
El escritor estadounidense Benjamin Moser, ganador del premio Pullitzer 2020 por su libro Sontag: vida y obra, presentó hoy la biografía traducida al español sobre la escritora americana en la que, según él, se puede ver como ella predijo “el feminismo y la pandemia”. En la presentación del libro publicado por Anagrama, explicó que “mientras en los noventa el feminismo estaba muerto”, Sontag se mantuvo en su posición que se ha vuelto hoy dominante.
También consideró que la intelectual predijo en 1978 la pandemia en su libro La enfermedad y sus metáforas y cómo se transmiten los virus y los efectos que tiene en la sociedad que siempre se señalan como fenómenos externos en vez de considerarse propios.
Moser (Houston, 1976), quien escribió una celebrada biografía de Clarice Lispector (Por qué este mundo, Siruela, 2017) señaló que para escribir el libro tuvo que realizar cientos de entrevistas durante diez años y leer los diarios de Sontag de manera que pudo llegar a “oír su voz cuando la leía y saber si un texto lo había escrito ella o no”, en clara respuesta a que Philip Rieff, el marido de la escritora, no era quien le escribía los libros como quisieron instalar algunos críticos.

“He descubierto que todo el mundo miente. También Sontag. A la que admiro pero tampoco me creo todo lo que dice ni escribía en sus diarios”, dijo Moser cuando le preguntaron sobre el desapego sentimental necesario para llevar a cabo una biografía objetiva sobre alguien a quien se admira.
“Una cosa que descubrí es que nadie la había leído. Conocían su personalidad pero no su obra”, afirmó el escritor, quien se sintió frustrado porque la imagen de Sontag está muy concentrada en su vida y no en su obra, a la que Moser considera excepcional. “Susan Sontag no fue publicada, fue anunciada, se decía entonces. Su fama fue un misterio, algo que nadie había tenido ni volvió a tener. Creó en Estados Unidos la figura del intelectual que opina de la actualidad y era famosa como una estrella de Hollywood”, señala el biógrafo.
Sobre el sentido del humor de la novelista, el escritor aseveró que Sontag “no era una persona graciosa, de contar chistes”, pero sin embargo “era ingeniosa y en la intimidad tenía mucho sentido del humor”.
Moser destacó que recibió el encargo de la biografía de la mano del hijo de Sontag, David Rieff, que estaba enemistado con la última pareja de la intelectual, Annie Leibovitz. Por eso en un principio no pudo contar con el testimonio de Leibovitz -algo que le daba la impresión de dejar incompleta la biografía- hasta que recibió una llamada en París, viajó esa misma noche a Nueva York donde se le había convocado para la entrevista al día siguiente: “Hablamos horas y horas”, confesó.

Sontag nació en 1933 en Nueva York pero se crió en los suburbios de Tucson, Los Ángeles, entre otros lugares. Su padre murió cuando tenía 5 años, y la crió una madre poco cariñosa, alcohólica y burguesa. En la nueva biografía Moser destaca que Susan Sontag era muy precoz: empezó a leer a los 3 y a escribir a las 6; se graduó de la escuela secundaria a los 15 años y se casó con un académico reconocido a los 17.
Después de muchas aventuras intelectuales en las universidades de Chicago, Oxford y París, llegó a la ciudad de Nueva York en 1959, divorciada y siendo madre. A los 26 años, reclamó un lugar en una escena cultural preparada para recibir a una joven crítica decidida a marcar el comienzo de “la nueva sensibilidad”, la que pronto se anunciaría como una revolución de la conciencia.
Susan Sontag había comenzado a leer filosofía y crítica cuando era adolescente en North Hollywood High, cuando todavía firmaba sus editoriales en el periódico escolar como “Sue”. Leyó a Kant y La Rochefoucauld, Oswald Spengler y Rudolf Steiner. Leyó a Kenneth Burke, que se convertiría en su profesor en la Universidad de Chicago, y por supuesto muchas novelas, Thomas Mann sobre todo; una entrada en su diario recuerda que la sorprendieron robando una copia del Doctor Faustus en una librería de Los Ángeles.

Un día, en un quiosco, tomó Partisan Review y empezó a temblar al leer “Art and Fortune” de Lionel Trilling, su intento de 1948 de determinar si la novela seguía siendo una forma viva.
Moser recorre todos los sitios donde Sontag puso la mirada, “dibuja también un mapa de los principales debates intelectuales de su época: la oposición a la Guerra del Vietnam, Cuba como promesa, el comunismo, el compromiso feminista o la crisis del sida, pero también el sitio de Sarajevo o la fatwa decretada contra Salman Rushdie”, destacan desde la editorial.
El autor señaló en la presentación que Sontag fue la “última gran intelectual americana” con peso verdadero para debatir en Estados Unidos, pero desconoce, se sincera, cuáles fueron las causas de ese fenómeno que se produjo con la intelectual.
Fuente: Télam
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