¿Qué lugares pueden unir a la literatura con el cine? Lo primero que se viene a la mente son aquellas novelas o cuentos que son adaptados a la pantalla grande, o aquellas vidas de escritores que son retratadas en imágenes en movimientos. Sin embargo, Damián Sierra propone algo distinto en su primer documental: Digamos, en el que se recorren los escenarios de la nueva camada de poetas argentinos.
En los últimos años, las caras de estos escritores han salido del anonimato y para ponerle voz y cuerpo a sus obras dándole otra vuelta de tuerca a la literatura que ya no se disfruta en solitario. Si bien las lecturas de poesía existen casi desde que existe el género, en los últimos tiempos han florecido muchos centros culturales que centraron su programación en estos encuentros y en algunos casos estas lecturas hasta se han colado en algún festival de música mainstream. El auge se debe a que el ponerle el cuerpo a las lecturas, las interpretan y las transforman en una obra aparte.
Digamos recorre bares y centros culturales que se animan a sumar “recitales de poesía”. Además, indaga sobre las temáticas y las formas que hacen que estos nuevos artistas sean elegidos no sólo por los lectores más jóvenes. Walter Lezcano, Martina Cruz, Tomás Rosner, Flavia Calise, Virginia Sammartino, Leandro Gabilondo, Julieta Habif, Malena Saito, Nicolás Igarzábal, Francisca Pérez Lence, Marina Condó, Tomás Mártinz, Marcos Gras, Manuel Marchioni o Bruno Pizzorno son algunos de los que dan su testimonio. Se trata de un recorte de lo que ocurre en la Ciudad de Buenos Aires pero esta misma escena se reproduce en numerosas ciudades de todo el país.
Damian Sierra logra retratar a los y las artistas contemporáneas que rompen con la estructura de la escritura en verso, sin detenerse en lo que queda plasmado en los libros de papel sino también en lo que ocurre con la gran cantidad de fechas de poesía con propuestas variadas: lecturas, slams, ciclos, etcétera, y también cómo los autores utilizan las redes sociales para que sus versos sean consumidos y compartidos por personas que de otra manera no hubiesen accedido a ellos. Son los mismos protagonistas de la escena que aportan sus voces y reflexiones sobre el mundo, enalteciendo la belleza en la sencillez y reconfigurando el concepto poético que hoy está en pleno auge y transformación.
La presentación de este documental estaba pensada y tenía fecha para mediados de abril en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, se iba a ver en pantalla grande e iba a contar con invitados y lecturas. Sin embargo, el confinamiento provocado por el coronavirus hizo que ese tipo de actividades se suspendan por un tiempo. Ahora, la misma se realizará de manera virtual y tendrá como positivo que personas de cualquier punto del planeta podrán disfrutarla desde la comodidad de sus hogares y conocer un poco el trabajo de estos poetas jóvenes que rompen con ciertos moldes impuestos para dirigirse de manera coloquial a un público que abarca cada vez más personas.
Infobae Cultura dialogó con su director acerca de las motivaciones que tuvo a la hora de pensar este documental y cómo llegó a este recorte de la poesía contemporánea tan particular.
- ¿Cómo surge la idea de hacer este documental?
- Se me ocurre después de ver la película de Luis Hitoshi Díaz, Heroxs del 88, un documental sobre un disco clásico del punk de la Argentina. Terminé de ver la película y automáticamente me digo: “quiero hacer un documental”. No tenía ni idea sobre qué. Básicamente ese fue el germen. Era la primera vez que embarcaba este tipo de proyecto. Si bien trabajo hace bastante tiempo para programas de televisión nunca había dirigido una película. Entre las opciones que consideré estuvo primero la música, que es probablemente el tema que más me gusta, pero me parecía que ya había un montón de documentales o por lo menos a mí no se me ocurría algo específico sobre qué poder hacerlo. Allí surgió hacerlo sobre la escena poética actual más independiente. Me parecía que no había mucha documentación audiovisual sobre el tema. Me llevó alrededor de un año. Lo que siempre tuve en claro era que no iba a ser un trabajo de investigación sino que quería que los mismos protagonistas hablen de la escena sin material de archivo. Quería que todo lo que se vea sea generado para el documental. Eso lo hace auténtico.
- ¿Qué relación tenías en ese momento con la poesía y la literatura?
- No hace mucho que yo llego a la poesía. Hace 3 años más o menos que me acerqué. Estaba pasando un momento muy oscuro de mi vida y me encontré con los textos de José Sbarra que era como lo que necesitaba en ese momento. No sabía que podía haber poesía que dijeran esas cosas y que estuvieran escritas de esa manera. Tenía esa idea antigua de la poesía más barroca y encontrarme con esos textos fue una revelación. Aparte, por la manera en que estaba escrito, lo sentía muy cercano y que estaba hablando exactamente de lo que me pasaba. Era lo que hubiera querido escribir. Eso se dio en simultaneo con haber ido a un evento que organizaba un amigo poeta, Tomás Martinz, que también aparece en la película. Era una especie de varieté interdisciplinaria con un montón de actividades artísticas y poesía. En ese evento, recitaba Martina Cruz y fue la primera vez que escuché un recital de poesía y me flasheó tanto que me puse a llorar por lo visceral que era. Después de esa experiencia, me animé a escribir. Si bien venía del palo de la música, me pasaba que componer una canción, grabarla, me llevaba bastante, en cambio la poesía se transformó en algo inmediato. De repente, me encontré escribiendo tres poemas en un día y los podía publicar desde redes sociales o un blog y podía sacarme las cosas que tenía adentro de una manera más rápida y fue un proceso muy sanador. Al poco tiempo, saqué un libro de poesía, que era un cocoliche, mayormente es un poemario pero también tiene algunos cuentos. Se llamó Ahora es invierno y fue editado por Lilium. Me empecé a relacionar con chicos que estaban en la misma, a usar las redes para seguirlos y me encontré con un mundo zarpado, completamente activo y que estaba pasando por un gran momento. Me mandé a hacer la película como un outsider, una especie de admirador de esa movida. Me encanta lo que están haciendo pero no sé mucho del tema por eso les cedí la palabra a ellos, sin imponerle una especie de sesgo propio. Obviamente mi subjetividad aparece a la hora de editar todo ese material que recopile. El estar contado por sus protagonistas lo hace más genuino.
- ¿Cómo fue la selección de los personajes?
-Por un lado, busque a los artistas más cercanos, aquellos amigos que ya me había hecho en el mundillo de la poesía en estos años. Después fui contactando a gente que me gustaba lo que estaba haciendo pero todavía no había tenido la posibilidad de conocerlos. Todo se coparon apenas les escribí. También aparecieron algunos de manera azarosa. De todos modos, me fijé límites ya sabía que eran un montón de personas haciendo poesía y querer abarcar a todos iba a ser imposible. Las redes sociales me ayudaron mucho para salir de mi círculo íntimo y descubrir nuevos protagonistas.
- ¿Qué cosas descubriste haciendo el documental?
- Principalmente que hacerlo era más difícil de lo que pensaba. Si bien hace ya más de 15 años que trabajo en el mundo audiovisual no tenía ni idea de lo engorroso que iba a convertirse. Cambió mucho la idea original de documental que tenía al comienzo, desde la parte realizativa. Con respecto al material, descubrí y amplié esa percepción que tenía sobre la escena poética que está completamente viva. Me encanta lo que representa formar parte de esa escena. Vengo de haber tocado en muchas bandas de rock y me parece que hoy el rock en conjunto es una escena que está dormida, que no está para nada en auge hasta está bastante relegada dentro del mundo de la música. Hay otros géneros que tienen cosas más interesantes para decir. Esto es una visión completamente subjetiva y personal. Entonces en contrapartida, me encontré que en la poesía están pasando cosas increíbles e interesantes que valía la pena prestarles atención.
- ¿Qué diferencia encontrás con esta nueva generación en comparación con los autores más tradicionales?
- Algo que se dice en el documental es que se coloquializó la poesía. Se dejaron de lado las formas más acartonadas y ahora hay toda una generación de poetas que utiliza un lenguaje más sencillo que se acerca al día a día. Aportan belleza al lenguaje que usa cualquiera en la calle. Además, tocan temas más actuales que logran hacerte sentir identificado, te transportan a sitios que uno transita.
- ¿Qué importancia tuvieron las redes sociales para dar a conocer a los nuevos autores?
- Mucha. Ocurre lo mismo con cualquier otra rama artística. Hoy las redes sociales están jugando un papel clave para bien o para mal. Eso también se aborda en la película. Está buenísimo el acceso a la difusión que por ahí en otros tiempos no sé tenía pero también por contrapartida hay un riesgo de caer en esta cosa de buscar el like y la aprobación inmediata y en ese afán se pierda un poco la verdadera intención. Es decir, que solo sean frases ingeniosas que tengan impacto y no haya un trabajo por detrás. Es una balanza, tiene lo positivo de la difusión qué hace llegar tu arte a todos los rincones del mundo pero a su vez, el riesgo de caer en lo que se llama la “poesía instagram”, aquellas personas que no tienen un laburo intelectual sino que simplemente están buscando sumar seguidores.
- Si bien hiciste el documental solo, ¿quiénes fueron tus aliados para poder concretarlo?
- En primer lugar, las personas que logre entrevistar y también todos los que me dieron una mano en todas las escenas en vivo de fechas y lecturas que fui a grabar. La gente de Radio Colmena que es la radio donde estoy involucrado y donde surgió un primer germen de lo que iba a ser la película, tenía una sección de videos que se llama “Poemario” donde diferentes autores leían sus textos, son mi familia y siempre me dan me dan una mano con todo lo que hago.
- ¿Qué creés que pasará con estos espacios de encuentro para este tipo de arte cuando termine la cuarentena?
- Creo que algunos cambios ya están ocurriendo. Todos se están volcando a lo digital y ya en las redes, como facebook o instagran, existen encuentros de este tipo. Un claro ejemplo es lo que está realizando “poesía en tu sofá”, un festival de poesía que se vive por instagram. Es increíble como muchas de las cosas que están en la película parecen viejas, cuando se habla de que todos los fines de semana podés encontrar alternativas para disfrutar de lecturas o conocer lugares llenos de gente. De todos modos, creo que tarde o temprano esto va volver al mismo punto donde habíamos quedado. Lo bueno es que lo virtual se va a considerar como un recurso, que ya existía pero se hacía muy poco. Quizás se tenga más en cuenta cuando termine todo esto, más allá de todas las fechas presenciales, la cuarentena nos hizo descubrir que hay un montón de cosas que se pueden hacer virtuales y eso te permite ampliar tu público y llegar a otros lugares. Va a quedar el chip instalado como sucede con los trabajos dónde de repente las personas pueden hacer home office y que todo funcione igual.
*“Digamos”, de Damián Sierra podrá verse en el ciclo de cine y literatura organizado por la Biblioteca Nacional y La Nave de los Sueños el martes 30 de junio a las 19 horas desde el canal de Youtube de la Biblioteca. El documental estará una semana disponible para su visualización de manera gratuita.
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