No sólo los lectores de su Francia natal, también los del resto del mundo sostienen que Emmanuel Carrère es uno de los grandes escritores contemporáneos. Lo avalan una serie de libros notables como El adversario, Limonov, El Reino, Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, por sólo nombres algunos. Pero algo en esa credibilidad parece romperse cuando su ex esposa y madre de sus hijos, la periodista Hélène Devynck, dijo que su último libro es una “autobiografía llena de mentiras”.
Yoga es el título y salió a la venta el 27 de agosto pasado en Francia por la editorial P.O.L. El protagonista es un intelectual parisino, “un tipo que lo tiene todo, absolutamente todo para ser feliz y se las arregla para saquear esta felicidad y la de los suyos”. Hay narcisismo, hay depresión (el motivo que lo llevó a internarse cuatro meses en el hospital de Santa Ana), hay desgracia y hay una narración que la crítica ha celebrado: “el estilo, claro y envolvente, que aboca a pasar página de manera convulsiva: Proust al ritmo de Grisham”, dijo El País.
Este libro es, en palabras del propio Carrère, su “autobiografía psiquiátrica”.
Pero para su ex esposa, que se separó en marzo de este año, hay un problema. El divorcio entre Carrère y Devynck incluyó un contrato donde el escritor se comprometía a no volver a hablar de ella ni citarla en sus futuros libros. Cuanto este documento se firmó, ya estaba en proceso de escritura Yoga, libro que prometía ser uno de los grandes acontecimientos editoriales del año. Y así lo fue: vendió 160 mil ejemplares en apenas cuatro semanas.
En una reciente carta publicada en Vanity Fair, Denynck sostiene que este libro rompe, no sólo una promesa, sino un contrato. “¿Tengo derecho a la separación de mi ex, pero debo soportar, hasta la muerte las fantasías de mi ex marido? Mi personaje está expuesto en una fantasía sexual acompañada de revelaciones indeseables sobre mi vida privada”, escribe la periodista que durante años, asegura el diario ABC, Denynck fue su primera lectora, su crítica e incluso la heroína de varios de sus libros.
Lo que denuncia en su carta no es solamente una violación a su intimidad, también un artificio literario donde Carrère se declama un héroe melancólico y miente, sostiene, al presentar como “verdades autobiográficas” a sus propias fantasías. “La sinceridad prometida al lector es una falsedad, arreglada para servir y dorar la imagen del autor, insensible y extraño al sufrimiento de quienes estábamos a su lado en sus momentos difíciles”, sostiene la periodista.
“Los periódicos se han creído la historia del hombre honrado y sufriente —concluye—, aspirando a ser el mejor ser humano. El autor es muy libre de contar su historia como a él le conviene. Pero, a título personal, no deseo estar asociada al montaje de ese espectáculo a mayor gloria del autor, que me engañó y ha hecho trampas groseras para seguir utilizándome, publicado fantasías sexuales, haciendo revelaciones indeseables, violando, de palabra y de hecho, el contrato que ambos habíamos negociado”.
En el libro, que es un autobiográfico, hay artificio literario. La pregunta sobre cuán ficcional es importa porque el gran premio literario francés, el Goncourt, sólo distingue obras ficcionales. Hace dos años, El colgajo de Philippe Lançon no pudo competir ya que estsaba lejos de ser una novela ya que todo lo que allí contaba sí había ocurrido. Lo que toda esta polémica entre Carrère y Devynck también desliza es la posibilidad de que Yoga, aseguran los medios españoles, quedé fuera de la carrera por el Premio Goncourt.
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