Mafalda es eterna. Lo supimos con la muerte de Quino, tres semanas atrás, cuando las redes sociales se inundaron con las viñetas críticas e inteligentes del gran dibujante argentino. Sus libros se publican desde 1970 en Ediciones De la Flor. Para entonces, Mafalda tenía seis años y llegó a la editorial como la gran novedad. Ese año, 1970, se venden 200 mil ejemplares. Son números de otra era, lejísimos de los actuales. Sin embargo, con una industria editorial devastada por la crisis económica que encima sufre la pandemia, la obra de Quino volvió a estar en boca de todos. “Su muerte pone una fecha fija y la gente reacciona toda al mismo tiempo”, le dice Kuki Miler a Infobae Cultura.
Miler es directora y fundadora de Ediciones De la Flor. Conoce muy bien la obra de Quino pero también el furor que causa entre los lectores. “Siempre que se muere un autor conocido, los libros suelen aumentar las ventas, pero no de esta manera. Hay una devoción por Quino en querer tener algo de inmediato. Es una situación inédita. Esto no ocurría hace añares”, dice y cuenta que “la demanda fue tan inesperada que hay títulos que se acabaron al día siguiente de la muerte de Quino”. Esa misma tarde en que se conoció la triste noticia había una cola en la puerta de la editorial. “No eran lectores sino libreros y distribuidores que venían corriendo a buscar sus pedidos”.
“Para que se regularice la situación de los ejemplares van a pasar por lo menos veinte días más, porque siguen llegando pedidos, no sólo del exterior, sino de ampliaciones de lo que teníamos pendiente. Y quiero aclarar algo: no es que no teníamos stock o que estaban agotadas, sino que dada la situación del sector editorial que venia en caída libre desde hacía tres años y más la pandemia... el stock que teníamos estaba relacionado con lo que íbamos a vender en estos meses. Ahora se están haciendo ediciones mayores. Con esto volvimos a una situación excepcional que recuerda a momentos anteriores a la crisis”, agrega.
Pero también hay un lado B: la contracara de este boom de ventas es el aumento de la piratería. “Con esta situación se ha ampliado. Hay ingenuos y gente que aprovecha la situación”, dice Miler y agrega que, si bien los que suben el material pirateado lo hacen para que se descargue de forma gratuita, el problema es “no tener en cuenta el derecho de autor. Por respeto a la persona que admiran deberían tomar precapucaciones para no subir lo que no se debe”. La abogada de la editorial está encargándose de todo pero el trabajo aumento porque cada vez son más las personas que deciden difundir la obra de Quino de forma ilegal.
Además, están las historietas falseadas que circulan por las redes sociales. Una escena donde Mafalda dice algo o apoya alguna causa que está muy lejos de Quino. Contra eso es más difícil: “No se puede ir detrás de cada persona. Pero eso pone en evidencia la penetración del personaje y el cariño que la gente le tiene, pero desconocen que no pueden utilizarlo para poner cualquier cosa. Siempre hay cierta inteligencia, aunque a veces dicen cosas terribles, pero nunca van a igualar la genialidad del autor. Lo más molesto es la falta de coherencia con lo que son esos personajes. Y eso se va a seguir ampliando, no se puede hacer nada. Pero sí con un libro entero”, concluye Miler.
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