El reloj marcaba las nueve de la mañana cuando nació Howard Phillips Lovecraft. Y el calendario: 20 de agosto de 1890. Su madre dio a luz a su único hijo en el hogar de la familia, en Providence, capital del estado de Rhode Island, en los Estados Unidos. Eran padres grandes para la época: Winfield Scott Lovecraft tenía 37 y Sarah Susan Phillips 33. Allí vivió junto a sus tías, también, en el seno de una familia tradicional. De niño era curioso, solitario y prodigio: a los tres años ya leía y a los seis comenzó a escribir. Tenía una gran imaginación y una voracidad lectora. De alguna forma, esas fueron las claves para sobrevivir.
Cuando tenía tres años, su padre sufrió una crisis nervioso por la que terminaron internándolo en un hospital y allí permaneció hasta su muerte, cinco años después. Su madre, que era muy sobreprotectora, se creía superior al resto de las familias que vivían en la ciudad, por lo cual decidió que su hijo no vaya a la escuela a juntarse con otros chicos. Ella murió cuando él tenía 31. Estuvo internado varios días en el mismo lugar que su marido: el Hospital Butler.
Esa soledad que vivió de chico y adolescente forjaron su personalidad. Empezó escribiendo relatos en revistas de la época cultivando así un gran número de lectores y tejiendo una red de autores que admiraban su destreza narrativa e imaginativa. Ya sin fortuna familiar que le permita ser un cómodo ermitaño, empezó a trabajar como escritor fantasma y corrector para muchos de los autores que conocía.
Dos meses después de la muerte de su madre, conoció a Sonia H. Greene, una ucraniana judía siete años mayor que también escribía y era dueña de una fábrica de sombreros. Se mudaron a Nueva York, pero no funcionó. Se separaron por problemas económicos y él empezó a sentir una gran aversión por la vida neoyorquina, con tantos inmigrantes. El racismo inoculado de niño se potenció, entonces se volvió a Providence a vivir con sus tías. Y allí se quedó a escribir como si no hubiera un mañana. La situación económica era pésima y fue acrecentando. Murió casi en la pobreza de una cáncer intestinal en 1937.
¿Y qué fue lo que escribió durante su vida? Muchísimo de eso que llaman horror cósmico, una filosofía dentro del terror que él mismo creó y que lo trascendió por completo. A continuación, un breve punteo: seis cuentos inquietantes para sumergirse en la gran obra de H. P. Lovecraft, un autor que, Stepehen King en su ensayo de 1981 Danza macabra, es “el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo xx” que introduce en su literatura “fuerzas sombrías capaces de destruirnos a todos solo con gruñir en sueños”.
La llamada de Cthulhu
Una de las grandes invenciones de Lovecraft son los Mitos de Cthulhu, un ciclo de textos que escribió entre 1921 y 1935, donde aparecen seres monstruosos, casi dioses, que habitan en una dimensión paralela e ingresan a esta en un manto lleno de misterio y error. Son, de aqlguna manera, criaturas de otros mundos, que vivieron en nuestro planeta en épocas remotas y ahora vuelven para reconquistarlo. Luego, muchos autores pertenecientes al llamado Círculo de Lovecraft siguieron escribiendo y agigantando este universo literario.
“La llamada de Cthulhu” es un relato corto escrito en el año 1926 y publicado en febrero de 1928 por la revista de pulp Weird Tales. El monstruo Cthulhu hace su primera aparición en este cuento. Para muchos, el mejor. Cuando Michel Houellebecq descubrió a Lovecraft, quedó fascinado. “No sabía que la literatura podía hacer eso. Y, además, todavía no estoy seguro de que pueda. Hay algo en Lovecraft que no es del todo literario”, dijo.
Los gatos de Ulthar
“Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego”, comienza “Los gatos de Ulthar”, escrito y publicado en 1920. Es la historia detrás de esa norma, del caso que llevó a ese lugar a prohibir la matanza de gatos. Una historia siniestra, muy del estilo de Edgard Allan Poe y de Lord Dunsany, dos grandes influencias literarias de Lovecraft.
La llave de plata
Los cuentos de H. P. Lovecraft no son sólo de terror. Hay mucha ciencia ficción y fantástico. Por ejemplo, “La llave de plata”, escrito en enero de 1926 y publicado en enero de 1929 en la Weird Tales, pertenece a un conjunto de textos que se agrupan en las Tierras del sueño. “Cuando Randolph Carter cumplió los treinta años, perdió la llave de la puerta de los sueños”, comienza el relato. A partir de entonces, sueño y realidad se empiezan a entrecruzar y aparece la figura del abuelo del protagonista, que le habló de la importancia de la llave y que debía encontrarla como sea.
El horror de Dunwich
Otro relato que pertenece a los Mitos de Cthulhu es “El horror de Dunwich”. Por empezar, Dunwich es un pueblo inventado por Lovecraft donde transcurren varias de sus historias. En este cuento de 1928 publicado por primera vez en la Weird Tales de abril de 1929, aparece por primera vez Yog-Sothoth, una de sus espeluznantes criaturas. El protagonista es Wilbur Whateley, un muchacho deforme que tiene atemorizados a todos los vecinos. Él los odia y por eso, luego de aprender magia negra y brujería gracias a su abuelo, decide abrir un portal para traer de regreso a Yog-Sothoth y vengarse del mundo que tanto lo aflige.
Tuvo su adaptación cinematográfica en 1970: un film dirigido por Daniel Haller y protagonizado por Dean Stockwell, Sandra Dee, Ed Begley y Lloyd Bochner. En enero de este año, Richard Stanley (luego de estrenar la película El color que cayó del cielo, basada en un relato de Lovecraft) llevará a la pantalla grande su versión de “El horror de Dunwich”.
Dagón
Escrito en 1919 y publicado en noviembre de ese año en la revista en The Vagrant, “Dagón” es uno de los primeros cuentos de Lovecraft en la denominada “etapa adulta”. Narra los recuerdos de un viejo marinero adicto a la morfina que intenta suicidarse porque todo lo que vivió en la Primera Guerra Mundial no lo deja en paz. Pero un día se despierta a la deriva en el mar y llega a una isla, que es una podredumbre de peces. Allí encuentra jeroglíficos relativos a criaturas marinas y, de golpe, se le aparece un gigantesco monstruo que nunca olvidará.
El morador de las tinieblas
El último cuento de H. P. Lovecraft lo escribió entre en 5 y el 9 de noviembre de 1935 y se titula “El morador de las tinieblas”. Se publicó en la edición de diciembre de 1936 de Weird Tales y luego fue reeditado por Arkham House en la antología de 1939 The Outsider and Others. Forma parte de los Mitos de Cthulhu. Es la historia de un escritor llamado Robert Blake que está interesado en lo oculto de una iglesia en Providence, la ciudad donde nació el autor de este cuento.
Comienza así: “Las personas prudentes dudarán antes de poner en tela de juicio la extendida opinión de que a Robert Blake lo mató un rayo, o un shock nervioso producido por una descarga eléctrica. Es cierto que la ventana ante la cual se encontraba permanecía intacta, pero la naturaleza se ha manifestado a menudo capaz de hazañas aún más caprichosas”.
* Los cuentos aquí reseñados fueron publicados en distintas revistas de la época. Luego de la muerte de Lovecraft han sido publicados en diversas antologías. Muchos de ellos se encuentran en internet.
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