En “Ficción privada”, Andrés Di Tella regresa al centro de la memoria familiar a través de cartas

El documentalista argentino reconstruye el vínculo amoroso y también la ruptura de sus padres a partir de una correspondencia que en la película es leída por dos actores y también por el prestigioso escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky

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Trailer de "Ficción Privada"

En estos días ya puede verse la nueva propuesta del cineasta Andrés Di Tella, el emocionante documental Ficción privada, que aunque bucea en la historia de una familia en particular indaga sobre temas vinculados al amor, al futuro y a la muerte, que son de interés de todos. Con este film, que fue estrenado en el festival de San Sebastián, Di Tella cierra una trilogía familiar que en esta oportunidad surge a partir de una vigorosa correspondencia entre sus padres que llegó a sus manos : un legado que toma forma de arte.

“Desde el solo hecho de que mi padre era un sudamericano blanco y mi madre, una hindú de piel negra y se conocieran como estudiantes en Estados Unidos construyendo un tipo de relación que casi no era posible, fueron parte de una vanguardia del siglo XX en algún sentido”, dijo el director en charla con Télam.

“Ellos estuvieron a la vanguardia de esa vida y ese tipo de relación se fue haciendo posible y hoy aunque las noticias nos instruyen sobre muchísimo racismo, igualmente las cosas un poco se han modificado y tiene que ver con quienes se han jugado la vida por ese tipo de cuestiones. Ese es el gran trasfondo político de este proyecto y el que yo siento como un legado al que tengo que hacerle justicia”.

Andrés Di Tella
Andrés Di Tella

En el filme, una pareja de actores (Julian Larquier Tellarini y Denise Groesman) leen, durante varios días y noches, la correspondencia entre Torcuato y Kamala, los padres del director de la película. Las cartas atraviesan las décadas del 50 al 70, registran viajes por el mundo, hablan de amor e idealismo, del futuro profesional de los integrantes de la pareja, del dolor y de los sueños rotos. También tiene un lugar clave en la lectura de las cartas de Torcuato Di Tella el prestigioso escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky y otro espacio riquísimo lo cubre Lola, la hija preadolescente del director, quien de alguna manera con sus comentarios y sus preguntas actúa como la representación del futuro en el que se también se lee aquel pasado familiar.

Ficción privada dialoga con otras dos películas anteriores vinculadas a temas familiares de Di Tella: La televisión y yo (2002) y Fotografías”(2007). Entre otros títulos de su filmografía se encuentran “Montoneros, una historia” y “Macedonio Fernández” (ambos de 1995), “Prohibido” (1997), “El país del diablo” (2008), “Hachazos” (2011), “¡Volveremos a las montañas!” (2012), “Máquina de sueños” (2013), “El ojo en el cielo” (2013) y “327 cuadernos” (2015), este último documental filmado a partir de los diarios del escritor Ricardo Piglia.

“Podría decir que Función privada es lo que me quedó en el tintero en esta especie de trilogía que se fue armando sin que hubiera un plan y que ahora culmina”, dijo Di Tella a la agencia Télam.

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-¿Cómo surge la idea del documental?

-El origen es difícil de rastrear porque es algo muy personal y está en el origen de aquellos otros proyectos que trataban sobre la historia familiar. Primero (en La televisión y yo) aparecía Torcuato y su relación conflictiva con su propio padre y las dificultades que tuvo para elegir entre seguir las huellas del padre o cortarse solo y buscar su identidad e independencia y eso es un poco lo que hizo al viajar a la India, casarse con mi mamá y ser un intelectual. Y también en Fotografías, ya que mi mamá Kamala, viniendo de una familia tradicional de un pequeño pueblito de la India logró en una acción heroica y casi milagrosa romper el destino de una mujer con un matrimonio arreglado y una vida opresiva. Y además participó de experiencias bastante radicales de lo que se llamó la antipsiquiatría e hizo muchas cosas por traspasar los límites aceptados.

-¿Cómo fue que decidió elegir a dos actores para representar lo que dicen las cartas?

- La vida de mis padres fue bastante única pero a la vez es representativa, casi emblemática, del siglo XX y creo que hubo muchísima gente a partir de la segunda mitad de ese siglo que empezó a romper con los prejuicios, con lo permitido, con las restricciones de su contexto familiar y social y ellos formaron parte de ese movimiento de individuos. Decidí contar con actores para darles vida a esas cartas, para evocar esa juventud a través de las figuras de dos jóvenes y pasó algo bastante milagroso y es que los actores se compenetraron de tal modo en las cartas, como que los contagiaron con los sentimientos y pasiones de otro tiempo, que siento que las hicieron revivir. Escuchar a Denise Groesman es por momentos como si Kamala estuviera hablando, es un fenómeno asombroso.

-En un momento de la película se dice “El sentido de las cosas aparece con el paso del tiempo”. ¿Cuánto sentido retomó el recuerdo de sus padres y su familia con la película?

-Las palabras pierden ese origen documental y empiezan a operar en la imaginación de cada espectador. Pasa con las cartas y con algunas imágenes que se han convertido en imágenes de archivo. Y eso se ha vuelto como un extraño e inesperado material de archivo para mí, como si lo hubiera filmado otro, casi. “El pasado no está muerto, ni siquiera ha pasado”, como dijo William Faulkner y es una gran verdad. El pasado está con nosotros.

Denise Groesman, en una escena de la película
Denise Groesman, en una escena de la película

-¿Cómo ve el devenir del tiempo mirando el presente y el pasado a través de ese prisma que pueden ser las cartas?

-Las cartas son pedacitos, como esquirlas que quedaron en el campo de batalla de lo que fueron esas vidas, como la famosa metáfora de Hemingway sobre la punta del iceberg y donde lo más importante es lo no visto, lo no dicho. Las cartas son esos fragmentos como si fueran las puntas del iceberg y sus vidas y vivencias son como el gigantesco bloque de hielo que permanece invisible debajo de la superficie y los espectadores tienen que imaginar y completar a través de su propia experiencia, sus propias emociones. En el fondo, las cartas y las vidas son más una incitación, son como un vehículo para un viaje emocional que haga reflexionar al espectador.

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Ficción privada, que tuvo su premiere mundial el año pasado en el apartado Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián y pasó por la Competencia Latinoamericana del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, entre otras citas internacionales, ya puede verse en Cine.ar play, podrá verse hoy sábado 11, a las 20 por Cine.ar, y desde el 17 de julio será exhibida en www.puentesdecine.com.

*Con información de Télam.

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