En una mañana de neblina fantasmagórica que obstruye la visibilidad -como metáfora- en una ciudad en pandemia, una serie de mensajes virtuales declaman la falta de diversidad de una propuesta literaria. Ese podría ser el comienzo de una -mala- obra de ciencia ficción, pero es en realidad lo que está sucediendo a partir de la decisión del Fondo Nacional de las Artes (FNA) de acotar la convocatoria de su concurso literario a los géneros de ciencia ficción, fantástico y terror.
En redes sociales diferentes autores expresaron su disconformidad sobre esta cota en un momento tan especial. Argumentan que se impide la crítica y la reflexión que permite el realismo e incluso que hasta invisibiliza el crecimiento de la literatura del yo, que ha sido aliada de temas como las que poseen perspectiva de género.
Whatsapp mediante, Infobae Cultura dialogó con Mariana Enriquez, directora del área de Letras del FNA, espacio responsable del certamen, autora y reciente ganadora del premio Celsius de la Semana Negra de Gijón, como también con Diana Saiegh, directora del FNA, para conocer tanto su opinión sobre la polémica como para conocer la cocina de esta decisión.
-Varias de las críticas hacen foco en el recorte de géneros, que se haya dejado, por ejemplo, la literatura del yo y el realismo afuera, ¿a qué se debió esa decisión?
-La decisión se basó en estimular estos géneros, no se basó en dejar de lado, sino en focalizar en esos géneros que son, en estos concursos y en la mayoría de los concursos, dejados de lado, marginados. Entonces, la idea era estimular su aparición, la creación, que tengan mayor visibilidad.
Primero es un concurso único, un concurso que se hace este año nada más, en un año que solo se hace un concurso de Letras. Ese fue el sesgo. Y es un sesgo de estímulos a literaturas que suelen ser consideradas menores, dejadas de lado, ninguneadas, etcétera.
-Otras críticas aseguran que al achicarse los géneros, esto deja afuera a muchos autores, ¿creés que es así?
-Yo creo que la literatura de este género está en crecimiento y que tiene autores y que los tiene muy importantes. De hecho hay uno que está en el jurado que es Luciano Lamberti y puedo nombrar a Samanta Schweblin y tantos más. Sin embargo, siempre es como el prejuicio del género menor, del género comercial, del entretenimiento, del género friki. A mi me llama la atención (de las críticas) que para mi lo más importante es que son cinco premios nacionales por regiones.
Entonces, mi idea que yo consideraba como más fuerte que la del género, porque un concurso de género en un momento excepcional como este está casi en sintonía, era darle un lugar a la literatura de la imaginación, pensar un poco en géneros que nos explican la realidad desde otro lugar. Pero ponele que sea un sesgo que a muchos le pareces que deja de lado. Por supuesto que todo sesgo es una decisión que es una intervención, es decir ‘voy a poner foco en este género’, que yo considero que en Argentina le falta estímulo. Y eso va a dejar de lado a otros que yo creo que tienen mayor legitimidad y estímulo.
-Una de las críticas más potentes fue que el realismo permite la crítica social, la reflexión en un año que socialmente es muy complicado y con este formato eso se estaría perdiendo. En otros casos, se planteó que eso no deja espacio para la literatura con perspectiva de género, ¿cuál es tu opinión de esa mirada?
-Justamente en eso es todo lo contrario. El género, como el realismo, tiene varias formas de abordarlo. Vos podés hacer un realismo totalmente de derecha sin crítica. El realismo es un género, que no necesariamente es crítico de la realidad y no necesariamente es realismo social, no tiene una carga de crítica, como tampoco lo tiene este género (la ciencia ficción), que cuando es crítico es súper poderoso. Cuando pensás en Ballard, por ejemplo, que es un autor de ciencia ficción y que sistemáticamente, y en especial en sus últimos libros, es uno de los más político que hay. De la misma manera pasa con Ursula K. Le Guin, que es una autora poderosamente política, donde en libros como La mano izquierda de la oscuridad plantea desde una sexualidad no binaria hasta un enfrentamiento entre sistemas de gobierno que puede homologarse de alguna manera con referencias que tienen que ver con la realidad. En Los desposeídos, aún más, plantea el dilema entre un planeta anarquista y otro capitalista, y a través de un tipo que viaja, se ve esa cuestión.
Me parece que es un prejuicio y uno de los tantos que hay que desmontar acerca de que el género es necesariamente escapismo, eso no es así. El género ha demostrado muchísimas veces su profunda capacidad de crítica social. Stephen King es un gran autor social, por ejemplo. Por supuesto que hay una parte del género, pero sobre todo lo audiovisual, que sí tiene que ver con el entretenimiento, exclusivamente. Pero en literatura tiende a develar y desnudar cuestiones que tienen que ver con lo social desde otro punto de vista. Además reservarle la crítica social al realismo, bueno, depende qué realismo.
Por otra parte, las mujeres podemos y estamos totalmente capacitadas para escribir sobre cualquier cosa. Una de las jurados, Laura Ponce, es una gran escritora de ciencia ficción. Hay muchísimas grandes escritoras de ciencia ficción, fantástico y de terror en español, que están haciendo críticas profundísimas. María Fernanda Ampuero, a la violencia sexual desde cuentos de terror de una crueldad impresionante; Mónica Ojeda, también ecuatoriana, en libros como Nefando, donde habla de la desconexión que produce la vida online, y el abuso infantil con una novela que es de terror realista y absolutamente brutal. Ariadna Castellarnau que creó una distopía en Quema, donde plantea una Europa devastada después del cambio climático. Pilar Pedraza, una escritora influenciada por los simbolistas franceses única, finísima. Samanta Schweblin que a lo mejor su inserción en el género no es tan obvia, pero Distancia de rescate es una gran novela sobre la invasión de la soja y envenenamiento de nuestros campos por un lado, que no se puede soslayar de esos cuentos la sensación de siniestro.
Entonces conferir al realismo como género la capacidad de crítica y pensar que no hay crítica en los géneros como el terror o la ciencia ficción es quizá no tener una lectura extendida de libros así. El año del desierto, de Pedro Mairal, creo que es un libro político y es de ciencia ficción o lo que llamarías ficción especulativa.
Las mujeres pueden escribir y escriben absolutamente cualquier cosa. Mary Shelley escribió a los 18 años Frankenstein, ella también estaba hablando de su tiempo, de los cuerpos de su tiempo y de cómo el hombre con el nacimiento de la ciencia estaba jugando a ser Dios. Es una crítica en medio de una revolución industrial profunda. Pensar que la literatura escrita por mujeres tiene que ser con un estilo y no con todos..., o si alguien piensa que en un concurso de estos género se van a anotar solo los hombres, me parece que no es tan así. Creo que la última gran escritora argentina, por lo menos de las que yo más admiraba, que es Liliana Bodoc escribió La Saga de lo confines, que es uno de los mejores libros de género que yo leí y también es una gran crítica, es una dada vuelta de El Señor de los anillos, donde la conquista de Europa está contada con los ojos de los invadidos y es una reivindicación profundísima de los pueblos de la América, con un lenguaje poético maravilloso, recuperaron el Popul Vú, leyendas mapuches, ¿qué más político que eso?, ¿que más intervención acerca de la realidad que eso? Yo soy una apasionada del género y es un género que ayuda a pensar en futuros posibles, en alternativas posibles de vida, a cuestionar cómo vivimos, tanto como nos puede ayudar el realismo. Pero de ninguna manera me parece que ninguno tiene más potencia de crítica social que el otro. Lo que quiero decir es: no es realismo versus nada, del yo versus ciencia ficción, crónica versus lo que se te ocurra. Es apoyar un género que por varios motivos en los concursos no suele estar representado y esta vez lo estará, excepcionalmente y ojalá encontremos buenos libros.
Y agregó: “O en el caso de la novela gráfica, pensaba en Oesterheld, el un hombre político además, y no solamente con la connotación política que tiene El Eternauta. Pienso en novelistas gráficos de otros lugares, como Alan Moore, un hombre que cuestiona la monarquía, que en Ve de Vendetta hace una historieta de un terrorista que pone bombas en Londres, siguiendo a Guy Fawkes. No digo que hay más o menos potencial de crítica social, en todo caso digo que hay el mismo. El realismo es también es súper entretenido y que eso entre con una dosis de entretenimiento lo hace aún más poderoso en algunos casos”.
Este año el premio tendrá diferentes tipos de distinciones. Un primer premio nacional de ciento cincuenta mil pesos ($150.000), un premio para cada una de las cinco regiones de ciento veinte mil pesos ($120.000) y tres premios especiales a nivel nacional de setenta mil pesos ($70.000) cada uno. En la región 1 está la Ciudad de Buenos Aires, en la región 2 la Provincia de Buenos Aires, en la 3 Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, en la 4 Jujuy, Salta, Misiones, Formosa, Corrientes, Chaco, Tucumán, La Rioja y Catamarca, y en la 5 La Pampa, Tierra del Fuego, Chubut, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro, San Luis, San Juan, Mendoza.
-¿Cómo fue ese cambio hacia un premio que ahora es por regiones y no único?
- Fuimos a la base de datos del Fondo y nos dimos cuenta que la abrumadora mayoría de gente que gana no hace este género, que la abrumadora mayoría también son de Buenos Aires, Ciudad y provincia; Córdoba y Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos en menor medida. No digo que no haya ganadores de otros lados, sino que son menos. Y también se presentan menos.
A mí lo que me entusiasma personalmente es que va a hacer cinco ganadores nacionales, que no van a competir entre ellos y que pueden ganar en cualquier género. Puede ser el mejor libro de cuentos, la mejor novela, el mejor poemario, o a lo mejor en las cinco regiones ganan cinco novelas gráficas o el premio nacional termina siendo un poemario. Me pareció que esa idea de estimular las regiones y de hacerlo de manera diversa y no con categorías tan estancas era mover un poco los muebles. Y estoy contenta con eso, me parece una buena decisión de hacer una intervención pública, tratar de llegar a escritores y regiones que en general el Fondo llega menos por el motivo que sea, y de estimularlos también. Capaz que también llega menos porque hay menos gente, esa no llegada no tiene que estar necesariamente relacionada a un problema. Me parece que buscar en esos lugares a autores populares y a autores de la imaginación es una idea de promoción de literatura interesante.
-¿Por qué se decidió por un solo premio a diferencia de otros años?, ¿cuanto injerencia tuvo la excepcionalidad de la pandemia?
-Este año se hace este concurso porque es el concurso que se podía hacer. Tiene el sesgo del que yo por supuesto me hago cargo y me encargué de decidir: que son el tema de la mayor inserción general y de acotar a esos géneros para que no haya una avalancha de textos que en este momento la estructura del FNA, que está con becas de subsistencia, no puede afrontar. El FNA está otorgando becas a un montón de trabajadores de la cultura que no tienen otro ingreso, y eso es una cosa que estamos todos evaluando y toda la estructura del instituto está dispuesto en esto. Entonces, en este contexto de excepción del organismo y de excepción nacional, es que se decidió hacer un solo concurso con un sesgo con esa limitación y en otro sentido muy amplio, en el que están todas las categorías y más premios regionales. Quiero decir, no va a salir un solo premio, sino seis y después hay menciones también remuneradas. Entonces se planteó esa estrategia.
-Dijiste que solo será por este año, ¿en 2021 se regresa al formato de años anteriores?
-El año que viene vamos a tener los 4 concursos, pero también vamos a empezar a incorporar estímulos particulares por diferentes motivos, para ir moviendo un poco, para que no sea siempre la estructura habitual. Yo no quiero romper nada, sino apenas hacer unas reformas, nada radical, sino incorporar cuestiones, nuevos focos. Y creo que desde mi punto de vista son decisiones que abren el juego.
En esa dirección, Diana Saiegh, presidenta del Fondo Nacional de las Artes, comentó: “Esta gestión va a tener dos orientaciones fuertes : la primera es lo federal, pero lo federal en serio, dando vuelta el mapa que encontré al llegar, donde la mayoría de los beneficios eran para CABA y algo para dos o tres provincias y nada más. Número dos, trabajar en lo Interdisciplinario, terminar con los casilleros estancos...y tercero, ir buscando responder a las nuevas realidades, a todas, desde la irrupción de nuevas expresiones a la idea de interactuar con otros organismos para nutrirnos y aplicar la economía de la cultura evitando el despilfarro, porque hay gente haciendo lo mismo en distintos ámbitos, así firmamos acuerdos con el Conicet, el Inti, etcétera”.
Con respecto al concurso, la arquitecta y gestora cultural que asumió en enero de este año, comentó: “Yendo al concurso, en realidad, ni siquiera creo que haya inconvenientes, si hubo polémica bienvenida sea, ojalá fuese constructiva y no crítica ombliguista ...o sectorial. Estamos en un momento dónde debería valorarse el esfuerzo que hacemos para trabajar en estás condiciones,pero no voy a eludir el tema. Acá en lo personal creo que las redes no son ámbitos genuinos.... No se sabe quién dice algo ni hay fundamentos serios, el anonimato no es el ámbito adecuado para intercambiar ideas. Aquí hubo una idea y la defiendo: la idea fue buscar acercarnos a una temática que nos envuelve a todos, en una realidad que nos tiene descolocados y alertas. No quisimos fijarle exactamente una temática pero sí que lo escrito surgiese de lo que estamos viviendo aquí y ahora, era también para que se escriba, el que así lo quisiese sobre está enigmática realidad con materiales actuales”.
“Por último voy a decir algo que sonará fuerte, muy fuerte, pero es lo que pienso: los escritores tienen derechos, los músicos tiene derechos, los pintores, escultores, actores, todos tienen derechos y mi deber como funcionaria es respetarlos... pero los gestores, directores, etcétera, que tenemos una misión y función también tenemos derecho a orientar y decidir cómo dirigir orientar y decidir. En este caso NO acepté gerenciar el FNA para que todo siga igual, lo hice porque la experiencia y la trayectoria me avalan a tomar determinadas decisiones, ésta es una de ellas.
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