Es un instante de alegría, lo efímero que se hace eterno, la complicidad, la dicha, la vida. Día lluvioso del italiano Gaetano Bellei recupera el espíritu de esas expresiones que Frans Hals hizo inmortales, la de las personas de calle, de vida común, que se muestran humanas, sin artificios, sin grandeza, sin ostentación, son ese momento y ese momento es lo que importa.
Bellei (Módena 1857 - 1922) fue un pintor de género con todas las letras. Sus obras están cargadas de los cotidiano, de la risa, del abrazo, del humor, en tabernas, juegos de cartas, interiores de casas o caminos. Bellei nos muestra lo bello sin telones, sin artificios, con una gran técnica sí, pero no pinta para los ojos, para el análisis, sino para el corazón.
El artista tuvo una formación solida en la la bellas arte de su ciudad bajo las órdenes del notable retratista Adeodato Malatesta. Luego siguió preparándose en Roma y Florencia, por lo que sus primeras obras giran mucho en torno a lo sacro, aunque luego comienza a independizarse adoptando nuevas formas, que van del puntillismo al Art Nouveau, como sucede en Día lluvioso.
Más allá de Hals, su gran referencia fue Gaetano Chierici, a quien conoce durante su estancia en Florencia. En esa época, Eugenio Zampighi, otro pintor de Módena, también indagó en la pintura de género, con una fuerte influencia de Chierici.
Es un creador ecléctico que incluso llega a jugar con la estética del simbolismo alemán, como sucede en Resfa, una obra por la que tuvo muchas críticas. La reacción de la comisión fue muy dura: “Bellei [...] ha demostrado que se ha deteriorado bastante en el arte”, escribieron lapidariamente. El episodio elegido por el pintor, la crucifixión de los hijos y nietos de Saulo, forma parte del contexto del generismo ilustrativo de la Academia, donde se prefieren claramente los temas de escenarios romanos o bíblicos. Sin embargo, las soluciones formales adoptadas (las figuras excesivamente alargadas, el escaneo espacial poco riguroso y los colores en consonancia con la agonía de la escena) rompieron claramente con la tradición.
En el caso de Día lluvioso, Bellei centra el eje en los rostros, que se ven perfectos, rodeados por la lluvia y el viento que envuelven la atmósfera de movimiento perpetuo. La obra pertenece a una serie de sus últimos trabajos, en los que captura un espíritu muy Belle Époque, trabajos en grandes lienzos que van de los interiores glamorosos -como En el teatro- a los exteriores y las inclemencias del tiempo, como Ráfaga de viento, con mujeres como protagonistas y con énfasis en una excelente representación de la movilidad de las telas.
La obra fue vendida por el artista en 1920 a un coleccionista privado que la puso en venta, mediante una subasta en la galería londinense Bonhams en 2016, y que volvió a manos privadas por USD 75.465.
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