Mis 45 años como marchand me dan cierto conocimiento del mercado del arte y de los actores que lo representan. En los primeros días de agosto una serie de renuncias importantes dentro del comité directivo de arteBa precipitó cierta disconformidad contra el manejo de la institución que en los últimos años ha dejado entrever un esquema de favoritismos e intereses mezquinos. Creada en 1991, la fundación ha desarrollado a través de los años la feria más importante de Latinoamérica. Y como toda feria de arte marca la tendencia del mercado. Un mercado que afecta a todos los actores del arte compuesto esencialmente por artistas, galerías y coleccionistas. Este mercado de arte glamoroso y reducido es el fiel reflejo de nuestro país. Un país donde las cúpulas de poder favorecen a los amigos, desplazando a aquellos que no pertenecen a su cofradía o no tienen la misma ideología. Descuidando así, las capacidades de los miembros de una sociedad, sin importar el mérito ni el profesionalismo de los actores que la sustentan.
La renuncia de Amalia Amoedo a la presidencia de la institución causó malestar y desconcierto en muchos de los que participamos en la feria desde que ésta se fundó. Amoedo es una artista y una coleccionista muy querida dentro del ambiente del arte contemporáneo. Como artista visual conoce muy de cerca los avatares de sus pares: una gran cantidad de artistas inmersos en un mercado muy acotado donde la oportunidad de exponer y vender su obra es escasa. Muy pocos logran obtener reconocimiento público y vivir de su trabajo. Por eso pienso que Amoedo podría haber sido la aliada ideal para muchos artistas argentinos que buscan igualdad de oportunidades. Su renuncia desmontó y dejó al descubierto una realidad que tiene que ver con el estatus actual del mercado de arte en la Argentina.
arteBa fue un proyecto que surgió por un grupo apasionado de coleccionistas encabezado por el ingeniero Jacobo Fiterman. Ellos imaginaron un espacio de exposiciones abierto a todas las galerías argentinas para que los artistas tuvieran las mismas condiciones de visibilidad. Fue este motor primigenio: igualdad de condiciones, lo que hoy se ha vuelto inviable. Un ejemplo de ello, fue el de Via Marguta, la galería cordobesa, al comando de Maru Becerra, que no pudo entrar en el año 2008 porque al comité de selección no le gustaba su propuesta expositiva. Una propuesta integrada por Kuitca, Aizemberg, Pettoruti y Raúl Diaz. Otros años también fueron marginadas las reconocidas galerías Palatina y Van riel. En 2017 Palatina presentó una propuesta que fue rechazada aduciendo que su proyecto era demasiado contemporáneo y competía con las galerías de ese sector. Entonces, Quarrato sugirió cambiarlo por un proyecto moderno y se lo denegaron. Otro tanto le sucedió a Van Riel en 2018, el criterio fue simple: no les había gustado la propuesta en la que llevaba obra de De la Vega, Ferrari, Stupia y Elía.
Lo llamativo es que el comité de selección de galerías que en sus inicios estuvo integrado en su mayoría por curadores y tenía una sola galería como representante, actualmente se compone a la inversa: tiene en su mayoría galerías, las participantes, y un solo curador. Para dar ejemplos, en el año 2015, el comité estuvo conformado por 4 personas: Sonia Becce, curadora Independiente, Orly Benzacar, directora de la galería Ruth Benzacar, Eduardo Brandao, director de la galería Vermelho y Henrique Faria, director de la galería homónima con sede en Buenos Aires. Al año siguiente y sucesivos se fue agregando una galería más: Mercedes Casanegra, crítica y curadora independiente, otra vez la galerista Benzacar, otra vez el galerista Brandao, el galerista argentino Ignacio Liprandi y la galerista alemana Sabine Schmidt. Y así sucesivamente los años posteriores. Mi pregunta es: ¿cuál es el rigor selectivo entre pares, quién garantiza que haya imparcialidad a la hora de elegir quién entra o no a la feria?. Es así como su fundador, Fiterman, quien fue consultado hace poco por el periódico Clarín a propósito del rumbo que debería tomar arteBa dice: “arteba debe recuperar su espíritu original, el de apoyar a todo el arte argentino. En los últimos años, primó en ella un sesgo que no llamaría elitista sino cholulo.”
En 2013, Julia Converti, que trabajaba para la institución como gerente de proyectos y coleccionismo asume como gerente general de la fundación. En un reportaje electrónico realizado por la periodista María Florencia Sanz ese mismo año, titulado Julia Converti– Chica BA, la flamante gerente “revela su amor por el arte contemporáneo -adelanta la periodista- que la llevó a confundir una simple grúa con una obra artística”. En la entrevista, Converti dice: “Un día en una bienal fotografié una grúa pensando que era una obra y en realidad era material de montaje. Este año me encontré con un artista que utilizó como equipamiento clave para su producción unas grúas topadoras. ¡Tan equivocada no estaba!”, cuenta con gran sentido del humor y aporta otro dato: "La clave para animarse a entrar al fascinante mundo del arte contemporáneo somos nosotros, porque formamos parte del mismo momento histórico y podemos comprender a estos artistas”.
El hecho es que, para entender al arte contemporáneo, se necesita no solo una actitud abierta sino el ejercicio de un espíritu crítico y atento. Para algunos historiadores, el arte contemporáneo ya comienza en la década del 60 cuando surgen al mismo tiempo diversas manifestaciones y prácticas artísticas por el mundo. Esta gran diversidad y pluralidad con el fenómeno del mundo globalizado dio lugar a partir de fines de los 80 al llamado arte contemporáneo como algo inespecífico que engloba a todas las manifestaciones del arte.
En pos de lo contemporáneo, la feria fue desplazando a cierto sector del arte generando un vaciamiento generacional de artistas, fue así como muchas galerías tradicionales tuvieron que acomodarse a los designios de la feria. Fue en el año 2003 cuando la propia feria se invistió con este nuevo perfil: Feria de arte contemporáneo. Poniendo en escena al artista emergente como un actor fundamental y exclusivo. ¿Podría haber artista más contemporáneo que León Ferrari, quien ganó el León de oro en la Bienal de Venecia en el 2007, a sus 87 años? Podría haber un artista más activo, disruptivo y jugado con su obra como el propio Felipe Noé quien a propósito de la actual arteBa también comentó: “hace años que arteBa ha dejado de ser un panorama del arte argentino. Hay artistas notables que están totalmente excluidos. Y, en cambio, invitan a galerías por completo improvisadas.”
En casi todas las ferias del mundo, además de mostrar lo nuevo, lo más experimental y contemporáneo, se le asigna un sector importante al arte moderno y a sus galerías tradicionales porque casi siempre éstas llevan piezas significativas que dan prestigio a las ferias. Fue recién en 2017 cuando a pedido de muchas galerías entre las que me encuentro se instaló la Plaza de los maestros, sector donde confluyen las galerías de arte moderno, aquellas que aún resisten el concepto del comité seleccionador. En este sector, se expusieron piezas que se han convertido en vedettes para la prensa como fue el caso del gigantesco cuadro de Jorge De La Vega, que expuso la galería de Maria Calcaterra el año pasado o La teoría del color de Raúl Lozza que exhibió nuestra galería en 2018.
En el año 2017, con mucho esfuerzo llevamos a la feria una escultura monumental de Fernando Botero. La pieza fue traída en avión desde el taller de Botero en Pietra Santa y pasó un largo periplo burocrático hasta llegar a la feria un día antes de su apertura. Fue la primera vez que una pieza de ese porte e importancia anclaba en arteBA. Sabía que posiblemente la escultura no se iba a vender y regresaría a Miami donde tenemos nuestra segunda sede. Pero lo que más me seducía era la idea de instalar la pieza en un espacio visible de la feria para que el público en general pudiera disfrutarla. Lo ideal hubiese sido colocarla en la parte exterior de su entrada. Pero Julia Converti se negó rotundamente. Los criterios contemporáneos de la feria chocaban con mi pedido. La gerente, más afecta a las grúas, me indicó colocar la pieza en un rincón del stand sin ninguna perspectiva. El hombre que camina se expuso oculto a los ojos del público en un sector lateral. Por suerte, quedó en el país para que todos puedan acercarse a visitarla.
Con respecto a las galerías que no son invitadas, los costos de un stand son muy elevados, sin embargo, estos precios se pagan con la ilusión de salvar el año o en el peor de los casos recuperar la inversión del stand. Pero lo que más nos moviliza es capturar tanto al nuevo coleccionismo como al extranjero que cada vez está viniendo menos. Tampoco en este aspecto las oportunidades han sido equitativas. Pues, desde hace muchos años, a los agentes del mundo del arte internacional se les realiza un tour selectivo. Curadores, directores de museo y coleccionistas extranjeros son guiados para anclar siempre en las mismas galerías reduciendo así una visión más amplia de nuestro mercado y las posibilidades de expansión de muchos otros artistas.
En los últimos días, muchos galeristas, entre los cuales me encuentro, así como artistas destacados expusieron públicamente en medios gráficos y radiales su disconformidad con la actual dirigencia de arteBA y reclamaron una urgente reestructuración de la misma. El disparador fueron las renuncias en cadena. Primero la de Amalia Amoedo y Ariel Sigal, como presidente y vicepresidente de la fundación respectivamente, luego la posterior renuncia del presidente entrante Juan Carlos Lynch el 14 de agosto, quien habría sido propuesto por su amigo personal Alec Oxenford, expresidente de arteBA y actual miembro del board. La salida intempestiva de Lynch luego de ser denunciado por sus posteos misóginos y tras cartón, la renuncia de dos miembros importantes del comité ejecutivo, como la de su fundador, Jacobo Fiterman y la del abogado y coleccionista Juan Cambiaso agravaron la situación y desencadenaron las manifestaciones públicas.
El 27 de agosto, un artículo escrito por Matilde Sánchez publicado en la sección cultura del diario Clarín, se preguntaba a raíz de estos acontecimientos qué rumbo debía seguir la feria al mismo tiempo que sondeaba a galeristas y artistas con una serie de preguntas. Las mismas se pueden resumir en si cree que arteBA necesita sólo definir su presidencia o si cree que es un momento de renovación más amplia y cuáles deberían ser los criterios para mejorarla. Entre los entrevistados, Norma Quarrato, directora de Palatina, manifestó que la feria había desvirtuado sus objetivos y sugirió la necesidad de que haya “gente involucrada en un coleccionismo genuino y no en la búsqueda de notoriedad.” Su opinión coincidía con la de Fiterman que habló “del sesgo cholulo de la feria”. Gachi Prieto, directora de la galería de arte contemporáneo que lleva su nombre, también consideró que es “imprescindible rediseñar colectivamente, explicitar lineamientos y transparentar las prácticas”. Gabriela Van Riel, directora de la emblemática galería que fundó su padre, habló de un cambio de rumbo con la chance de corregir situaciones incorrectas o injustas que benefician a unas pocas galerías en detrimento del resto. En cambio, Orly Benzacar, directora de la galería que fundó su madre, prefirió no contestar “no puedo contestar esas preguntas porque no son de mi incumbencia. Mi energía está puesta en cómo transitar esta postpandemia en términos económicos”.
Me pregunto cómo una actora fundamental dentro del medio artístico se abstiene de contestar un asunto que no se trata solamente de una simple renuncia. Está claro que dentro del cuerpo colegiado que conforman los designios de arteBA está su opinión, que tiene mucho peso. Sería incómodo solidarizarse con otras galerías y artistas que reclaman ecuanimidad, incluso mucho más incómodo si Orly Benzacar, desde el año 2014 viene integrando consecutivamente los diferentes comités de selección. Sin embargo, nuevas generaciones de galeristas como Cesar Abelenda, director de la galería Pasto, opinó que “la fundación debería convocar a todos los sectores y escuchar las diversas opiniones para definir el rumbo de la feria”, poniendo el acento en los artistas y el capital que las galerías ponen en juego. Sobre este punto, la talentosa artista contemporánea Adriana Bustos coincidió que “sin artistas y sin galerías, en ese orden, no hay feria. Habría que tener bien presente esto a la hora de concebir una feria y designar a quienes van a organizarla y diseñarla”.
La mayoría de estos actores consideraron de su incumbencia ser parte de un mercado que hay que corregir, y la feria como tal forma parte de este mercado, un mercado que tiene que salir fortalecido y no debilitado. Mi respuesta a estas preguntas, se repiten en esta editorial: “Considero fundamental un recambio y creo pertinente la renovación del board y la renuncia de todo el management, Julia Converti y su staff. Y sobre todo, exigirles a los nuevos integrantes de arteBA: profesionalismo, pasión y compromiso. La Fundación es una pieza fundamental para el desarrollo del mercado del arte argentino y para mostrar la calidad de nuestros artistas, por lo que me parece importante refundarla y recuperar su vigencia.”
En contestación a nuestros planteos, el 29 de agosto salió en el diario La Nación, un artículo -sin firma- titulado Una sociedad que destruye las iniciativas. Este artículo pone en relieve que arteBA es una fundación privada, sin fines de lucro, en pleno derecho de conducir sus asuntos con independencia. Declaración congruente con la de Orly Benzacar que se abstuvo de opinar para el artículo ya mencionado sobre la crisis de arteBA: “arteBA transita una crisis, pero ésta la tiene que resolver arteBa. No la vamos a resolver ni los galeristas ni los artistas.” Pero la fundación, a pesar de ser privada, recibe y recibió beneficios y subsidios estatales.
El 6 de septiembre, el medio digital Noticias argentinas, tituló la Inspección general de Justicia está investigando a arteBa sobre los gastos y honorarios del 2017 y 2019, debido a supuestos manejos irregulares de fondos. Manifestando que en 2019 la fundación multiplicó su facturación con el Estado Nacional y la ciudad de Buenos Aires. Si esto es así, lo que pasa en arteBa es cosa pública porque se trata de una erogación de fondos que provienen del estado. Como contribuyentes y galeristas que conformamos la feria tenemos pleno derecho de reclamar a la fundación que aclare, sobre todo a su gerente general, Julia Converti, cómo se manejaron esos fondos. Sumado a este interrogante, a fines del año 2019 todas las galerías participantes pagamos, algunas la totalidad y otras la mitad del stand de este año en dólares. Como consecuencia de la pandemia la feria se canceló y se visualizó gratuitamente a través de Artsy, una plataforma de arte digital.
Ante los reclamos de las galerías por la devolución del dinero, arteBa devolvió el 40 por ciento de lo recibido. Pues devolvieron en pesos al tipo de cambio de cuando se recibieron los dólares, es decir, a 55 pesos. Esta resolución totalmente arbitraria e injusta la tomó todo el comité de arteBA. Pero, lo que no sabe con respecto a este tema es que Amalia Amoedo, en ese momento su presidente, propuso al comité absorber de su propio bolsillo la pérdida de las galerías. Cosa que le fue denegada. Como contrapartida, Amoedo compró una obra para su colección a cada una de las galerías participantes. Esto muestra claramente el gesto desinteresado y su generosidad, así como también explica, tal vez un poco, su inminente renuncia.
Las últimas noticias ante la salida de su reemplazante, Juan Carlos Lynch, es que a mediados de agosto también habían ingresado al board y consejo de administración de arteBA nuevos miembros. Larisa Andreani, José Luis Lorenzo, Andrés Brun y Francisco Ortega serían los encargados de buscar un presidente y vicepresidente a través del consenso. Hasta ahora, ya principios de octubre, la única respuesta ante nuestras demandas se reproduce en esta breve encuesta dirigida a las galerías:
1 ¿Qué fortalezas o activos tiene hoy arteBA que hay que mantener a futuro?
2. ¿Qué debilidades tiene arteBA hoy a corregir?
3. Dada la disrupción actual, ¿qué nuevas tendencias cree que afectan a arteBA y cómo impactan?
4. ¿Qué atributos cree debiera tener el/la próximo/a presidente/a y vicepresidente/a de arteBA?
5. Por favor indicarnos si preferirías también darnos tu visión en una entrevista personal.
Por último, en respuesta al artículo de La Nación que habla de resentimientos basados en prejuicios infundados o en la necesidad de teñir con colores oscuros a arteBA. Quiero aclarar que ninguno de los galeristas y artistas que salieron a reclamar y hablar quiere destruir los logros y el éxito de arteBA que es parte no sólo de muchos equipos de trabajo que pasaron a lo largo de sus 29 años sino sobretodo de los artistas y galeristas que cooperan y cooperaron con su trabajo e inversión.
Hace mucho tiempo que intento cambiar el escenario del arte argentino. Muchos han tenido miedo de hacerse oír. Pero hoy, es el momento de construir y no de destruir. Es necesario seguir con el diálogo que despertó esta crisis para construir un mercado en serio. Ésta es una gran oportunidad para hacerlo entre todos.
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