Se sabe que la palabra de la madre es señal de autoridad y que su voz pretende ser definitiva, ya lo decía Freud. “Muchas veces pienso en tu muerte y esa posibilidad me da mucho miedo”, me dijo mi madre hace unas noches y no quise seguir escuchando ya que en mi actualidad personal mi muerte constituye un Gran Miedo.
El Thánatos es la pulsión de muerte que impulsa al ser humano a la disolución -en oposición a la pulsión de vida o Eros- y que se materializa en el suicidio como su hecho extremo. El caso de la muerte por falta de órganos para un trasplante parece inevitable. Es esa inevitabilidad la que resonó en el miedo a mi muerte expresado por mi madre.
Tal vez porque siempre intenté escarbar en cómo el hombre se hundía en la muerte para conocerla sé que es, claro, una tarea de artistas y filósofos. Lo que sigue es, por supuesto, una lista arbitraria, personal y pequeña pero, así y todo, tiene la intención de ilustrar aquello de lo que hablo.
Ya los antiguos se preguntaban por este misterio. Los sumerios, 4 mil años antes de Cristo, eran profesionales de la muerte. Gilgamesh enfrentaba a sus enemigos hasta la muerte, hasta que conoció en un enfrentamiento a Enkidu, con quien estableció una relación quizás amorosa y que, a su muerte, pidió a los dioses la eternidad para desplazarse por el universo y así superar la pena por amor.
La Biblia está llena de violencia y muerte. Así, Job presencia el asesinato de su familia por una apuestita entre el diablo y Dios. El mismo Jesús muere debido a la voluntad popular mientras el Apocalipsis es terror en su faceta gore. Sus autores permanecerán anónimos.
Cuando era chico me gustaba mucho asistir a la Sala Lugones, en el teatro San Martín, cuyos ciclos (que ahora volvieron) exhibían cine muy potente. No recuerdo la primera pelìcula que vi allí, pero sí que luego de la primera vez no dejé de tomar el ascensor para llegar al décimo piso, donde se encuentra la sala.
Llegué de casualidad a un ciclo de Ingmar Bergman, y descubrí cómo las ideas tomaban forma de imágenes y de luz en el cine del sueco. El séptimo sello mostraba la partida de ajedrez entre la Muerte y un guerrero, cuyo ganador se llevaría al rival. Finalmente, la muerte es la única certeza en las relaciones.
Noche y Niebla de Resnais mostró, en 1955, apenas diez años luego del fin de la Segunda Guerra, el horror del nazismo, los campos los presos, los muertos. El realismo del documental potenciaba el retrato de la muerte fascista.
Así, la muerte se manifestaba mediante géneros y épocas.
Como hace un par de días mi madre señalaba la potencial cercanía de la muerte.
Y yo sentía entonces toda su presencia.
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