“Papelito”: un regreso a la infancia a través de la vida de un payaso popular

Se estrena el documental de Sebastián Giovenale, que recorre las 4 décadas del artista que recorrió la provincia con su circo y que hoy lo sigue haciendo con su auto. Infobae Cultura dialogó con el clown para recordar aquellas emotivas historias

“De todos los lugares posibles para volver, la infancia es el más difícil. Es un país que al salir, ya no se sabe muy bien dónde queda. La infancia es una estrategia de los grandes para tener un pasado que los justifique, un plan para fabricar recuerdos que puedan acompañarlos”, afirmaba el periodista Fabián Polosecki en el inicio de uno de sus programas. Sin embargo, es un método recurrente y más en estos tiempos de cuarentena, dónde nos toca estar encerrados, hacer balances, buscar fotos viejas, recuerdos, videos de tiempos que casi habíamos olvidado.

Aquellos personajes que nos hicieron divertir y sonreír siempre tendrán un lugar especial en nuestro corazón, porque quizás nos sacaron de un lugar triste, nos hicieron olvidar de lo que estaba pasando y nos trasladaron a una zona mágica, con mucha sencillez. Uno de estos personajes es Carlos Brighenti, más conocido como “Papelito”, quien giró por cientos de ciudades de la provincia de Buenos Aires y gran parte de Santa Fe con su circo criollo que logró ganarse el cariño de muchas generaciones durante cuatro décadas.

El circo de "Papelito" divirtió a grandes y chicos por más de tres décadas

Ahora, Sebastián Giovenale con su documental Papelito, va a buscar qué fue de la vida de este artista nato que dio sus primeros pasos participando en radioteatros y a los 11 años dejó su hogar en Norberto de la Riestra y se unió a una compañía para trabajar en Radio Porteña en la década del 60. Con entrevistas a su familia, ex-colegas y hasta el propio protagonista, recrea y desentraña el detrás de escena de uno de los más queridos y recordados escenarios picarescos que hizo parte de la vida social y cultural de ciudades y pueblos de la provincia de Buenos Aires. La película cuenta la vida de un hombre, la historia de un circo, la memoria de un arte que se extingue, pero Papelito se empeña a seguir difundiendo ya no con las casillas y las carpas sino a bordo de su auto, recorriendo clubes de barrios, peñas, salones sociales y festejos populares.

El documental pudo verse en festivales de cine de México, Rusia, Italia, Estados Unidos, Israel, entre otros. Esta semana se estrenará de manera online, en el canal de youtube de la Biblioteca Nacional, para todo el mundo. Infobae Cultura entrevistó a Carlos Brighenti para conocer un poco más a este artista tan entrañable.

-¿Qué te ocurrió cuando Sebastián te contó que iba a hacer un documental sobre tu historia?

- Verdaderamente no lo esperaba. Me sorprendí y lo tomé como un desafío más. Cuando tenía el circo, me hacían notas para los canales de televisión en todos los pueblos que iba, así que estaba acostumbrado a que me entrevisten. Además, me hizo rememorar muchas cosas que había vivido y buscar material de aquellas épocas, por ejemplo, en el año 87, tuve la intención de filmar una película, muy casera con una camarita con cassette, grababa los espectáculos que hacíamos. Algunos fragmentos de esa película pueden verse en el documental. Fue muy conmovedor que un muchacho que de chico había visto mi show en Bragado, su ciudad, tantos años después se siga acordando de mí y venga a convocarme para semejante homenaje.

Con su circo, Carlos Brighenti recorrió todas la ciudades de la provincia de Buenos Aires y gran parte de Santa Fe

-¿Qué recuerdos tenés de tus comienzos como artista?

- La ilusión de querer ser artista la tuve desde chiquito. A los once años me fui de casa con una compañía de radioteatro. Me fui a Buenos Aires y actuaba en Radio Porteña. Soy músico, toco acordeón y la guitarra, soy imitador y fui payaso toda la vida. A los 21, una tía me llevó a un circo llamado “Capicúa”. Allí aprendí un montón de los distintos roles que podías tener como trapecio, barra fija, magia, me enseñaron de todo. Tanto que años más tarde, me voy y armo el mío en en la ciudad de Junín, con una carpa que con tela de bolsas, esa que se usa en los gallineros. Cuando arranqué, la gente se traía su silla y hacía la publicidad con mi bicicleta, tenía una bocina sin bocha que me servía de amplificador. El espectáculo lo hacía sólo con mi pareja, que era contorsionista. Ella arrancaba y después yo me quedaba solo dos horas de espectáculo, donde era payaso, hacía un número de magia, cantaba canciones cómicas, imitaba y actuaba con mi fiel muñeco Papelón, que ya cumplió los 45 años conmigo. Hacía la ventriloquia con él.

"Papelito" demostró ser un artista multifacético, encarna distintos personajes en el mismo show

-¿Por qué creés que es tan recordado tu espectáculo?

- Soy muy querido. Eso me lo fui ganando. Siempre recuerdo cuando un periodista me hizo una nota, allá por el año 75, él había llevado a los hijos a ver mi espectáculo. Cada vez que me siento un poco mal la leo porque él describe cómo era ese payaso. Decía: “no tendrás una carpa lujosa, no tendrás alfombra en la pista del circo, las sillas son viejas y se caen, vas en un camión viejo, pero este fin de semana, los niños se rieron y se divirtieron con ese payaso y eso no tiene precio en la vida”. Muchos chicos venían y no tenían para pagar la entrada, los hacía pasar gratis y cuando terminaba la función me iba a la puerta y le daba un beso a cada uno que se iba. Eramos parte de una familia. Cuando se enteraban que el circo iba a alguna ciudad, te esperaban para saludarte. Me he recorrido casi toda la provincia de Buenos Aires. Cobraba una entrada muy barata, no era muy buen negociante, con que tuviera para subsistir y mantener a mi familia me alcanzaba. Mi gran dificultad era el invierno, ya que la carpa era muy precaria y no era posible hacer funciones. Ahí teníamos una baja de trabajo y teníamos que salir a vender cosas para subsistir. No estoy arrepentido. No me interesa el dinero, lo que me interesa es que la gente se acuerde. Que me paren y me digan que me venían a ver de chiquito y hoy llevan a sus nietos a mis espectáculos.

- Hoy, ¿encontrás espectáculos parecidos al tuyo que puedan reunir y divertir a toda la familia?

- Cambió mucho, se fue perdiendo. Hoy los circos hacen otra cosa, se imita mucho lo que viene de afuera, ya no hay circos chicos. Mi forma de circo era otra cosa. Era humilde y cobraba barato, para que la gente pudiera ir, estar feliz y divertirse. Capaz estaba dos meses en un pueblo y tenía funciones todas las noches. Hoy solo funcionan durante el fin de semana. De todos modos, le tengo mucho respeto a la gente del circo. No es fácil mantenerlo y menos con este parate de actividades. Está bravo para los circos.

Sebastián Giovenale es el encargado de retratar la historia de este mítico artista

-¿Cómo fue ese momento donde decidiste dejar el circo?

-Después de la tragedia de Cromañón en 2004 hubo un cambio total en las normas. Te exigían muchas cosas que uno por humilde no podía cumplirlas. Además, las rutas también cambiaron mucho y ya era muy peligroso transitarlas con las casillas y autos que teníamos. Al principio fue muy doloroso porque yo había fabricado todo, era muy artesanal. Aparte de ser artista, era trabajador del circo. Mis hijos me ayudaban a soldar las casillas, fabricaba el frente del circo, hacía las lonas, los dibujos y las letras de la casilla. Todo eso lo hacía yo. Hasta las sillas de madera que teníamos. Iba al aserradero, compraba las maderas, las cortaba y las armaba. Con lo que ganábamos no podíamos comprar todo lo necesario para adaptarnos a las nuevas necesidades; entonces lo hablé con mis hijos, les dije “yo cierro, ustedes si quieren seguir se los dejo”, pero ninguno quiso seguir sin mí. Se vendió en noviembre de 2010 en Norberto de la Riestra, el pueblo en que nací. Con la plata que me quedó me compré un auto para poder seguir haciendo mis shows por los distintos pueblos. Una de las cosas más difíciles fue ver cómo se separaba la familia y mis distintos hijos se iban cada uno a su pueblo.

Ahora que el circo no funciona, la radio es uno de los lugares donde "Papelito" pasa más tiempo interpretando a sus personajes

-¿Qué extrañas de la vida del circo?

- Se extraña mucho. No hay noche que no sueñe con que estoy en el circo, aparece gente amiga, empleados que ya no están. Eso te queda, fueron 35 años con el circo, fueron muchos años. No puedo vivir sin sin actuar, soy un artista neto. Cuando vi por primera vez el documental lloriqueé un poco. No te voy a mentir, soy muy sentimental. Me sorprendía por las palabras de cariño que llegaban y por cómo una historia tan simple y sencilla podía cautivar tanto. Lo que no puedo negar es que el documental está hecho de corazón y es enorme el trabajo de Sebastián Giovenale que quería mostrarme cómo estoy ahora y hacer recordar lo que fue el “Circo Papelito”, porque él fue uno de esos nenes que fue a verme en Bragado.

* Papelito, de Sebastián Giovenale podrá verse por el canal de youtube de la Biblioteca Nacional desde el martes 4 de agosto a las 19 horas hasta el martes 11 de manera gratuita.

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