José Emilio Burucúa, dos familias y la historia de un siglo a sus espaldas

El autor e historiador del arte reflexionó sobre la publicación completa de “Enciclopedia B-S”, la obra en la que recorre la vida de sus ancestros, emigrantes catalanes y vascos, y a su vez se sumerge en grandes eventos de la del siglo XX, con el trasfondo político de la Europa del nazismo y el comunismo

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 “Enciclopedia B-S” (Periférica), de
“Enciclopedia B-S” (Periférica), de José Emilio Burucúa

Enciclopedia B-S, de José Emilio Burucúa, reconstruye con una originalidad absoluta la confluencia en Buenos Aires de una familia con raíces catalanas y otra vasca recorriendo la historia de todo el siglo XX y, a la vez, retoma el trasfondo político de la Europa del nazismo y el comunismo y el de la Argentina, en especial “el trauma de la desaparición sin cuerpo de ese muchacho” Luis Martín B, hermano del autor, secuestrado a los 22 años por la dictadura militar.

Burucúa, quien nació en Buenos Aires en 1943 y es autor de varios libros entre ellos Cartas Berlinesas (Adriana Hidalgo) y Excesos lectores, ascetismos iconográficos (Ampersand), resalta que al ser la Argentina seguramente el último destino de su suegro Raúl S, debía dejar el recuerdo de sus sufrimientos y aventuras, en la Europa terrible de los años 30 y 40.

“Siendo judío, el fascismo y el nazismo significaron una tragedia para él, varias veces repetida en esa época aciaga, en la Rumania estalinista de la que huyó, en el Israel recién nacido y, por último, en la Francia gris de los 50”, señala.

Más tarde el “autor” escribió la segunda parte de la Enciclopedia B-S la cual ahora se publica completa, pues agregó las biografías de la familia argentina de José Emilio, “uno de cuyos vástagos se unió a una hija de Raúl y, de tal suerte, se completó el árbol genealógico”, sostiene el doctor en filosofía y letras e historiador del arte e historia de la ciencia, ganador de numerosos premios, entre ellos tres Konex de Platino y el Konex de Brillante en el 2016.

José Emilio Burucúa
José Emilio Burucúa

- ¿Cómo surge el proyecto de escribir esta historia familiar a partir de las memorias originales de Raúl S?

- Raúl dejó sus memorias en herencia al autor del libro. Las escribió pacientemente en castellano, a pesar de que su lengua materna era el rumano y la lengua aprendida en la escuela había sido el alemán. Pero, claro, con la facilidad para hablar idiomas que tienen las gentes de esos pueblos de Europa central, llegó a la Argentina sin saber una palabra de castellano y, a los cuatro meses, ya se expresaba con largueza y corrección. Al cabo de un año lo escribía como un bachiller, con estilo, con un gracejo particular que aprendió en el Manual de María Moliner.

- ¿Se dio cuenta inmediatamente de que esos escritos eran un material muy valioso?

- Como historiador, el autor se dijo que el mandato había de ser cumplido y que tenía una oportunidad de oro, que sus colegas envidiarían sanamente. Claro que, tal cual fue recibido aquel texto, era difícil publicarlo y nuestro autor se puso a transformarlo para hacerlo atractivo a los lectores sudamericanos. Cayó en la cuenta de que la trama narrada por Raúl era tan compleja y eran tantos los personajes de quienes había historias para contar, que alumbró por suerte la idea de componer un diccionario enciclopédico de todos los protagonistas de la familia.

- Hay un rótulo significativo en el marco del libro “Experimento de historiografía satírica” ¿Hay una parodia a alguna forma en particular?

- Esta obra pretende ser un libro de historia. Recuerdo que, una vez, Ricardo Piglia detectó en las formas nuevas del relato histórico (“nuevas” a partir de la cuarta generación de la Escuela de los “Annales”, sin duda) modelos posibles para la revitalización y el renacimiento del cuento y la novela. De hecho, el propio Piglia nos dio un ejemplo magistral de eso en las últimas sesenta páginas de Respiración Artificial, una suerte de apoteosis del paradigma indicial y de la “serendipity”. De manera que los vasos comunicantes entre historiografía y géneros literarios tienen, en nuestros días, una circulación intensa, comparable a la que existió en el mundo antiguo con los ejemplos de Heródoto, Polibio, Tito Livio, Suetonio y, sobre todo, los autores de la “Historia Augusta”.

El autor ha querido invertir el camino que Piglia describió y dotar a su narración del ritmo de un género dramático y otro poético que son, ambos, los prototipos del polimorfismo formal y temático: el drama satírico y la sátira lírica propiamente dicha. Por ello, el lema principal de la Enciclopedia B-S es una definición que Juvenal hizo de la sátira, “todo cuanto experimentan los seres humanos, promesa, miedo, temor, ira, deseo, alegrías, discurso, eso es el fárrago de nuestro libro”. Y el autor hizo explícito ese desideratum en el subtítulo del Experimento. Porque, según apreciará el lector, ni en los tiempos más gozosos que vivieron los personajes dejó de aletear el cuervo que Apolo convirtió en ave negra y mensajero fúnebre, ni en los tiempos más desgraciados interrumpió su vuelo el “pájaro” pequeño de la esperanza al que cantó Emily Dickinson.

José Emilio Burucúa (Télam/CBRI)
José Emilio Burucúa (Télam/CBRI)

-¿Cómo funcionan la estetización literaria de la historia familiar en la “Enciclopedia B-S”?

- La estetización funciona merced a ese crisol de géneros y estilos. Los históricos, en primer lugar: crónica, transcripción documental, exploración de las razones posibles de lo acontecido, hermenéutica de los significados de las acciones. Los literarios, luego: apólogos, “facezie”, cuentos de sueños y moralejas, invenciones de procesos mentales. Los científicos, en tercer término: excursos acerca de enfermedades e investigaciones anatomo-patológicas, un ensayo incompleto de cosmología, patentes de inventos. Más alguna que otra disquisición de filosofía vulgar, a la Mal Lara, o de antropología macarrónica, a la Folengo. No queda claro, por supuesto, si la identificación del personaje enciclopédico de Gastón B-B1 con el autor verdadero de la mayor parte de la Enciclopedia está fundada en la realidad, es hipotética o aún imaginaria.

-¿Con la reconstrucción de una historia familiar se termina de conformar una identidad individual?

- Heródoto narró que Solón, considerado el más sabio de los ciudadanos de Atenas, visitó durante su ostracismo la corte del rey Creso en Sardes. El monarca de Lidia esperaba que, tras haberle mostrado todos sus tesoros, Solón dijera que Creso era el más feliz de los mortales. No fue así, sin embargo. Porque, a la pregunta del rey, el ateniense contestó que habían sido cuatro personas casi ignotas (al menos para Creso) cuyas muertes habían sido plácidas y plenos fueron los reconocimientos recibidos. Creso se indignó y expulsó a Solón de su reino, no sin que el sabio dijese, antes de partir, que de un ser humano sólo podría predicarse la felicidad al conocerse el arco completo de su vida, incluidas las circunstancias de la muerte. Tal no era el caso del soberano de Lidia cuya derrota posterior a manos de Ciro el Persa, episodio que convirtió la existencia de Creso en una transición sombría hacia el fin, probaría la validez del juicio de Solón. Y bien, salvo una de las biografías, una sola, se trata de vidas concluidas, a las que podemos legítimamente adjudicar felicidad o tristeza. Es muy probable que la identificación del único hijo sobreviviente de los B-B1 con el autor del libro también nos señale que se trata de un texto destinado a cerrar una vida, que el autor quiere despedirse y dejarnos la incógnita sin respuesta de cómo fue su paso por el mundo, si predominantemente alegre o más bien triste. In tristitia hilaris, in hilaritate tristis (“Alegre en medio de la tristeza, triste en medio de la alegría”). Tal sería la conclusión.

Fuente: Télam

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