La belleza del día: “La espía", de Nicolaes Maes

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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“La espía" (1657), de Nicolaes Maes. Oleo sobre lienzo (92.5 x 122 cm), en el Dordrechts Museum de los Países Bajos
“La espía" (1657), de Nicolaes Maes. Oleo sobre lienzo (92.5 x 122 cm), en el Dordrechts Museum de los Países Bajos

Una sirvienta se asoma por la escalera, escucha lo que sucede en otra habitación, mira al observador, su cómplice, y le pide silencio. Las razones del pedido pueden ser múltiples si se observa la escena en general: quizá solo quiere espiar, escuchar, o, por qué no, proteger a su colega de la habitación del fondo, que parece estar arreglando asuntos sentimentales con un hombre.

Si abrimos el plano, en la habitación de arriba se observa a la familia -sin la figura masculina, ¿el hombre de abajo quizá?- sentada en la mesa, a la espera de ser atendida. ¿Quién debe hacerlo?, ¿la sirvienta que espía o la que, con rostro adusto, oye lo que parece ser un discurso de disculpas o de convencimiento?

¿Y el gato que le pasa la lengua a los platos? Un toque de humor para esta pieza de Nicolaes Maes, pintor holandés de estilo barroco, que fue alumno de nada más y nada menos que de Rembrandt van Rijn. Algo que, por un lado, lo ayudó mucho compositivamente y, por otro, se convirtió en una sombra eterna a tal punto que, muchas de obras, son confundidas con las del autor de La ronda nocturna.

En ese sentido, la obra de Maes (1634-1693) se divide en tres épocas. En la primera, la influencia de la paleta de claroscuros y la pincelada Rembrandt en sus pinturas de género es notable; en la segunda, se aficiona por las escenas de interiores, con las mujeres como centro: hilando, leyendo la Biblia, pelando manzanas, preparando una comida o -como en caso de esta obra- espiando.

Si bien realizó alguna que otra obra con temas bíblicos, en muchas de sus piezas hay un espíritu profundamente moralizante, realza la dignidad de situaciones sumamente ordinarias, triviales. En La mujer virtuosa, por ejemplo, retrata a una dama cociendo, de gesto piadoso, sentada entre una ventana y una biblia abierta.

Su tercera época es como retratista. Y comienza tras una viaje a Amberes, donde cambia tan radicalmente su estilo -se acerca a Anton van Dyck- hasta tal punto que surgió la idea de que existía otro Maes.

Extractos de las obras de Maes con espías como eje
Extractos de las obras de Maes con espías como eje

La espía (1657), que se puede apreciar en el Dordrechts Museum de los Países Bajos, pertenece a toda una serie de temáticas similares. Hay otra espía en la colección Wallace, de Londres. En esta una mujer también desciende las escaleras, pero esta vez abandona una biblioteca, y pide silencio para oír a los amantes de otra habitación, aunque esta vez la sirvienta aprovecha el momento en que el bebé se duerme. En la misma colección, se encuentra la Esposa que escucha y, en el mismo tipo de obra, también están La espía con una mujer regañona (Guildhall Art Gallery) e incluso está El espía (Museo de Boston).

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