Murió Jorge Schussheim, el hombre que todo lo convertía en arte

Fue esta mañana. El músico, publicista, actor, cocinero, humorista y director de coro argentino tenía 79 años. Aristas, amigos y admiradores de su trabajo lo despidieron en las redes sociales con dolor y admiración

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Músico, compositor, publicista, actor, cocinero, humorista, director de coro... Es muy difícil definir a Jorge Schussheim con una sola etiqueta. La noticia de su muerte cayó como un baldazo de agua fría entre quienes siguen de cerca su trabajo.

Anoche sufrió una descompensación; llegaron los doctores y le dijeron que debía internarse, que era su corazón. Él les dijo que no y se quedó en la cama. A la mañana siguiente (esta mañana), tuvo un pico de presión y finalmente murió. Tenía 79 años.

“Uno de los mejores autores de canciones argentino, representante de una época alucinante de la canción, dueño de una pluma a la vez culta y pícara, llena de Siglo XX, de mirada, de belleza y vitalidad. Salud, Jorge Schussheim”, escribió el narrador Julián López en Twitter, mientras que el director teatral Rubén Szuchmacher posteó: “Chau, querido Jorge Schussheim. Te voy a extrañar mucho”.

Schussheim nació en Buenos Aires el 31 de octubre de 1940. Estudió Medicina, Antropología y Geología en la Universidad de Buenos Aires y ya en los sesenta empezó a participar de los espectáculos del Instituto Di Tella. Fue integrante de I Musicisti, grupo musical humorístico predecesor a Les Luthiers y uno de los guionistas de Tato Bores.

Télam
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En 1970 editó el álbum No todo va mejor con... que se convirtió en un clásico de culto t compuso cerca de doscientas canciones como “Coca Cola refresca mejor” y “El culo me pesa”. Tuvo su propia agencia de publicidad y creó decenas de anuncios muy recordados como “No va andar” del whisky Añejo W y “Estúpido-estúpida” del licor Tía María.

Además adaptó obras teatrales para su esposa, la directora Lía Jelín, como Dios mio, El rey se muere y la exitosísima Toc-toc. También escribió obras y libros y era dueño del restaurante Big Mamma, en Buenos Aires.

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