—Y, Pepe, la dimensión de la corrupción, ¿cómo ha debilitado la izquierda?
—También la corrupción es un subproducto de la cultura capitalista en la cual estamos inmersos, sometidos y hackeados. Caemos en la corrupción por apetencia económica. Nos tienden a corromper porque aceptamos y aceptamos porque queremos plata.
—Para satisfacer una vida de mayor lujo.
—Sinceramente es eso. La corrupción no es una falla moral, es una falla ideológica para nosotros.
—Pero se vincula a vivir como uno piensa porque si no, cae en la voracidad de acumular y de consumir.
—Exactamente, entonces es un frente al que vamos a estar siempre expuestos. Soy de izquierda y viví rodeado, inmerso en una cultura capitalista. Un medio capitalista te presiona por todos lados, pero no hay que creer que el capitalismo busca imponer una manera de pensar y te da una batalla de carácter ideológico, no. El capitalismo te trabaja en el campo de las costumbres, de las relaciones, de las cosas que casi ni se piensan. El capitalismo no apunta a la razón, apunta a dominarte las emociones. Cuando querés acordarte estás...
—Estás preso del sistema. Y ahora tu posición por momentos de vivir de una manera mucho más simple, ¿no pensás que, por momentos, es extrema?
—No. Es cómoda. Es una comodidad brutal. Yo no preciso más. Tengo demasiado. Ya tengo demasiada ropa en el ropero. Ya no sé qué mierda voy a hacer con esa ropa porque a mí los zapatos me duran diez años. Yo ando con un par de zapatos que fueron a China, anduvieron por Europa. De vez en cuando los lustro. No preciso más, pero yo no pretendo que la gente viva como yo. No pido tanto. Pero le pido a los compañeros que vivan como viven los estratos comunes de la clase media uruguaya, no se vuelvan locos. Nosotros le recortamos mucho el ingreso, tenemos potencialidad económica porque le hacemos un descuento de la gran puta a los compañeros. Por ejemplo, deben cobrar 150 mil pesos y le dejamos 62, 64 mil pesos. Eso es lo que están cobrando. Y hacemos una vaca y vamos acumulando. Entonces, nosotros fuimos a la campaña electoral, y dijimos ¿cuántos votos? Vamos a tener 300 mil. ¿Y cuánto nos va a pagar el Estado? El Estado nos paga tres millones de dólares y de esto tenemos que dar el 30 por ciento al Frente, así nos van a quedar dos millones, ¿no? Nosotros decidimos que íbamos gastar hasta tres millones de dólares y gastamos un poco menos. Pero ya teníamos la plata apretada porque la fuimos juntando. Quiere decir que arrancamos sin deuda, ahora cuando nos den esa guita del Estado por los votos, guardamos un millón para vaca y vamos a gastar un millón en la por lo menos y algo más que juntemos en la campaña electoral de la intendencia. Entonces eso nos da fortaleza económica.
—Te da independencia.
—Claro, frente al resto de la Izquierda. Por ejemplo, trajimos medio contenedor lleno de las porquerías esas, de banderas, camisetas. No te cuesta nada. Y no estás ayudando a la industria nacional. Si no tenemos ni industria nacional para hacer eso y te sale carísimo. Trajimos y regalamos a cara de perro. Hicimos una campaña que la pensamos toda en un pizarrón y después la fuimos modificando. Esto no lo pudo hacer el Frente, por eso tenemos calentura. Después dicen ustedes que llevaron voto en pila, sí. Pero llevamos contabilizado... en la interna hicimos como 360 actividades; para las nacionales hicimos más de 700 actividades chicas medianas. El Frente no pudo hacer eso. Y claro, y tenemos una radio. Mantenemos una radio y mantenemos un viejo sistema de préstamos que ayudamos a la gente muy jodida, muy pobre. Por ejemplo, a comprar un carro, un caballo para juntar basura, una máquina para hilar, este tipo de cuestiones. Le dábamos pequeños créditos a la gente que nadie le da nada. Y nos devuelven más o menos el 70 por ciento de esos créditos. Tenemos fondos ahí y también tenemos otro fondo social para los que se enferman grave, que están jodidos. De la plata que rescatamos del coso ponemos algo todos los meses para esos fondos, los mantenemos vivos y vamos haciendo una vaca para cuestiones electorales. Pero claro, pasa que la gente cobra los sueldos. Nosotros no lo hacemos solo por eso, lo hacemos por la conducta en la forma de vivir. Si muchos trabajadores no tienen ni 60 ni 40 mil pesos para vivir. Entonces nosotros tenemos que vivir más o menos como vive la humilde clase media de nuestro pueblo. Y ya saben los compañeros que van a la nomenclatura tienen que aceptar esto y si no, serán muy valiosos y pueden ser votantes y militantes.
—Pero no candidatos.
—Pero candidatos no.
—Y a los que dicen que es una pose, ¿vos qué les decís?
—Y bueno, es una pose muy larga. Dura mucho tiempo.
—¿Y por qué pensás que la simpleza en la que vivís impacta tanto en la política moderna y que te ha generado, te ha transformado en un símbolo del anticonsumismo?
—Yo lo que quiero explicar a la gente es que no se trata de un problema ni de pose ni de cultivo de la pobreza ni nada por el estilo, sino que es lo más cómodo. Por eso repito a Séneca: «Pobre es el que precisa mucho». Pero bueno... parece que no se puede ser estoico en los tiempos modernos. Yo me defino como un neoestoico filosóficamente, en mi manera de pensar. Y me reafirmo cada vez más cuando veo el dilema ecológico y lo que está pasando. La primera palanca es no derrochar como estamos derrochando. La gran cagada es la forma de vivir que tenemos que no alcanza nada. Yo veo lo que consume la sociedad norteamericana, si traspolás eso al mundo entero precisamos seis, siete planetas. Vamos a hacer mierda todo, sinceramente, y se puede vivir más modestamente. Para mí se vive perfectamente, pero es que no acepto que me digan «pero vos vivís con una pobreza»... te vas a cagar. Como todos los días, tengo comida, mira lo que tengo para chupar, no preciso más.
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