En primera persona: cómo enfrentan la pandemia los artistas venezolanos en el exterior

Debieron migrar en búsqueda de un futuro mejor y, en muchos casos, son el sostén de sus familias. Infobae Cultura dialogó con diferentes creadores que forman parte de la diáspora, quienes reflexionaron sobre cómo enfrentan la pandemia lejos de casa

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La cuarentena hizo que las agendas cambiaran. Las actividades culturales se paralizaron. Mientras, desde casa los artistas veían cómo adaptarse a un contexto incierto, en el que la industria todavía evalúa cómo desenvolverse en momentos de distancia social.

Venezuela se ha convertido en un país de migrantes. De acuerdo con la Plataforma Regional de Coordinación para los Refugiados y Migrantes de Venezuela, del país han salido 5,180,615 personas.

La pandemia y la paralización de actividades trastocó la vida de muchos que salieron a otros territorios para establecerse económica y socialmente. Y los músicos venezolanos no están exentos de esta realidad. Hay artistas que emigraron hace más de diez años para establecerse en industrias musicales más desarrolladas que la e país, otros, se han ido más recientemente debido a la crisis que se incrementa cada vez más en tiempos de revolución.

Infobae Cultura dialogó con músicos, guionistas, artistas plásticos y audiovisuales desde Bogotá y Florida a Londres, que revelan cómo la pandemia afectó su vida.

Julio Briceño es el cantante de Los Amigos Invisibles, agrupación venezolana que el año pasado ganó el Latin Grammy por la canción “Tócamela”, un galardón que no es ajeno a ellos. Diez años antes también lo recibieron por el disco Commercial. Además, en cinco oportunidades han sido nominados a los Grammy estadounidenses.

Los Amigos Invisibles (Gentileza de LBM Comunicaciones)
Los Amigos Invisibles (Gentileza de LBM Comunicaciones)

Antes de la cuarentena, la banda tenía 40 fechas confirmadas para presentarse en distintos países, con la posibilidad de agregar 20 conciertos más. Por Estados Unidos estaba prevista una serie de shows junto con los colombianos de Aterciopelados.

Cuando los países empezaron a cerrar sus fronteras, los músicos estaban en Australia, donde pudieron llevar a cabo cinco de los seis shows negociados. El promotor estaba tan entusiasmado con la receptividad del público, que preveía volver a llevar a la banda en octubre, pero todo cambió.

“Nos ha tocado cuidar los ahorros. Como pequeña empresa hemos pedido crédito al banco para el pago de nómina. Fue un consejo de muchas personas de acá”, relata el cantante Briceño desde Florida.

Mientras, afinan las canciones que formarán parte del próximo disco. En los planes están sacar al menos tres temas promocionales para demostrar que siguen activos en estos días. También está previsto un concierto por streaming que organiza una marca mexicana de cerveza.

“Nos plantearon hacer un show en septiembre en un autocine en México. No ofrecen catering para que no haya contacto de manos, te entregan el instrumento con guantes, tapabocas y protector facial. El pago sería menor porque no entraría la misma cantidad de personas que en un contexto normal. Vamos a consignación de entradas. Es lo que nos proponen los promotores como nuevo modelo de negocio hasta que termine todo esto. No me preguntes cuándo, porque no lo sé”, asegura el cantante de la agrupación, que durante la cuarentena estrenó una versión interpretada a distancia de Something.

Migrantes venezolanos en Boa Vista, Brasil, esperando para recibir comida en 2019.  De acuerdo con la Plataforma Regional de Coordinación para los Refugiados y Migrantes de Venezuela, del país han salido 5,180,615 personas (Meridith Kohut/The New York Times)
Migrantes venezolanos en Boa Vista, Brasil, esperando para recibir comida en 2019. De acuerdo con la Plataforma Regional de Coordinación para los Refugiados y Migrantes de Venezuela, del país han salido 5,180,615 personas (Meridith Kohut/The New York Times)

Todos los días piensa en las cuentas por pagar. Sin embargo, en casa mantiene la calma por los niños. No se escuchan noticias y los temas relacionados con el confinamiento, el virus y demás inquietudes los habla con su esposa en privado .

“Uno a veces piensa que tal vez todos estos años de carrera no sirvieron para nada, especialmente en esta emergencia. Hay días que son peores que otros. Sé que la música será lo último que tendrá la gente entre sus preocupaciones. Mientras, me pongo a un lado. No soy fastidioso en redes. Trato de ser lo más proactivo posible. La música tiene que volver, no se puede acabar. El en vivo es una experiencia todavía única. Lo que se recibe por regalías es ínfimo, centavos. Por eso la banda se mantiene tan activa con los conciertos”.

Elogia iniciativas como la celebración a través de la plataforma Zoom de los 35 años de Desorden Público. Considera que ese tipo de experiencias es una alternativa interesante para estos tiempos, pero es cauteloso. “Siento que la gente no está interesada en sentarse frente a la computadora para verte tocar en vivo. En América Latina el tema económico influye demasiado. La gente prefiere pagar 5 dólares en un mercadito que dure unos días que ver a Los Amigos Invisibles en streaming. Es entendible. El modelo empieza a funcionar en Europa y un poco en Estados Unidos con las bandas grandes”, concluye Julio Briceño, quien celebra, eso sí, el tiempo que está compartiendo en casa con sus hijos.

Luis Irán (Gentileza de Jelena Ardila)
Luis Irán (Gentileza de Jelena Ardila)

Luis Irán llegó a la ciudad de Miami en julio de 2019. En Venezuela fue el vocalista de Los Paranoias, y en 2016 estrenó su primer disco como solista, titulado La metamorfosis, con buena receptividad de la crítica. Ese álbum fue una celebración a una etapa de su vida que agradece: la de padre y esposo.

Pero antes de irse, grabó Sisyphus In Lo-Fi, en el que dejó manifiesto la pesadumbre de vivir en un país cada vez más extenuante. En Estados Unidos se unió a proyectos como Swan Swan, dedicada a hacer versiones. También ha logrado varias presentaciones como solista.

“Todo paró con la pandemia. Más allá de las dimensiones de los sitios en los que he estado, me sorprendió que surgieran esas oportunidades. Ha sido muy difícil. La recesión fue increíble. No solo en lo que respecta a la música. Yo también me dedico al área creativa y varios clientes se vieron obligados a cancelar trabajos. Ahora, más o menos empiezan a surgir cosas”, afirma el también creativo publicitario, que en Venezuela fue director creativo de agencias de publicidad.

Mientras, espera que todo se normalice, especialmente porque asegura que en Miami hay una escena rockera que le interesa trabajar más. Allá se ha vinculado con otros artistas venezolanos. “Estamos tratando de darle forma a esa movida del género en una ciudad como esta. Todavía soy un recién llegado que aprende lo que significa hacer música en Estados Unidos”, cuenta. Tampoco es que haya parado. Desde casa, ha lanzado dos canciones: Wacky Days y The Ubiquity Blues.

La pandemia por Covid-19 también afectó a la pianista Gabriela Montero, en Europa, que sin embargo ha mantenido cierta actividad a través de redes, como las presentaciones online a petición de la Royal Albert Hall de Londres. El cantante Rafa Pino vive en Bogotá desde 2018. Es un compositor y cantante apasionado por la música tradicional venezolana. Acaba de estrenar su primer disco como solista, Catálogo de materias pendientes Vol. 1, además es uno de los integrantes del proyecto El Tuyero Ilustrado.

No ha realizado presentaciones desde marzo, pero se mantiene activo como profesor. Es parte del cuerpo docente de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y por los momentos da clases online a estudiantes de música popular.

Cambios y perspectivas

Karin Valecillos es dramaturga y guionista. Desde el año pasado vive en Ciudad de México, lugar al que se mudó para ser parte del equipo de escritores de la segunda temporada de Luis Miguel, la serie, que hace dos años fue un éxito en Netflix.

Karen Valecillos
Karen Valecillos

En febrero de este año comenzaron el rodaje de los nuevos episodios, pero en marzo comenzó la cuarentena. “Como mi trabajo es de escritura, seguí adelante. Mucha gente pensó que no duraría tanto. Pero llegó la incertidumbre. Hay otra serie en la que estoy trabajando que cambió la fecha de preproducción. Primero para junio, luego agosto, después septiembre, y así”, cuenta la guionista de películas como El Amparo y Jazmines en Lídice.

Claro que hay incertidumbre, especialmente para quienes como ella laboran como freelance. “Desde hace mucho tiempo yo no trabajo en una empresa como en la época de RCTV, en la que independientemente de si produces o no, sigues siendo empleada del canal”.

Karin Valecillos cuenta que este contexto incluso ha cambiado las historias que se habían escrito. “La serie en la que trabajo actualmente es un policial. Se tuvo que reescribir para que haya pocas personas en escena. La idea es ser cuidadosos desde la escritura y así prepararnos para el momento en el que se pueda llevar a cabo en un futuro próximo”.

Hay producciones que han comenzado con dispositivos de seguridad impresionantes. A una amiga actriz de la escritora le hacen la prueba del Covid-19 todas las semanas. Ahora bien, más allá de los cambios en las historias y las medidas que se adopten al momento de las filmaciones, hay otras preocupaciones que surgen: el riesgo de las productoras.

“Había estallado el boom de la industria de los contenidos con Apple TV, Disney Plus, Netflix, Hulu. Una efervescencia en la que uno pensaba que iba a tener trabajo hasta 2025. Por ejemplo, en México se produce mucho. Y se preveía un hervidero de contenido para llenar esas pantallas. Ahora existe la sensación de que todo será más cauteloso porque los costos de este paréntesis son muy altos para la industria. Hay miedo a que sean precavidos con los contenidos que se realicen. Sí creo que será una buena época para las comedias. La gente necesita un poco de esperanza y felicidad”.

Ayudas y aprendizajes

Desde Doral, en Miami, Starsky Brines enumera todas las ferias y galerías de arte en las que se iban a exhibir sus obras y suspendieron o pospusieron actividades: Art Market San Francisco (Estados Unidos), Art Busan y Kiaf Art Fair (Corea del Sur) y Volta Basel 2020 (Suiza).

Obra de Starsky Brines
Obra de Starsky Brines

“Este año estaba embalado para el éxito. El año 2019 cerré muy bien con varios proyectos para entrar en varias colecciones. Pero con la aparición de este virus he tenido que desempolvar proyectos pendientes que antes no asumía por cuestiones de tiempo. Por ejemplo, estoy indagando más en la escultura. Acondicioné un taller para eso. He podido oxigenar mi obra. Y es cierto también que acá en Estados Unidos hay ayudas por los niños. También desde que llegué hace dos años y cuatro meses pensé en tener una línea de crédito”, afirma el artista plástico.

Con respecto a las ventas de sus obras, Brines responde: “No ha sido igual. Yo puedo mostrar en las redes sociales, pero es en las galerías donde me va mejor. Además, la creación necesita un proceso que deja de funcionar cuando intentas vender por tu cuenta. La dinámica de las galerías ha estado muy lenta, a la expectativa de lo que ocurra. Cuando se piensa que en algún país la cuarentena se relajará, surge el temor por un rebrote”.

Ernesto Marichales es percusionista, baterista y productor. En octubre cumple 11 años en Londres. Ha colaborado con artistas como Armando Manzanero, Simón Díaz, Soledad Bravo, Laura Guevara o Larry Harlow. Para este año tenía agendado una serie de presentaciones por varios países con Jordan Rakei, pero se pospuso por la pandemia, así como otros festivales europeos en los que iba a participar.

Ernesto Marichales (Gentileza de Katarzyna Borek)
Ernesto Marichales (Gentileza de Katarzyna Borek)

El confinamiento psicológicamente nos ha afectado más a los que estamos afuera porque hemos estado solos, lejos de la familia. Las primeras semanas hubo mucha incertidumbre. Menos mal tenía algunos ahorros. Pero inmediatamente se divulgó información sobre entes y organizaciones de ayuda. Gracias a Dios vivimos en un país que nos ha colaborado, siempre y cuando estés legal. Organismos como Musicians Union, PRS For Music, Arts Council England, que es como una especie de Ministerio de Cultura”, detalla quien tiene como principal fuente de ingresos los conciertos y grabaciones.

Al contrario de la parte económica, esta pausa le ha servido a Ernesto Marichales para hacer ejercicios, yoga y dedicarle más tiempo a aprender más sobre grabación y producción. Actualmente graba un disco en remoto con la agrupación Lokito y otro álbum de salsa con la pianista Eliane Correa, que ha formado parte del equipo de músicos del espectáculo The World of Hans Zimmer.

“Si bien ha sido duro por el tema del dinero, tiene una parte positiva para la salud mental. Este tiempo ha servido para avanzar en otros asuntos pendientes y pensar sobre lo que es verdaderamente importante”, añade.

También en Londres está Baldo Verdú, músico venezolano que este año debutó como solista con la canción Kareliona. También ha formado parte de grupos como Tonto Malembe, con el que partició en 2016 en el festival de Glastonbury.

Baldo Verdú
Baldo Verdú

Este año se vislumbraba bien movido, no solo por las presentaciones pautadas, sino también por un proyecto de música tradicional afrovenezolana con su familia. Además, se encarga de la curaduría musical de fiestas privadas en clubes de membresía, cadenas de restaurantes, lugares a los que intenta llevar sonidos más vinculados con la escena underground, tropical, psicodélica y latina, en contraste con lo que suelen reproducir los DJ para un público que en buena parte lo conforman rusos, chinos y sauditas. “Una escena que te da mejores dividendos que el underground”, indica el músico, que vive desde hace casi seis años en Londres, una ciudad cara y complicada, según sus palabras.

“Imagina la depresión económica en una persona que está acostumbrada a tocar y a sobrellevar el día a día en función de lo que hace. Yo no tengo un contrato con una empresa, no estoy en nómina. Una situación sin precedentes porque también apoyo, como muchos venezolanos, a mis familiares que siguen en el país. Mi papá atraviesa una situación de salud”, asegura Verdú. Sin embargo, no se paralizó. Se concentró en todo lo que podía hacer desde casa, como el proyecto familiar de música afrovenezolana.

“Sí tuve la oportunidad de ahorrar, y así no quedarme sin nada. Soy un todero, característica que te da el lugar del que vienes y la carrera de Comunicación Social. Me dedico también a realizar videos, música para otras personas. También es cierto que hay ayudas del gobierno para las personas que trabajan por su cuenta, como es mi caso. Han sido muy puntuales porque mi condición no es tan dramática como la de otros. Cuando preguntan si tengo ahorros o posibilidades de hacer otras cosas, mi respuesta es que sí. Ahora, todo este asunto es un aprendizaje para no depender de la música en vivo, para darte cuenta de lo vulnerable que es la carrera a la que te dedicas, en este caso la música y el entretenimiento. Uno puede creer que lo tiene todo bajo control, pero de repente todo se desvanece por una pandemia”.

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