Diario de la peste 86: La segunda vez, la tragedia vuelve como tragedia

Día a día, el gran escritor portugués y maestro del texto breve busca poesía en el sombrío mar de la cuarentena. Infobae reproduce sus columnas, que son originalmente publicadas por Expresso y que, traducidas por Paula Abramo, tomarán forma de libro en Interzona

Un hombre se sienta en un restaurante en un complejo comercial, luego de un nuevo brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Beijing, China. (REUTERS / Tingshu Wang)

16 de junio de 2020

Cuatro hombres negros ahorcados en árboles fueron hallados en Estados Unidos. El FBI investiga.

Nina Simone, Strange Fruit.

Nina Simone, ¿qué es para ti la libertad?

Nina Simone: no tener miedo.

Un trapo cubriendo la boca como cubría antes los genitales en la Capilla Sixtina.

El sistema de salud y los sistemas de pudor sociales.

El pudor ha llegado hasta la boca: no quiero ver ni tu oxígeno.

Beijing vuelve a imponer restricciones para impedir la propagación del nuevo brote.

La segunda vez, la tragedia vuelve como tragedia.

Pero, la segunda vez, la noticia no vuelve como noticia.

Una misma noticia pierde intensidad como si se tratara de una sustancia que se va consumiendo.

El asombro por la muerte de alguien 5 minutos después no causa ningún asombro.

Si le dices a alguien que cuando llegue a casa se va a encontrar con una sorpresa y ese alguien llega a casa y no se encuentra con una sorpresa, se va a sorprender, Wittgenstein.

Desde México, Paula me dice que las clases de esgrima están interrumpidas.

Un arte de herir a distancia, la esgrima.

Pasamos semanas de confinamiento en las que sólo podíamos herir a distancia, se lamenta alguien.

En Brasil hay dos órdenes opuestas: ¡hacia adentro, rápido!

¡Hacia afuera, rápido!

Imposible la salvación de los que titubean.

Nadie que titubea merece salvarse. La salvación es de los decididos.

O entonces es pura suerte.

Ser un "Napoleón del teatro europeo de la Música", la ambición de Wagner.

La mitad de los locos internados en el siglo XIX decían ser Napoleón.

En los hospicios de Rusia, dicen ser Putin.

En un solo hospicio de los alrededores de Moscú hay 23 Putins.

Todos dicen ser el verdadero.

Algunos hasta tienen un documento en el bolsillo que prueba que son Putin.

Yo soy Putin, dice el papel. Y ellos mismos lo firman.

Cualquier idiota puede decir la verdad, se repetía en los años setenta del siglo pasado.

Una provocación.

La noticia de ayer: para llegar al verdadero Putin "hay que pasar por un túnel de desinfección".

El verdadero Putin es el que está después del túnel de desinfección.

Los otros son chiflados.

La Torre Eiffel reabrirá el 25 de junio.

En México, el día del padre se posterga.

Los pulmones acaban completamente irreconocibles, dice un especialista sobre las consecuencias del coronavirus.

Reconocer al ser humano por su rostro y por sus pulmones.

En La Montaña Mágica, los amantes intercambiaban imágenes de sus pulmones.

Mejor en cuanto los vértigos; más o menos en cuanto a los mareos.

Flusser hace una pregunta, hablando de diseño.

Qué tipo de persona será un individuo "que no se dedique a cosas, sino a informaciones".

Estamos todos dedicados al alimento y a la información.

Quien come y ve noticias al mismo tiempo, se empacha.

El primer paso para volverse loco es sentir que falta el equilibrio sobre un muro bajo.

"Quien no sienta vértigo, no está bien informado", escribió Sloterdijk en uno de sus libros.

Exacta descripción, antes de tiempo, de los tiempos presentes.

Dudo entre tomar Vertigo Heel en gotitas (para disminuir los deseos de caída) o bajarle en mi cabeza el volumen a la información y los saltos.

En el campo, una mujer murió tranquila con un plato de caldo en el regazo.

Las libélulas se acercan a los hongos.

La tierra huele a tierra después de la lluvia.

Y las luciérnagas están locas.

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