Vanessa Bell fue una artista británica conocida por sus pinturas posimpresionistas, que resaltaban las formas con audacia, pinceladas marcadas y colores intensos. “Firme como el mármol, deslumbrante como un arco iris y cristalizada como la luz del sol”: así definió la obra de Bell Virginia Woolf, la gran escritora y hermana menor de la artista, quien nació como Vanessa Stephen Jackson en Londres en mayo de 1879.
Luego de estudiar con algunos maestros menos conocidos, Vanessa pasó a formarse con John Singer Sargent en la Royal Academy. Luego de la muerte de sus padres, se instaló en el área de Bloomsbury de Londres junto a sus hermanos y otros artistas e intelectuales como el economista John Maynard Keynes, incluidos el crítico de arte Clive Bell y el pintor Duncan Grant. Clive Bell se convertiría en su esposo en 1907 y Grant en su compañero y amante, aunque en realidad el matrimonio Bell tenía un acuerdo de libertad sexual al punto de que Bell crió como propia a Angelica, la hija que Vanessa tuvo de su relación con Grant.
Otra “curiosidad”: muchos años después, Angelica terminaría casada con David Garnett, ex amante de Grant, es decir, ex amante de su verdadero padre, con quien tendría cuatro hijas. Lo cierto es que Angelica conocería la realidad de sus orígenes años después.
El elenco de artistas y escritores que frecuentaba la casa de Bell se conoció como el grupo Bloomsbury, un círculo de personalidades extraordinarias del que formaba parte también su hermana Virginia, el gran biógrafo Lytton Strachey y la pintora Dora Carrington, todas mentes comprometidas con algunas de las ideas más radicales de su época, en los ámbitos del arte, la literatura, la política y las costumbres en términos sociales.
Bell conoció las obras de Henri Matisse, Georges Braque, Édouard Vuillard y otros, gracias a su amigo, el artista y curador Roger Fry. Justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, la artista, su esposo y sus amigos se fueron de Londres y se instalaron todos juntos en una casa de campo conocida como Charleston Farmhouse, en Sussex.
Durante su singular vida en conjunto, crearon diseños y pinturas para Omega Worshops, una empresa de diseño fundada Fry para emplear a sus amigos artistas, una idea fantástica que al tiempo que les permitía vivir de su arte los estimulaba a jugar con la abstracción. Bell fue una artista constante, que pintaba a diario y que solo suspendió su trabajo durante el duelo por la muerte de su hijo Julian, poeta que participó en la Guerra Civil Española como conductor de ambulancia en el bando republicano y que murió a los 29 años de edad en la batalla de Brunete al ser alcanzado por fragmentos de una bomba mientras conducía su ambulancia. Su hermano, el historiador del arte y escritor Quentin Bell, llamó a su hijo Julian en su homenaje.
Vanessa Bell fue una artista extraordinaria que no solo debió superar el prejuicio de ser mujer en un tiempo ingrato para el género y en el marco de un grupo brillante de personalidades como fue el grupo Bloombsbury -hay una gran biografía colectiva escrita por Leon Edel, que relata la vida y obra de sus miembros- sino que desde siempre su nombre se asocia al de su célebre hermana, una de las escritoras más importantes del siglo XX, una mujer que cambió el destino de la literatura moderna.
Vanessa Bell murió el 7 de abril de 1961 en su casa de campo en Charleston, Reino Unido. Sus obras se encuentran en colecciones particulares y en los tesoros de Art Institute of Chicago, la National Gallery of Australia en Canberra, el Courtauld Institute of Art en Londres y el Los Angeles County Museum of Art, entre otros.
Nuestra belleza del día pertenece a la herencia de la familia de la artista.
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