Si tienes entre 14 y 16 años, necesitas 200 dólares, ven a mi casa en las Islas Vírgenes y me das un masaje. Claro, si no estás de acuerdo, te conviertes en mi reclutadora y comienzas a trabajar para mí. Esa era un poco la vida del multimillonario depredador Jeffrey Epstein (1953-2019), de quien se ha dado a conocer este fin de semana por Anonymous, su famosa lista negra.
Una miniserie en estos tiempos de crisis revela la vida de este monstruo (la verdad que un monstruo imparable), al lado de su mujer, Ghislaine Noelle Marion Maxwell (1961), la hija del multimillonario dueño de medios Robert Maxwell (1923-1991). Toda una vida de lujos, de excesos y de violaciones a chicas que encontraba en las zonas más bajas de Florida y que hoy, muchas de ellas, lo denuncian en Jeffrey Epstein: asquerosamente rico, un programa producido por Netflix.
Las sobrevivientes, como son llamadas en la miniserie, relatan los hechos de este abusador sexual, quien usaba su riqueza y poder para perpetrar sus delitos.
La conspiración siempre está en cualquier historia y aquellos que siempre sospechan encuentran el grado de mecanismos para justificar esas cosas que no se ven. Pero en este caso, cuando Jeffrey aparece muerto en su celda súper vigilada (ahí dónde estuvo el Chapo Guzmán, por ejemplo) todas las antenas daban a pensar precisamente en una conspiración.
Cuando el 10 de agosto de 2019, Epstein le dijo adiós a su vida, todas esas denuncias de la red de pedofilia y de prostitución de menores saltaron a la luz y al mismo tiempo quedaron sin resolver.
El Príncipe Andrews de Inglaterra, acusado por una de las sobrevivientes, tuvo relación directa con Jeffrey Epstein, hay fotos de él y la lista de Anonymous lo acaba de certificar. Gracias a eso, a pesar de que él no se acuerda y niega todo contacto con Virginia Roberts (quien lo acusa de haber tenido tres abusos sexuales por parte de él), acaba de perder su puesto en la realeza británica.
En un comunicado el año pasado, Andrews dijo: “Sigo lamentando inequívocamente mi asociación mal juzgada con Jeffrey Epstein. Su suicidio ha dejado muchas preguntas sin respuesta, particularmente para sus víctimas y simpatizo profundamente con todos los que han sido afectados y quieren alguna forma de cierre. Solo puedo esperar que, con el tiempo, puedan reconstruir sus vidas”.
Bill Clinton, Kevin Spacey (muchos de lo que lo acusaron en su caso por abusos están muertos: Ari Behn se suicidó, Linda Culkin fue atropellada y un masajista falleció sin que se conocieran mayores detalles de su deceso) y muchos otros famosos, tanto políticos como actores, aparecen en el video de Netflix, aunque es un poco tibio y no se mete mucho en esta lista.
Lo que sí cuenta es la corrupción del ministro de trabajo de Donald Trump (uno de los más involucrados con Epstein), Alex Costa, quien cuando era fiscal no dejó hablar a las víctimas y le dio una “prisión domiciliaria” a Jeffrey Epstein. Cuando se descubrió eso tuvo que renunciar a su puesto de ministro.
Lo que sí es cierto es que las denunciantes siguen diciendo que con la muerte de Epstein el caso no ha terminado y que él era la punta del iceberg de una red de pedofilia y de prostitución de adolescentes. En su casa de las Islas Vírgenes había cámaras por todos lados. ¿Quién tendrá esos casetes?
* Publicado originamente el Maremoto Maristain.
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