marioneta, mientras a sus pies yacen cuerpos de personas dormidas.

César Ruiz

En Las vendedoras de la Quebrada, César Ruiz señala que “hasta en los pequeños pueblos se sufrió la pandemia” y Geandy Pavón imagina vidas posibles en Cuarentena: 40 días y 40 noches desde lo más íntimo. Otro tema es el amor ¿qué pasa con las parejas que quedaron separadas por la pandemia? Sobre eso versan las imágenes de Michelle Luke. Y como contraparte “Viviendo en una jaula”, del fotoperiodista de Bangladesh Mohammed Shahnewaz Khan, donde “se captura una cotidianeidad recluida en familia”, en blanco y negro.

Viktoria Sorochinski autorretrata sus estados de ánimo en Dentro, fuera, con imágenes tomadas en una misma pequeña habitación iluminada por una sola ventana, y en las representaciones alegóricas explora su relación con la naturaleza.

Para Andrea Guedella, “trabajar durante la pandemia es todo un desafío para todos los artistas, una manera de sentirme viva y de intentar sobrevivir a esto. Esta muestra es una manera de cortar esa distancia social que debemos cumplir, sentirnos un poco más libres dentro de lo que es el arte, porque considero que tenemos que crear para poder creer”.

Simon Norfolk

Para Simon Norfolk, Londres vacía -aunque magnífica- “parece que una bomba neutrónica le cayó encima. Nunca imaginé que el Apocalipsis sería tan silencioso que podría escucharse en Piccadilly el canto de un mirlo”, en referencia a la canción Blackbird, de los Beatles.

Nueva York, en Grave Silencio de Shin Woong-jae, muestra el brote de la pandemia en una ciudad asustada, desesperada y con un atisbo de esperanza y solidaridad", según el autor. Mientras que Fullerton Batten en “Mirando hacia afuera desde adentro”, documenta la nueva cotidianeidad de de las personas auto-aisladas en sus casas, al igual que Lisa Sorgini en “Detrás de los cristales”.

Shin Woong-jae

Jun Michael Park, con Korea Pandemic, describe: “a pesar de la pandemia, el número de casos en Corea del Sur ha estado bajo control, aunque precariamente. El número de muertos se ha mantenido por debajo de 400 y la vida continuó con una aparente normalidad. (...) Es un esfuerzo colectivo con un liderazgo transparente y ciudadanos que sacrificaron su libertad y modo de vida por el bien común”.

Viviendo con el abusador de Gaia Squarci, una imagen en negro y la “grabación telefónica de una conversación con Natalia”, pone la atención en la violencia doméstica.

Svetlana Terasova

Y en esa diversidad temática, Svetlana Tarasova en “La magia interior” desenvuelve lo onírico. Ante el interrogante de “qué nos traerá el futuro?” la artista responde: “no puedo cambiar la situación política, pero si confiamos en la magia interior, podremos ayudar al planeta a sanar”.

La muestra cierra con un video del artista Michaels que con sus 88 años dirigió, actuó y produjo Viviendo el corona. Afirma que al mirar sus fotografías se miran sus pensamientos y que “la palabra clave es expresión”.

Fuente: Télam

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