Y Louise Glück fue el nombre. La poeta estadounidense se quedó con el premio Nobel de Literatura en un año muy particular. El presidente del comité del premio Nobel, Anders Olsson, elogió su voz “sincera e intransigente” que está “llena de humor e ingenio mordaz”.
Comparada con Emily Dickinson por su “severidad y falta de voluntad para aceptar principios simples de fe”, desde la academia sueca también resaltaron que en su obra “el lector vuelve a sorprenderse por la presencia de la voz": “Escribe poesía narrativa onírica que recuerda memorias y viajes, solo para dudar y hacer una pausa en busca de nuevas ideas. El mundo está desanimado, solo para volverse mágicamente presente una vez más”.
Más allá de lo que piense la Academia, Infobae Cultura contacto a una serie de autores y editores para tener un acercamiento más profundo a la autora.
Para la escritora Mariana Enriquez, reciente ganadora del Premio de la Crítica literaria española por su novela Nuestra parte de noche, es “junto a Anne Carson una de las poetas - que conozco- más notables de lengua inglesa”.
“Creo que es un premio sin ‘mensaje’ y sin controversia, es un premio bien literario, un reconocimiento a su enorme talento. De lo que leí, que no es todo, mí libro favorito es Averno. Usa mitos -especificamente el de Perséfone- para hablar de miedos y dolores actuales. Está traducido”.
“Dicho esto: seria lindo que el premio mirara más a literaturas periféricas - asia África América latina- pero me parece indiscutible que es un premio a una gran poeta”, comentó a Infobae Cultura la actual directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes.
En ese sentido, en redes sociales, el autor Jorge Carrión escribió: “Con el Nobel de Literatura a la poeta Louise Glück, nacida en Nueva York, la Academia Sueca vuelve a perder la oportunidad de ser realmente global y postcolonial. De los últimos premiados, cinco escriben en inglés y dos son de los Estados Unidos: tan inexplicable como triste”.
La periodista Leila Guerriero considera que Glück se encuentra entre los autores que le “resultan indispensables de muchas y de muy indefinibles formas”, dijo a ABC, y consultada por Infobae Cultura, sumó: “La empecé a leer por un libro que me sigue gustando más que todos los de ella, aunque todos me parecen fantásticos, que es Ararat. Hace muchos años, ya. Llegué, probablemente, por el editor Manuel Borrás, que me lo regaló”.
“Siento que Louise Glück es de esa gente que nunca sale mal en una foto, que no hay manera de tener una foto mala de ella, como Kate Moss. Me parece que Louise Glück no da un poema malo, no hay un solo poema que uno sienta que está por debajo de los demás. Me gustan mucho los poemas que se sumergen en las relaciones familiares. Me parece que es absolutamente feroz pero con una economía de recursos muy grande, que sabe dar unos golpes tremendos y que además trabaja siempre en una especie de voz mayor. Me parece una poeta invencible; no hay temas chicos para una poeta como ella”, dijo la autora de Los suicidas del fin del mundo.
Para el poeta Santiago Llach, organizador del Mundial de escritura, “Glück es una poeta dura, cruda. La fuerza de su lírica es antilírica; prefiere la compresión verbal. Mezcla confesión autobiográfica con referencias a la mitología clásica y produce esa sensación incómoda que produce la mejor poesía moderna: uno no entiende bien qué es eso que está leyendo”.
“En ese sentido, pertenece al hilo de las poetas americanas que transitan el sufrimiento con extrañeza formal: Emily Dickinson, Anne Sexton, Sylvia Plath. Por sus apropiaciones particulares de la mitología griega, se la puede leer también junto a Anne Carson. En esta época, esas mujeres de los siglos XIX y XX (como acá Alejandra Pizarnik o Susana Thenon) son objeto de relecturas fértiles”, dijo.
La poeta Cecilia Fanti dijo: “Estoy gratamente sorprendida porque no la habíamos visto ni de cerca, no la habíamos visto ni se había barajado su nombre. La Academia acertó de una manera muy genial en premiarla en un año como este. La de Glück es una poesía muy precisa pero no es hermética, es súper accesible, íntima, de las pequeñas cosas, de las materias de este mundo. Esto sin olvidar el diálogo con la literatura clásica y el acercamiento a la cultura. Hay una certeza sobre el tiempo y su paso y las estaciones y la vida y cómo se envejece y cómo se transforma”.
“Hay cosas cíclicas alucinantes que tienen que ver con las hijas que son madres, con las primaveras que son tiernas pero que marcan que el reloj está corriendo. Lamento que en Argentina se consigan sus libros a través de la editorial Pre-Textos, porque son carísimos, inaccesibles. Entonces, no es una poeta muy conocida. Es como cuando le dieron el premio a Alice Munro: hay maestría en su escritura y tiene la capacidad de volver penetrante, único y lujoso lo cotidiano, lo familiar, el mundo de las mujeres que se abren camino. En un momento en que se discute tanto sobre los géneros y sobre qué es válido escribir, es fascinante la capacidad para trabajar los materiales de la escritura, que son infinitos. Anunciaron el premio y pensé en Claudio López Lamadrid. A él le encantaba Louise Glück. Estaría muy contento. Es una poeta que vale muchísimo —¡muchísimo!— la pena leer”, comentó a Infobae Cultura la autora de La chica del milagro y que está al frente de Céspedes Libros.
Roger Robinson, premio T.S.Eliot de poesía 2019, comentó: “La amo. Es una de mis escritoras favoritas. El Iris Salvaje es uno de mis libros favoritos. Creo que es muy buena cocinando a fuego lento el oscuro bajo vientre de la existencia. Esa supervivencia también se trata de emociones complejas y matizadas en lugar del interminable sol de la felicidad.”
Para el poeta y editor chileno Matías Rivas “Louise Glück es una poeta sentimental, directa, lírica. Pertenece a la tradición más antigua, esa que viene desde Safo, en la que se canta al amor y a la naturaleza. Sus poemas exploran los deseos y miedos más inherentes. Glück es capaz de hablar esas zonas de la experiencia donde la sensaciones, los estremecimientos y las angustias se fusionan con su entorno gracias a un lenguaje llano, inspirado y leve”.
La poeta y docente Silvina Giaganti agregó: “Chequeo con mi amiga filósofa y traductora si Glück significa felicidad en alemán. ‘Sí, o suerte; fortuna, digamos’. ¿Estará feliz Louise Glück por el reconocimiento planetario que significa el Premio Nobel de Literatura? Cuando una poeta gana un premio, se suele decir que no era lo esperado. Glück ha ganado ya muchos premios importantes, pero el Nobel es el premio que parece disminuir otros premios, olvidarlos, soslayarlos. Ojalá que el Nobel sirva para que la traduzcan y podamos acceder a traducciones más accesibles y más baratas. De momento, en un gesto narcisista – pero también de derroche – quisiera que el mundo, bah, mis amigas, leyeran el poema El jardín, que forma parte de El iris salvaje, pero que se puede leer desprendido por ahí. Una poeta ganó el Nobel, y la poesía hoy está más cerca”.
Marina Kohon es poeta y traductora de Bahía Blanca y ha realizado versiones de poemas de Glück: “En su poesía de tono delicado y enigmático, aborda distintas temáticas. A veces hay una gran conexión con la mitología, como en los poemas: Géminis, Afrodita, El triunfo de Aquiles, Leyenda, Una fábula Amazonas, Canción de Penélope, Dilema de Telémaco, Tormento de Circe, Perséfone el Vagabundo. También puede ser oscura, como en sus poemas introspectivos. Escribe sobre lo aterrador de las fuerzas que no controlamos: tiempo, muerte, deseos inconscientes, siempre de una manera profunda y bella. Sobre las relaciones familiares, la violencia silenciosa: su peligro. El premio reivindica a la poesía”.
La autora Tamara Tenenbaum sumó: “En mi lectura Glück siempre fue una especie de reverso etéreo de Sharon Olds; las dos son trabajadoras de la pérdida, pero donde Olds ponía sangre, Glück elegía el viento, y así y todo (probablemente gracias a la precisión de sus poemas, al modo en que Glück jamás usa una palabra o un verso para repetir algo que ya se dijo sino siempre para traer algo nuevo) la intensidad no se pierde. Ese es el combo que para mí representa a su obra: aire, justeza, tensión”.
Por su parte, Marina Mariasch sostuvo: “La poesía de Louise Glück, que sin dudas se trenza en la tradición norteamericana, es esa poesía de las-cosas-en-el-mundo, sin ambages, me gusta cuando se derrama y eso que el poema que narra quizás pierde el hilo, se vuelve arbitrario. En esa opacidad, en lo abierto, hay para mí un imán”.
“Glück es también la poeta del dulce amargo. Un premio a la poesía escrita por una mujer, que al primer ‘yo’ se tilda de confesional, es bienvenido, aunque falten en la lista nóbeles autorxs latinoamericanxs. Porque va en contra de la percepción de la poesía como el perro sarnoso de la literatura. La poesía, con su impredecibilidad y su significado esquivo, es más bien un gato sarnoso, sí. Asusta”, comentó la autora de Estamos unidas y El matrimonio, entre otras.
La poeta y ensayista Alicia Genovese sostuvo que “es una poeta exquisita, una poeta lírica, una poeta de la intimidad que establece un diálogo muy especial con el mundo, como si todo aquello que lastima pudiese redimirse en contacto con las cosas del mundo. Muchas veces en su poesía el dolor resplandece, se vuelve otra cosa redimido, tocado por aquello que la rodea, particularmente elementos de la naturaleza: los cambios de luz, las estaciones, una determinada flor”.
“Me alegra enormemente este premio fuera de todas las previsiones como siempre parece estar la poesía aunque cuente con los silenciosos y desconocidos lectores que son multitud”, dijo la autora de Leer poesía: lo leve, lo grave, lo opaco y La línea del desierto.
Por su parte, el escritor chileno Diego Zúñiga dijo: “Hay unos versos de Glück que me parecen hermosos y que creo que encierran, en parte, su poética: ‘Lo que vuelve / del olvido vuelve / para encontrar una voz’. La poesía de Glück es la búsqueda de esa voz. Y en ese tránsito lo que encuentra, generalmente, es un puñado de imágenes que va desplegando en sus poemas hasta agotarlas y descubrir el misterio que se encierra en ellas —en las imágenes, en las experiencias que las envuelven. Creo que los lectores hispanoamericanos hemos tenido suerte de que algunos de sus mejores libros fueron traducidos por poetas muy buenos, como Las siete edades por Mirta Rosenberg, y El iris salvaje, que lo tradujo el poeta peruano Eduardo Chirinos”.
La editora de Gog y Magog, Vanina Colagiovanni, explicó: “Es una poeta que me encanta. Leí los libros de Pretextos, esos que tienen la tapa color crudo. Empecé con Ararat que es el que más me gusta. Tiene una combinación muy extraña, porque son poemas narrativos, por momentos, de una tragedia familiar, donde incluso se habla en términos de novela donde hay un padre ausente y muerto, otra hermana muerta, está también la madre... Entonces hay muchos personajes femeninos que rondan el duelo, que es el tema. Y eso se combina con el mito, con el Monte Ararat y muchas referencias bíblicas y místicas".
“Tiene una materialiadd y una familiaridad que van de la mano del extrañamiento y de ese halo religioso, y por momentos los versos son como sentencias, muy, muy potentes. Hay un poema muy famoso que es con el que arranca: ‘Hace mucho tiempo, fui herida. / Aprendí / a existir, como reacción, / desconectada / del mundo: te diré / qué quería yo ser: / un artilugio capaz de escuchar. / Inerte no: inmóvil. / Un trozo de madera. Una piedra”. Bueno, es casi como un arte poético, esa idea del “artilugio capaz de escuchar’ y que a partir de ahí todo va a entrar en el poema. Y esto está en varios de sus libros”.
“Me parece una poeta que tiene mucha versatilidad por este tono tan fuerte y también por ese manejo muy interesante del tiempo, porque hay poemas que están en distintos tiempos y eso lo maneja de un modo súper ágil: pasa del recuerdo de la infancia, el pasado, al presente casi como si fuera un montaje cinematográfico. Y eso es muy efectivo y muy potente. Y tiene otro verso que es hermoso, que está en toda su poesía, que es: ‘Miramos el mundo una sola vez en la infancia. / El resto es memoria’. Y eso siempre lo pone en juego. Es uno de los puntos más interesantes y más nítidos que se pueden ver en su poesía”.
Finalmente, la escritora, traductora, periodista Flor Codagnone destacó que ”es un día bueno para la poesía": “Más allá del Nobel y de que se sume a Wislawa Szymborska, que una poeta mujer esté en en los titulares, que se inunden de poesía las redes y las bocas de quienes quizás nunca leyeron poesía resulta muy bueno para todas las poetas. Ni hablar de la divulgación. Louise es una poeta exquisita en este sentido: sus versos son de una belleza, al mismo tiempo brillante y austera, pequeña y universal. La suya es una poética del deseo”.
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