“Es producto de la unión de voluntades en tiempos de pandemia”, dice Damián Lomba al referirse a Las lilas, el silencio y la noche, una propuesta escénica virtual en torno a la obra poética de Alejandra Pizarnik. La idea original es suya y la invención creativa de todo este proyecto la comparte con Mariela Asensio y Tomás Frezza. “Es una creación bajo la premisa de seguir manifestando el arte a pesar del momento que nos toca vivir a los artistas”, agrega.
Son cinco presentaciones y las dos primeras ya ocurrieron. Las próximas son los domingos 13, 20 y 27 de septiembre a las 21 horas. Las entradas, que cuestan $150, se compran por Alternativa Teatral. “Desde el inicio de la cuarentena venía realizando junto a colegas lecturas de poesías en vivo por Instagram y decidí trascender esa plataforma y experimentar de esta manera. Se fue formando una construcción colectiva que dio como resultado la pieza final”, le cuenta Lomba a Infobae Cultura.
Cristina Banegas, Marilú Marini, Mirta Busnelli, Mónica Raiola, Florencia Raggi, Valentina Bassi, Heidi Fauth y Laura Grandinetti forman el elenco. “En principio pensé en actrices que a través de sus carreras hayan demostrado de alguna manera u otra un compromiso feroz con la palabra. Las poesías debían escucharse transitadas y comprendidas. También la búsqueda era lograr un elenco heterogéneo, dónde se reflejarán diferentes visiones de un mismo texto, con mujeres de diferentes recorridos. Todas las que terminaron siendo parte son actrices que reflejan eso y más. Me parecían las indicadas para ponerle voz a Pizarnik”, explica.
No es fácil la poesía de Alejandra. Es sentimental y desesperada, es sincera y turbia, es deliciosa e íntima. Una poesía que, como dijo Juan Manuel Strassburger, no es de culto ni es clásica u oficial; ocupa un lugar muy especial en la literatura argentina y latinoamericana. Es una poética que sacude, que despierta, que puede llevar al lector a la punta del éxtasis o al fondo de la angustia.
Damián Lomba confiesa que “llegó tarde” a Pizarnik. El año pasado, en una noche de insomnio, abrió Árbol de Diana. “Venía de una separación amorosa. Leerlo me removió las vísceras, me hizo ahondar a fondo, sentía un gran acompañamiento con su poemarios. Me sumergió en esa aflicción profunda de la cual luego desperté. Por supuesto que no viví la lectura como un consuelo, fue un constante asentir y dolor que me permitió escarbar tanto hasta que finalmente me di cuenta que a través de esa compañía iba logrando depurar lo que en ese momento vivía como un duelo”.
Quedan tres funciones para que Las lilas, el silencio y la noche termine. Es una obra pensada para estos tiempos de aislamiento y virtualidad. Además de los actores y directores, trabaja también un equipo profesional: el montaje es de Frezza, Stefano Storchi y Elizabeth Wendling, la música de Rocío Morgenstern y el diseño de Flor Acera. Para coronar la experiencia, incluye una tertulia por zoom con las actrices y una invitada especial. Parte de lo recaudado será donado a Artistas Solidarios.
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