Hablar de series ya no es una novedad, pero sí puede transformarse —en este tiempo particular— en tema de conversación relevante y mejor que eso, en vital fuente de información para el entretenimiento casero. El dato de una buena serie, tal vez perdida en el magma de la frondosa oferta del streaming o bien poco promocionada, permite descubrir que siempre hay “algo para ver”. El recorrido por la pantalla de inicio de Netflix, Prime Video o HBO Go —por citar las tres más notorias y masivas plataformas— puede conducir al mareo, la confusión e incluso al aburrimiento (y el abandono en el intento). Buscar, ese liviano trámite cotidiano que puede demandar más tiempo del deseado, es un ejercicio que sienta mejor con la debida información. Aquí van tres novedades o muy próximos estrenos en cada una de estas opciones de entretenimiento online.
A descubrir en Netflix
El gigante del rubro emerge aún más gigante en lo que va de 2020, pandemia y distanciamiento social mediante (16 millones de nuevos usuarios de un total global de 183, según cifras oficiales del primer trimestre de este año). A su voluminosa batería de títulos originales y de consumo masivo —el documental de Michael Jordan, Poco ortodoxa, Casi feliz y podrían seguir las firmas—, suma semanalmente toda clase de producciones a veces más pequeñas o promocionadas, pero que merecen atención.
Feel good. Sentirse bien no es precisamente de lo que aquí se trata, aunque algo sucede a lo largo de 6 capítulos de media hora —formato británico favorito y muy efectivo— para hacer pensar, generar sonrisas y sí, unas cuantas veces, sonoras carcajadas. Esta es una producción de Channel 4 que cuenta una historia muy contemporánea que combina elecciones sexuales, rollos familiares, toxicidades varias y finalmente, una búsqueda superior de la felicidad. Allí está la correspondencia con el título. Hay una comediante de stand up, canadiense pero radicada en el Reino Unido llamada Mae (Mae Martin, haciendo de ella misma) y una de sus espectadoras habituales, George (Charlotte Ritchie), que viven su historia de amor en el convulso siglo XXI. El tono Fleabag de algo que todavía puede llamarse “comedia romántica” está presente en las situaciones y diálogos filosos, cierta incorrección política a la hora de los chistes y una mirada agridulce de las cosas de todos los días para estas chicas (adicciones, salidas del closet, parentela). La comparación concluye ahí porque aquí se cuenta otra historia.
Recursos Inhumanos. Eric Cantona fue estrella francesa del fútbol inglés en los 90 e ídolo muy especial del Manchester United (hay una buena película dirigida por Ken Loach al respecto), pero hace rato que merece ser considerado un buen actor. Como tal, protagoniza esta superproducción del canal Arte —originalmente titulada Dérapages— basada en uno de los best seller del escritor Pierre Lemaitre: la historia de un ex jefe de recursos humanos que, pasados los 50 años, se encuentra sin trabajo o lo que es peor, trabajando de lo que puede, y que de repente se embarca en una cruzada suicida por recuperar su dignidad aún con métodos violentos. En medio de esa tragedia personal toma en serio un extraño llamado para ser jefe de personal en una multinacional aeronáutica. Algo pasará ahí y eso es lo que se cuenta a lo largo de seis capítulos. Dato sorprendente: el libro que dio origen a la miniserie, está inspirado en un hecho real ocurrido en 2005 en la televisión pública francesa, cuando se produjo una toma de rehenes real-falsa organizada para para poner a prueba la resistencia al estrés de los ejecutivos publicitarios de la empresa.
Snowpiercer. Reciente estreno que viene con la etiqueta “Bong Joon-ho” como garantía. Es que el director surcoreano múltiple ganador del Oscar con “Parasite” dirigió una versión cinematográfica de esta misma historia en 2013 y aquí figura como productor ejecutivo. En verdad, el origen está en un cómic europeo de culto (Le Transperceneige de Jacques Lob y Jean-Marc Rochette) que cuenta una historia con visos apocalípticos y muchas resonancias con este presente de cambio climático, creciente desigualdad social y estado cada vez más próximo a la desesperación. Lo que para el lúcido Bong Joon-ho fue en su momento “una Espartaco ferroviaria” se transforma en diez episodios que expanden y formatean a gusto el argumento original: un tren como Arca de Noé para los más pudientes que circula alrededor del mundo en medio de una era glacial que hizo inhabitable la Tierra, y que por tanto se convierte en territorio de una renovada lucha de clases. Esta vez, prerrogativa narrativa de la serie, incluye un crimen a bordo. Con tres mil personas entre una clase privilegiada y los desesperados de siempre que subieron a la fuerza y a último momento, el transporte no se detiene y dentro suyo, todo puede pasar.
Para ver en Primer Video
Del servicio incluido en la suscripción Prime del gigante todoterreno Amazon no hay cifras oficiales aunque a principios de este año, la compañía de Jeff Bezos difundió que había alcanzado los 150 millones de abonados. No obstante hay que decir que tener Prime no es lo mismo que ver Amazon Prime Video. Entrando en este terreno, un estudio independiente recogido en medios expertos asegura que los usuarios de esta plataforma rondan los 100 millones de personas. Este año desembarcó en América latina con una bien provista biblioteca audiovisual de estrenos, producciones originales y ciertas franquicias muy atractivas, entre ellas la saga Star Wars y buena parte de los títulos de las factorías Marvel y Pixar. Aquí también resulta provechoso sumergirse en lo profundo de su catálogo para encontrar buenas opciones.
Diablo guardián. La perturbadora novela ganadora del Premio Alfaguara en 2003 escrita por el mexicano Xavier Velasco fue, desde su irrupción en el mercado editorial de habla hispana, un estímulo para hacer una adaptación cinematográfica de semejante material. No sucedió, pero luego de una década de idas y vueltas —con Televisa de por medio— se publicó en formato serie y ya tiene dos temporadas que suman en total 18 capítulos. Como en el libro ésta es la historia de Violetta, una chica de 15 años, explosiva y sedienta de dinero que sale de su casa para comerse el mundo con 100 mil dólares que les robó a sus padres. Ella misma es quien se la narra a su “Diablo guardián”, un aspirante a escritor con el que tiene una relación cercana, cómplice y muy, muy extraña. Todo eso, a ritmo de cocaína y mezcal —como la novela de 500 páginas— se vuelca en una trama de prostitución, drogas y violencia que no ahorra detalles ni escenas de alto voltaje. Honestidad brutal que, como siempre, resulta seductora.
Homecoming 2. La serie que marcó el debut de Julia Roberts en este formato allá por 2018 (hace tanto tiempo), volvió hace unas semanas con nueva protagonista, el desarrollo de la misma historia y ese aroma a thriller de conspiraciones propio de los años 70 —con detalles alla Hitchcock— que tan bien le sienta. La super talentosa cantante y actriz Janelle Monáe —recordar, notable en Moonlighting— es quien ahora protagoniza la historia de cómo una nueva y misteriosa droga creada por una siniestra empresa farmacéutica, “borra” la memoria de los veteranos de guerra para que vuelvan sin traumas al teatro de operaciones. La segunda temporada prometía, o esa sensación daba, que contaría otra historia dentro de su mundo, pero en realidad el relato se orienta hacia las consecuencias de lo que Heidi (Julia Roberts) descubrió en la primera entrega. La codicia y la ambición corporativas es el tema central a lo largo de siete capítulos, cuya duración (30 minutos) los vuelve aún más atractivos en su misterio siempre latente.
Loudermilk. Un próximo estreno, previsto para el 15 de junio, que viene con buenos augurios. Es el tipo de comedia agridulce que, sin rozar la ternura de —digamos— Afterlife, combina niveles altos de ironía y sarcasmo, una pequeña tragedia personal y una galaxia de pequeños personajes, cada uno con su especial atractivo. Se trata de: un ex crítico y escritor de música, alcohólico irascible y agotado, que pasa su tiempo como consejero de grupos de autoayuda por abuso de drogas. Ron Livingston toma gustoso el rol de guía gruñón que “abusa de su grupo de abusadores de sustancias”. Con el paso del tiempo se descubre que detrás de la máscara que construyó con sus propias frustraciones, asoma un hombre sabio, creativo e incluso en un colmo de atrevimiento, simpático. La serie fue creada por dos lúcidos activos de la industria del entretenimiento estadounidense de este tiempo: el director Peter Farrelly (de Tonto y retonto y Loco por Mary a The Green Book recorrió un largo camino) y el escritor Bobby Mort (principal guionista de Stephen Colbert, uno de los conductores de late show del momento). Con ellos, hay satisfacción garantizada.
Recientes y próximas en HBO Go
Disponible en una mayoría de países en América Latina desde 2017, este servicio de streaming permite acceder a los contenidos originales de la cadena estadounidense sin necesidad de contratar operadora de televisión y compatible con toda clase de dispositivos. Es un catálogo bien provisto, con títulos de calidad como las ya míticas Los Soprano, Game of Thrones, The Wire y Chernobyl, que además ya estuvo en este período de aislamiento social —dividido en tandas temáticas— gratis y abierto al público en general con determinadas series y películas. Mientras tanto, estrenó grandes producciones y promete un sonoro regreso de un clásico de las series de la tele de los años 60.
I know this much is true. Pocas veces un título anticipa tan fielmente lo que se va a ver, pero es así: todo verdad sobre sufrimientos varios y de los más pesados integran la vida de dos gemelos de sangre italoamericana personificados ambos, en una verdadera prueba de carácter actoral, por Mark Ruffalo. A riesgo de ser menospreciada en este momento por “demasiado bajón”, a lo largo de 6 capítulos se sucede un festival de tormentos íntimos y simbolismos religiosos con el foco puesto en integrantes de clase media trabajadora blanca, en un país que sigue cruzado por su cuestión racial. Basta el comienzo —una cruda escena que refleja una particular “protesta” por la guerra del Golfo, a principios de los años 90— para entender que aquí no habrá risas y mucho menos liviandad. Ruffalo es, a la vez, el esquizofrénico Thomas y el estoico Dominick, quien lidia con sus propios demonios pero al menos los soporta y reprime para hacerse cargo de los dramas de su hermano. Por encima de todo, en esta adaptación de una popular novela del escritor Wally Lamb emerge la enorme performance de Mark Ruffalo. Vale la anécdota que contó por estos días el autor del texto original, sobre las emociones e intenciones del actor, que además produjo la serie. Cuenta Lamb que Ruffalo le envió un correo electrónico con este mensaje: “no puedo decirte cuánto amo este libro. Es muy conmovedor y muy personal para mí de muchas maneras: conozco a estas personas, crecí con ellas”.
Run. Hablando de actores, hablemos de actrices porque la crítica especializada ha coincidido en que lo mejor de esta serie es su protagonista. Destacada por sus personajes en Nurse Jackie y The Walking Dead, Merrit Wever tiene aquí su primer protagónico. Es Ruby, la mujer que una mañana cualquiera de su rutinaria vida recibe un texto que dice “RUN” (Corre). Acto seguido, lo deja todo y se lanza a la aventura que le propone un tal Billy (Domhnall Gleeson) quien —se supone desde un principio aunque no muy claramente— tuvo una historia de amor con ella en el pasado. Quiénes son Ruby y Billy, qué representa ese pacto sobreentendido, cómo eran las vidas que dejaron atrás y qué esperaban encontrar en esa huída concertada, es lo que se revela a lo largo de siete episodios cortos (otra vez, son efectivos los 30 minutos de duración) que invitan a presenciar una aventura amorosa y conflictuada a bordo de trenes. Detrás de cámaras, la idea y producción están a cargo de Phoebe Waller-Bridge —la chica Fleabag— y su compañera habitual Vicky Jones, dato que había generado mucha expectativas por el resultado artístico. Algo que, ya estrenada la serie, no es el esperado al menos según concuerda una buena cantidad de reseñas publicadas en la última semana.
Perry Mason. El próximo 21 de junio se estrenará una nueva versión de este clásico personaje: un abogado de múltiples habilidades para resolver los casos, cuya serie de la televisión estadounidense de los 60 —con gran presencia en las televisiones del resto del mundo durante muchos años más— resultó el punto más alto de su popularidad. Pasaron ocho años desde que empezó a desarrollarse este proyecto impulsado por Robert Downey Jr., que inicialmente iba a ser una película en la que se había reservado el papel protagonista. Al final, la idea se materializó en una miniserie y encontraron el reemplazo perfecto en Matthew Rhys (The Americans), en un relato que se presenta como precuela de la historia del hombre. La acción desarrolla en Los Ángeles en 1932 cuando es investigador privado, en una ciudad que empieza a resurgir con la preparación de las infraestructuras para los Juegos Olímpicos, la industria del cine y la producción de petróleo, mientras el resto del país intenta recuperarse de los estragos de la Gran Depresión del 29. En este contexto impera la corrupción y la desaparición de un niño se convierte en una investigación en la que Perry Mason se implica hasta las últimas consecuencias durante ocho capítulos.
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