Cuando Tomás Litta habla de literatura queer piense en un corpus en plena construcción. Piensa también en un abordaje, en una perspectiva. Si es por nombrar autores, se le ocurren estos: Lohana Berkins, Marlene Wayar, Carolina Unrein, Susy Shock, Camila Sosa Villada, Ioshua, Carlos Jáuregui, Pedro Lemebel, SaSa Testa, Virginia Cano, Néstor Perlongher. Podría seguir enumerando. La lista, asegura, es enorme. Y ha quedado relegada. Pero, ¿qué es la literatura queer?
Para entender mejor este concepto y para desarrollarlo, surgió Cruzadxs, un podcast que reúne a artistas y referentes de la diversidad leyendo textos claves de la cultura LGBTIQ+. Su creador, Tomás Litta, tiene 23 años, es poeta y publicó Fruto rojo (Santos Locos, 2019). Desde 2018 produce y coordina El cuerpo expresivo, un ciclo de poesía erótica por el que han pasado diversos artistas como Paula Maffía, Luciana Peker, Gabriela Borrelli Azara, Benito Cerati, Fernando Noy, Zabo, Gabriela Bejerman, Julián López y Tamara Tenenbaum.
En 2019 creó Cultura Cuir, una página de Instagram donde recomienda, reseña y habla de literatura queer y donde reivindica la importancia de difundir autores LGBTI+. Desde esa plataforma es que surge Cruzadxs, su primer podcast, donde busca poner a la oralidad en primer plano como herramienta de expansión cultural dándole voz a los distintos autores de la diversidad pero también releyendo clásicos. Hay un nuevo episodio cada semana y se puede escuchar a través de Spotify, Anchor y demás plataformas digitales.
—¿Cómo surgió el proyecto Cruzadxs?
—Cruzadxs es un podcast que lancé desde Cultura Cuir, que es una página de Instagram donde recomiendo, reseño y hablo de literatura LGBTIQ+ y donde ponemos un poco en contexto lo que pasa con el universo literario queer. En Cultura Cuir le doy fuerza a presentar los libros, hacer una síntesis de qué se tratan, hablar un poco de sus autores. Digamos, hacer una mini reseña que sirva como lectura y recomendación. Y Cruzadxs nace como otra forma más de hablar y de difundir literatura queer. Pero dándole protagonismo a las lecturas, metiéndonos más en las entrañas de los textos de los autores. En cada episodio invitamos a un artista o activista o referente literario a ponerle la voz a algún texto particular de un autor LGBTIQ+. Cada semana sale un artista nuevo leyendo a un autor nuevo. Lo interesante es que se van a ir cruzando lecturas clásicas con artistas nuevos y muy jóvenes y también vamos a darles lugar a artistas más consagrados leyendo textos de autores muy contemporáneos. Creo que lo poderoso está en tejer esas redes que invitan a escuchar autores que son muy conocidos y que forman parte de cierta “lectura obligada” de lo queer. Y a la vez difundir autores contemporáneos, que escriben hoy, que ponen sobre la escena nuevas problemáticas, nuevas identidades, nuevas formas de percibir el mundo. También Cruzadxs surge como otro espacio de resistencia cultural. Desde mi lugar, como escritor y activista cultural, considero que es importante producir lugares que resguarden algo tan lindo y sustancial como la literatura. Sobre todo hablando de escritores LGBTIQ+; poder generar un archivo que contemple solo lecturas queer me resulta interesante. Y más en este formato podcast, que además de ser un medio moderno y de gran alcance, es una forma muy linda de llegar. El acto de leerle algo a alguien me parece súper valioso y potente. Y en este sentido, es otra forma más de poder poner en escena la literatura queer.
—¿Existe la literatura queer? ¿Cómo la definirías y qué libros y autores incluirías allí?
—Primero, creo que la literatura queer es algo que está en plena construcción y expansión. Claro que podemos hablar de autores clásicos que han abordado la diversidad desde distintos puntos. Pero lo “queer” es un concepto bastante moderno. Recién ahora podemos empezar a mover un poco las bases y pensar nuevas construcciones de corpus que sean plurales y diversas y que contemplen una perspectiva LGBTIQ+. Quiero decir, pensar más allá del canon y de la tradición. Como estudiante de letras, he presenciado debates porque en programas de ciertas materias no figuraban suficientes autoras mujeres, por ejemplo. O porque porcentualmente el número de autoras en el programa era mínimo. O porque el corpus de autores LGBTIQ+ en temáticas significativas era poco o casi nulo. Con esto quiero decir: hay cosas que hoy se cuestionan y que toman otro lugar de importancia. Y que generan un movimiento en esas estructuras. Hoy tenemos otras urgencias. La perspectiva de género y de diversidad es un gran empoderamiento, incluso en el ámbito académico. Sin embargo, creo que la literatura queer tiene más protagonismo por fuera de la academia. Lo queer está en la calle como territorio de lucha. Está en la cultura independiente. Está en el laburo de editoriales nuevas. Está en la gestión de los activistas culturales. Está en las escrituras que relatan una supervivencia. La escritura históricamente es un gran campo de batalla. Pero sobre todo para las identidades LGBTIQ+. Nos han arrebatado tanto que a muchos y a muchas nos ha quedado solamente la escritura como una herramienta de supervivencia. Y hoy publicamos. Y tenemos éxito. Y nuestras voces importan. Y tienen lugar en editoriales grandes. Y hacemos giras. Y somos leídos en todo el mundo. Y somos traducidos. Nuestras voces empiezan a ser reconocidas como necesarias y como portadoras de nuevas realidades. Por eso creo que todo el universo literario queer está en plena expansión. Ahora, sí puedo decir escritores y escritoras que deben ser leídos porque son autores y autoras de historias necesarias y urgentes: Lohana Berkins, Marlene Wayar, Carolina Unrein, Susy Shock, Camila Sosa Villada, Ioshua, Carlos Jáuregui, Pedro Lemebel, SaSa Testa, Virginia Cano, Néstor Perlongher.
—¿Cómo ves a la poesía en la actualidad? ¿Qué momento creés que atraviesa?
—La poesía es un fenómeno increíble. Yo produzco El cuerpo expresivo, un ciclo de poesía erótica que ya lleva dos años y por el que han pasado más de 100 artistas. Así que creo mucho en la poesía como una fuerza colectiva. Y creo mucho en la potencia de la palabra hablada. Me gusta ir a ciclos de poesía, escuchar lecturas, hablar con los poetas, producir espacios que reúnan todo eso. La poesía atraviesa una reivindicación interesante. Porque históricamente la tenemos como algo medio indescifrable, trabada e inalcanzable. Algo que siento sucede es que en las escuelas (no sé hoy) se la dictaba de forma relegada, al final de toda la cursada, muy a pesar del profesor y de los alumnos. Y nos hacían contar la métrica, la rima, las estrofas. Y también la cuestión estaba en lo que nos daban para leer. Nos daban una poesía muy lejana, casi siempre española, poco terrenal, de siglos distantes. Creo que hoy la poesía conquista desde otros lados y se viene ganando un nuevo lugar desde la generación de los ’90, que trae esa idea de la poesía terrenal, con un español bien rioplatense, sin decoros, desde un territorio cotidiano. Los lugares que se habitan nos suenan propios, nos corresponden, los conocemos. Son nuestros. Hoy leemos esa poesía. Y la mayor parte de lo que escribimos creo que es gracias a ella. Hoy también la veo más como un fenómeno colectivo. Hay mucha poesía del “yo” pero también hay poesía como manifestación política y colectiva. Eso me parece interesante. Pero la poesía me parece increíble, creo que es transformadora, como toda escritura. A mí me sirve para hacerme preguntas y tratar de explicar un poco el mundo que habito desde el amor. Escribo mucho sobre el amor.
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