El FestiFreak no es algo nuevo. Este año —un año raro, atípico, pandémico— se realizará la edición número 16 de este festival de cine independiente de La Plata. Será del 9 al 31 de octubre y la oferta es un repertorio de más de cien películas de 23 países —la mayoría nunca vistas en Argentina— que invitan a transitar lo desconocido. Se pueden ver en la web del festival mediante la plataforma Festhome TV y con acceso libre.
Algunas destacadas de la muestra internacional de largometrajes de #16FestiFreak, que se extiende por más de 50 films, son Anne at 13,000 ft, el retrato riguroso y volátil de una mujer intentando poner los pies sobre la tierra dirigida por Kazik Radwanski y protagonizada por Deragh Campbell; Atlantis, donde el director ucraniano Valentyn Vasyanovych explora un futuro posbélico y los efectos traumáticos de la guerra (ganadora de la sección Orizzonoti en el último Festival de Venecia); VHYes, una comedia de Jack Henry Robbins rodada en VHS que sigue las alucinaciones privadas de un niño expuesto a la continuidad absurda de la tevé por cable.
Wilcox, el nuevo largometraje del director canadiense Denis Côté sobre la vida de un desertor de la civilización; Uppercase print, la inmersión de Radu Jude en los intersticios del discurso oficial de la Rumania de Ceausescu; Oroslan, la reconstrucción coral de un personaje mínimo, dirigida por Matjaž Ivanišin; FREM, el inquietante documental de Viera Čákanyová sobre la Isla King George, frente a la costa de la Antártida.
Visión nocturna, el video-diario de Carolina Moscoso que revisita en imágenes la herida del ataque sexual que sufrió y que intenta denunciar; An unnusual summer, el revelador fresco personal y político de Kamal Aljafari, hecho con imágenes tomadas por una cámara de seguridad; Her name was Europa, la instantánea de la dupla Ojoboca que muestra los intentos científicos por volver a la vida a un animal extinto por miles de años; Space dogs, en la que Elsa Kremser y Levin Peter siguen el rastro del fantasma de Laika desde la perspectiva de un perro moscovita y The Twentieth Century, con la delirante concepción de Matthew Rankin sobre la inexistencia de Canadá.
Por su parte, la Competencia de Largometrajes Argentinos estará integrada por ¿Qué hago en este mundo tan visual?, de Manuel Embalse; Minga, de Malala Lekander; De la noche a la mañana, de Manuel Ferrari; Those That, at a Distance, Resemble Another, de Jessica Sarah Rinland; La Botera, de Sabrina Blanco; Caperucita Roja, de Tatiana Mazú González; y Las poetas visitan a Juana Bignozzi, de Mercedes Halfon y Laura Citarella. El Jurado estará conformado por la programadora del Festival Internacional de Cine Filmadrid Andrea Morán, el director Lois Patiño, y el docente, guionista y director Matías Piñeiro.
La Competencia de Cortometrajes Argentinos incluirá Suquía, de Ezequiel Salinas; Todo Esto Es Aún Más Intenso Si A Esta Hora Tardía Se Visita A Un Amigo Para Ver Cómo Le Va, de Magdalena Orellana; Guajiro, de Fernando Restelli; Playback, de Agustina Comedi; Capilla del diablo, de Nicolás de Bórtoli; Aquí y allá, de Melisa Liebenthal; Enciclopedia Catálogo, de Manuel Embalse; Una película hecha de, de Malena Solarz y Nicolás Zukerfeld; Tembladerales de Oro, de Juan Ignacio Slobayen; Corbusierhaus, de Azucena Losana; Ventana a la ciudad, de Tobías Cédola; Double Talk II, de Moira Lacowicz, Luciérnaga de Plata, de Thales Pessoa, Esta no es una historia sobre China, de Francisca Jiménez Ortegate y Agur / Podría partir pero aun no he llegado, de Francisco Bouzas.
El Jurado estará integrado por la directora Eloísa Solaas, la productora y directora María Aparicio y el director Manuel Abramovich. A las competencias se suma esta vez la sección Álbum Familiar, integrada por tres largometrajes argentinos que exploran la historia personal: Mar de cenizas, de Juan Manuel Varela, Pasaporte alemán, de Yaela Gottlieb y Rafa, su papá y yo, de Sebastián Muro. Además, una de las sorpresas de esta edición está en el cierre: la función de clausura del festival, el 31 de octubre, será con la versión restaurada y en 4k de 8 1/2 (1963), de Federico Fellini, como celebración por el centenario del nacimiento del director italiano.
Festifreak Expandido seguirá esparciéndose por otras pantallas y otras coordenadas. Parte de su programación habitará la virtualidad y otra la sala de Filmhuis Cavia, en la ciudad de Ámsterdam. Entre sus modos de desafiar y romper los límites del canon del cine, Expandido trae 4 secciones que abordan otro mundo en el mundo, imágenes alucinadas, obras que juegan con las formas estilísticas para narrar desde los márgenes. Y suma Screen the code, una experiencia virtual guiada por el Colectivo de Livecoders (CliC) con diferentes intervenciones y pequeñas piezas, que invitan a un nuevo mundo desde la escritura de código.
En el espacio para las películas Musicalizadas, un clásico distintivo del festival en el que bandas de la escena emergente interpretan los sonidos de películas silentes, estarán Numeral vs El Organista de St. Vito (Varhaník u sv. Víta, 1929); Malayunta Orquestita vs Mendigos de la vida (Beggars of Life, 1928); y Fueguitos vs Planta rodante (Tumbleweeds, 1925). En esta ocasión, Las Musicalizadas trasladan su habitual encuentro a un formato virtual en formato 360° junto a la productora Más Ruido.
Además, en esta edición, se presentarán los video-ensayos y fanzines realizados por las duplas ganadoras de la convocatoria realizada por el Centro Cultural Recoleta y FestiFreak sobre la programación 2020. A continuación, una breve conversación con sus directores, Joaquín Almeida y Juan Pablo Ferrer.
—¿Cómo es armar un festival en estas circunstancias tan difíciles de pandemia?
—Joaquín Almeida: Buscamos producir un festival que no fuera la emulación de la presencialidad, sino que explorara la virtualidad como espacio para el cine y que tuviera una personalidad propia, que hibridara lógicas de la sala con las condiciones que nos plantea el presente. Por eso proponemos recorridos diarios y secciones breves, que evitan la dispersión de las películas y refuerza la idea de curaduría, de mirada sobre lo que se está produciendo en el mundo del cine independiente. Nos propusimos aprender y adaptarnos a la situación que nos plantea la pandemia, observar otras experiencias y darle nuestra impronta, que se diferencia de muchos otros festivales, y entender esta edición como una oportunidad para explorar formatos y públicos. Eso supuso actualizar un montón de lógicas de funcionamiento de nuestro equipo.
—Juan Pablo Ferrer: Tuvimos la valentía de no cancelar un proyecto independiente a pesar de las dificultades que nos planteó el contexto. Realizar esta edición del festival, en este formato virtual y con acceso libre a las películas, es una apuesta y una invitación a continuar proyectos vitales para quienes lo hacemos y quienes nos acompañan desde hace tanto tiempo. Desde ahí decidimos que la cuestión monetaria no fuera un impedimento para que el público acceda a nuestra curaduría, que lleva mucho tiempo y dedicación, y que solo haya un pago voluntario de quienes quieran hacerlo.
—¿Qué diferencia del resto de los festivales al FestiFreak? ¿Cómo lo definirían?
—Juan Pablo Ferrer: FestiFreak es un proyecto independiente con una mirada sobre el valor de los consumos culturales, de su gestión, y sobre la realización cinematográfica contemporánea, que año a año volcamos en la selección de películas que llevamos a cabo para cada edición. Nos interesan las películas que se salen de la convención, que fuerzan los límites del canon y que invitan al espectador a salirse de los caminos transitados y aventurarse a otros modos de hacer y ver cine. Que el cine continúe siendo una forma siempre nueva de ver el mundo. En este año, esa mirada contempla también los soportes. Y si bien creemos que la experiencia de la sala de cine es insustituible, entendemos que es necesario cuidarnos y aprovechar la ocasión para llegar al cine de otros modos. Quisimos que eso se reflejara en la programación, y por eso hay tanto películas hechas en fílmico como películas hechas con una cámara de seguridad. Y así como en Argentina disfrutaremos de la programación en nuestras casas, quisimos reforzar nuestro amor por la sala de cine en conjunto con Filmhuis Cavia, en Ámsterdam, donde se proyectará una muestra especial en el marco de #16FestiFreak.
—Joaquín Almeida: Esta circunstancia nos da la posibilidad de mostrar nuestra identidad como festival a todo el país. Desde hace muchos años, FestiFreak realiza una curaduría que el público de La Plata y su región reconocen y aprecian, pero que hasta ahora no pudo ser mostrada a otros públicos por razones de distancia. Que nuestra muestra de películas internacionales, donde casi todas son premieres locales, y las competencias de largos y cortos argentinos puedan verse en cualquier punto de la Argentina y con acceso libre es una alegría y un desafío. Lo mismo con secciones que no son nada habituales en otros festivales, como FestiFreak Expandido, dedicado a la experimentación con la imagen cinematográfica que este año incluye performances de live coding, por ejemplo; o Las Musicalizadas, donde músicos de la escena emergente componen un nuevo soundtrack para películas de la era silente del cine, cien años después de su estreno.
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