Jean-Michel Basquiat es uno de los artistas más conocidos y caros de Estados Unidos. Su obra Sin título 1982, por ejemplo, fue subastada por 99,3 millones de euros, lo que lo colocaría en el mercado en la misma mesa que Picasso.
Su carrera fue meteórica, comenzó en el mundo del grafitti en el Bajo Manhattan, pintando trenes y paredes, que firmaba como SAMO. Luego, fue descubierto por Harvey Russack, fundador de Unique Clothing, cuando trabajaba en un galpón de la empresa. En 1978 , un artículo sobre su talento en The Village Voice le dio notoriedad y su relación con Andy Warhol, fama.
La obra Ironía del policía negro, que se encuentra en una colección privada, fue realizada en 1981, en la que se considera su primera etapa artística, en la que mezclaba el grafitti con visiones callejeras y formas simbólicas de tradiciones culturales primitivas, como máscaras, esqueletos y calaveras. La vida de este referente del neo expresionismo llegó hasta los 27 años, a causa de una sobredosis. La pintura es una creación al óleo sobre lienzo con acrílicos y crayones.
Como afroamericano de Nueva York y pasado de artista callejero, Basquiat conoció en carne propia la vehemencia con que la policía podía tratar a los afroamericanos. La obra cobra hoy una notoria actualidad -aunque nunca dejó de serlo- debido al asesinato de George Floyd por parte de la policía y las protestas a nivel mundial que despertaron.
La pintura es una declaración política sin espacio para la duda. Como miembro de la sociedad afroamericana, Basquiat cuestiona la participación de personas de su comunidad en una fuerza de control dominada por hombres de tez blanca y que a su vez protege sus propios intereses.
La representación del único personaje de la obra es caricaturesca, deforme, y está partida en su interior, en lo que se interpreta también como una crítica a los afroamericanos que deciden pertenecer a este sistema de control estatal. Basquiat sostenía que los afroamericanos que se unían a una fuerza policial eran partícipes de un tipo de esclavitud moderno.
Volviendo al personaje, su representación es similar a la que podría realizar un niño, con los miembros inferiores desproporcionados y una falta de simetría llamativa. Basquiat buscó, entonces, realizar una representación que deje en evidencia una burla, una figura que no puede representar respeto, siquiera autoridad.
En su rostro cadavérico, que a la vez es aprisionado por un sombrero que imita a una jaula, refulgen una paleta de colores más relacionado a lo payasesco, como el rojo y el amarillo. La jaula, por otro lado, parece remitir al propio encarcelamiento que significa pertenecer a la fuerza policial. Otro punto importante de la obra es el fondo blanco, que no solo sirve para resaltar la figura, sino también funciona como metáfora: el policía, además, se mueve en un ambiente que no es el suyo, donde nunca deja de llamar la atención, donde desentona. El policía negro, no pertenece allí.
Para que no queden dudas de sus intenciones, el artista escribe el nombre de la obra a un costado: Ironía de un policía negro. Debajo de la mano del policía también se lee Peón (Pawn). Así, sintetiza el rol de los afroamericanos dentro de la fuerza. Sin importar la acepción, el peón es un personaje de poca importancia, de poca relevancia y sin ningún poder de decisión real. Puede ser un ayudante en un oficio; un trabajador del campo, heredero de la servidumbre en la época colonial hispanoamericana, en la jerga militar, un soldado raso, y en el ajedrez la pieza de menor valor, la primera que se mueve y muere en una batalla.
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