Deborah Feldman, autora de Unorthodox: “Me acusaron de difundir propaganda antisemita, como si fuera Goebbels”

Su libro autobiográfico fue el origen de la exitosa serie de Netflix. A propósito de la salida de la obra en español, habló con los medios de la traumática experiencia que vivió en una comunidad jasídica ultraortodoxa de Nueva York y de su posterior huida, del impacto que tiene la adaptación de su historia para la plataforma de streaming y del valor que representa en una época de lucha feminista

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Feldman, su libro en español y el rostro de la actriz Shira Haas, quien representa el personaje principal de Esty en la serie
Feldman, su libro en español y el rostro de la actriz Shira Haas, quien representa el personaje principal de Esty en la serie

En tiempos atípicos, entrevistas atípicas. Deborah Feldman, autora del libro Unorthodox (Poco Ortodoxa) convertido en serie de Netflix -un hit mundial en este pandémico 2020-, dialogó desde Berlín, donde vive, a través de videoconferencia con Infobae Cultura y varios otros medios de América latina y Europa a propósito de la publicación de su libro en español, por Lumen. Verborrágica y bien dispuesta, muy precisa y puntillosa en todas sus respuestas, Feldman habló de la traumática experiencia que vivió en una comunidad jasídica ultraortodoxa de Nueva York -la comunidad Satmar de Williamsburg, Brooklyn-, y de su posterior huida, del impacto que tiene la adaptación de su historia para la plataforma global de streaming y del valor que representa en una época de lucha feminista. En varios tramos de sus monólogos (respuestas promedio, 25 minutos) además describió y opinó sobre el efecto que sus memorias causan en el pueblo judío, y de cómo se abrió un sonoro debate sobre el tema.

Feldman dió, por si fuera poco, muchas frases dignas de convertirse en títulos.

Una imagen de la serie de Netflix
Una imagen de la serie de Netflix

“Me acusaron de difundir propaganda antisemita, como si fuera Goebbels”. “Los ultraortodoxos están aumentando su influencia en Israel: el gobierno es más una teocracia que una democracia”. “Irse de una comunidad era una excepción, ahora es un movimiento de miles de personas”.

“Escribí mi historia como herramienta de presión para poder escapar y salvar mi vida y a mi hijo”. “Una de las mayores sorpresas con la serie de Netflix fue que atrajera a hombres y mujeres con pasados similares al mío”. “Hubo un cambio en Israel: ya no se puede decir que el judaísmo es vulnerable y por tanto no se pueden criticar sus cosas malas”.

Como puede leerse, se trata de sentencias que revelan -aún para el total desconocedor de ciertas realidades religiosas y la carga moral que conllevan- el peso específico de una confesión de vida.

Feldman, durante la charla con periodistas
Feldman, durante la charla con periodistas

- ¿Cómo surgió la idea de escribir lo que estaba sufriendo, y que esa historia se convirtiera en un libro tan impactante?

- Mi madre me dijo que no me podía dar muchos consejos, pero sí me advirtió: ‘lo único que va a funcionar, y no es una estrategia legal, es… Publicidad constante, darlo a conocer para que la gente hable de tu caso durante meses o años’. Yo quería ser escritora pero no me di cuenta de que no podía darme el lujo de perder tiempo. Tenía que escribir el libro antes de irme de la comunidad, mientras estaba en la universidad. Por eso lo publiqué antes de escapar. Fue mucha presión pero sabía que era mi única puerta a la libertad, lo que me permitiría sobrevivir con mi hijo. No lo pude escribir con tiempo para reflexionar ni para plasmar un estilo de escritora. Fue muy intenso. Decidí escribirlo en tiempo presente porque era la única forma en que podían plasmarse las circunstancias que estaba viviendo. Es un estilo crudo, no digerido. Es real. Mientras escribía estaba metida en ese dolor y ahora lo veo como un valor agregado para el libro.

Deborah Feldman (Alexa Vachon)
Deborah Feldman (Alexa Vachon)

- ¿Qué relación encuentra entre su experiencia personal y el movimiento feminista de estos años? Su ex marido también abandonó la comunidad. ¿Si el hubiera contado la historia, sería distinta a la suya?

- La primera gran diferencia es que él nunca necesitó escribir un libro para escaparse. Él podía irse en cualquier momento y ahora vive su vida, nadie se lo impidió. Así que no tuvo que escribir la historia de su vida para atraer atención para sobrevivir. Igualmente, no lo culpo de nada: cuando estábamos en la disputa por la tenencia de nuestro hijo y las cosas se pusieron difíciles, yo no me enfrentaba a él sino a su familia y a la comunidad, que luchaban por el alma y no por la vida de mi hijo. Cuando se publicó el libro en Estados Unidos fui entrevistada por Barbara Walters en televisión y frente a millones de personas pude decir que esta comunidad quería a mi hijo y por eso me perseguía. Finalmente conseguí mi libertad y la custodia del niño. Eso lo conseguí por el libro, si no hubiera sido por eso, me hubiera pasado como a muchas otras mujeres. Algunas de ellas hasta cometieron suicidio por esa frustración y las que no, siguen luchando contra la depresión. Fácilmente habría sufrido algo así. Sin embargo pertenezco a un grupo cada vez más grande de mujeres que pudieron salir. Los hombres abandonaban la comunidad y no sufrían consecuencias, es más: podían volver si lo deseaban. En los hombres era ‘una crisis de fe', un proceso intelectual sobre sus creencias. Las mujeres no podían irse porque se preguntaran sobre Dios. Una mujer se quiere ir porque considera que el bienestar suyo y de sus hijos está en peligro.

Mi comunidad nunca se había enfrentado a una situación así, potenciada por el éxito que tuvo el libro. Reaccionaron con furia y trataron de desacreditarme atacando a mis padres. Pero nadie dijo que fuera mentira lo que contaba. Decían que estaba loca

- Cuando se publicó el libro en Estados Unidos, usted debió enfrentar el rechazo de su comunidad ¿Volvió a suceder con el estreno de la serie?

-Las críticas que recibo hoy son muy distintas a las que recibí en aquel momento. En primer lugar, hay una diferencia muy grande entre lo que es un libro y lo que es una serie de televisión: el libro es no ficción, algo parecido a las memorias de una persona; la serie es una historia ficticia inspirada en hechos reales, escrita por un grupo de guionistas. Entonces la rabia y la frustración se dirigieron mucho más rotundamente al autor del libro y no a los autores de una serie. El libro tuvo varios aspectos muy controvertidos. Por ejemplo, era uno de los primeros textos sobre este tema escrito por una mujer, antes siempre habían sido hombres. Fue una novedad y fue considerado ofensivo. Había otro problema: no solo era una mujer la que contaba sino que se trataba de una experiencia femenina muy íntima, lo cual siempre fue considerado tabú entre los ultra ortodoxos. El cuerpo de una mujer no le pertenece, es algo público, que Dios creó con un solo propósito. Una mujer no puede pretender tener propiedad de su cuerpo. Cuando salió el libro y luego hablé en televisión me convertí en una especie de demonio. Ellos pensaban que lo yo estaba haciendo era lo que había hecho Goebbels: difundir propaganda antisemita. Mi comunidad nunca se había enfrentado a una situación así, potenciada por el éxito que tuvo el libro. Reaccionaron con furia y trataron de desacreditarme atacando a mis padres. Pero nadie dijo que fuera mentira lo que contaba. Decían que estaba loca. Frente a eso, los medios de comunicación empezaron a prestarme atención y aumentó el éxito del libro. En la comunidad se dieron cuenta de que finalmente habían ayudado a la promoción. Así que con la serie no dijeron nada, sencillamente no criticaron y se mantuvieron en silencio.

La autora del libro hizo un cameo en la serie.
La autora del libro hizo un cameo en la serie.

- ¿Cree que ahora, en la era del streaming global, la serie reabre un debate aún más profundo entre los judíos de todo el mundo?

- La crítica es más compleja y en cierto modo más interesante porque ahora proviene del mundo judío en general: los liberales, los conservadores, los laicos. Viene desde un mundo que nunca tuvo que enfrentarse a las verdades que yo describí. El judaísmo es muy amplio y en nombre suyo también se cometen injusticias contra las mujeres y los niños. Normalmente este no es un tópico que se trate dentro de nuestra religión. En gran medida porque el judaísmo siempre ha sido un pueblo perseguido, fueron víctimas del antisemitismo y, por lo tanto, esas injusticias no se pueden mencionar ni abordar. Estamos en una era en la que el victimismo es mucho menor y los judíos están empoderados en el mundo occidental, que valora sobre todo la dignidad humana. También hubo un cambio en Israel: ya no se puede decir que el judaísmo es vulnerable y por tanto no se pueden criticar sus cosas malas. Esto viene de la idea de que los judíos no son gente como los demás, que son diferentes, mejores. Por consiguiente se piensa que las injusticias no pueden ocurrir en una comunidad judía, cuando sí ocurren. A veces incluso ante nosotros mismos nos presentamos como personas inmunes a estos problemas. Como si un judío no pudiera tener las imperfecciones del resto de la humanidad: si es una sociedad perfecta, no necesita cambios. Admitir que se necesitan cambios sería como atacarla, y como es un pueblo vulnerable no se lo puede atacar.

- ¿Qué sucede entonces?

- Se trata de deslegitimar mi historia, para que no se convierta en los que ellos entienden que es un ataque a la comunidad judía. Los ultraortodoxos están aumentando su influencia en Israel: el gobierno es más una teocracia que una democracia. Hay leyes religiosas que se aplican como si fueran constitucionales y eso obliga a que los seculares tienen que respetarlas por imposición. Hoy la ultraortodoxia es un sector dominante, y es un problema para nosotros, así como el fundamentalismo lo es para otras religiones. Creo que mi historia puede servir para iniciar un debate en todo el espectro étnico del judaísmo. Tenemos que reunirnos y encontrar la forma de dialogar y aceptar que tenemos que dejar que aquellos que quieran irse de dónde quieran, puedan hacerlo.

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