Los millones de letreros escritos a mano que aparecieron en las vidrieras de tantas tiendas en el mundo, máquinas de coser para realizar tapabocas caseros, infinidad de jabones, los picaportes, el papel higiénico y hasta los balcones y ventanas de cada hogar ya forman parte de la exposición virtual Pandemic Objects, con la que el museo Victoria and Albert de Londres busca narrar la actual pandemia a través de objetos cotidianos, “vitales para salvar vidas, pero también, portadores potenciales de la enfermedad”, según explica el curador Brendan Cormier.
Termómetros, alcohol en gel de a montones, los emojis y gifs que aluden al coronavirus, los embalajes de cartón donde llegan las compras a nuestras casas, los murales callejeros rediseñados en gran parte con tapabocas, los —ya tan agotadores— encuentros por Zoom, y hasta los aplausos —tan potentes como inmateriales— se han colocado en el primer plano de la cotidianeidad, adquiriendo un nuevo significado, con motivo de la Covid-19.
“Creo que se torna más evidente que nunca —a través de la lente de la pandemia— cuánto de nuestra vida diaria está mediada por objetos. Son vitales para salvar vidas, pero también, portadores potenciales de la enfermedad. Proporcionan confort emocional, pero también revelan profundas desigualdades sociales. Y revelan cuánto de la economía moderna se apoya en una frágil cadena de suministro de la cual dependemos completamente”, explica en esta entrevista Cormier, curador en jefe de Diseño del Museo Victoria and Albert.
Curador, escritor y diseñador canadiense afincado en Londres, Cormier se impresionó por la cantidad de letreros caseros escritos a mano durante los primeros días de cuarentena, por lo que decidió instar a su equipo en el museo a pensar en todos aquellos objetos cotidianos -esos a los que muchas veces no se les presta atención- que se han reformulado y son vistos bajo una luz diferente desde el coronavirus, y que van recopilando en el blog del museo: vam.ac.uk/blog.
Lo cierto es que, luego de que la pandemia desaparezca, es probable que no volvamos a mirar ciertos objetos de la misma manera, y cuando las generaciones futuras quieran comprender cómo fue atravesar este momento histórico, seguramente estos elementos —por muy mundanos que sean— tendrán para decir más de lo que imaginamos. “La pandemia es tan omnipresente que hay un número casi ilimitado de objetos y fenómenos que podrían ser discutidos en el blog del museo. Sin embargo, lo que más nos interesa es entender cuál es la historia del diseño que nos están contando”, dijo Cormier.
—La proliferación de letreros caseros en vidrieras y ventanas ha sido uno de los cambios más inmediatos y visibles en el espacio público durante el aislamiento. ¿Qué indican estos carteles de nuestro comportamiento?
—Hablan de una capacidad de resiliencia de las personas para poder girar y adaptarse a nuevas situaciones, aunque esto no menoscabe en modo alguno la tragedia que está ocurriendo y el hecho de que muchas empresas cierren y las personas pierdan sus sustentos. La proliferación de letreros también habla de la capacidad de recuperación de la tecnología low-tech —en este caso, del papel y el marcador— como medio de comunicación eficaz. Es un fenómeno masivo de personas que pasaron al lápiz y al papel para comunicarse de ese modo. Es además un recordatorio de que las ciudades y los espacios públicos pueden y deben ser expresiones físicas de las comunidades que los habitan. Y esas herramientas simples (un bloc de papel, un poco de cinta, un marcador) son todo lo que necesitan para lograrlo.
—Muchos países (como Francia y Argentina, entre otros) han solicitado a los ciudadanos contar con un formulario en papel para salir de su casa. Al punto que el artista belga Maxime Matthys se paseó por las calles del pueblo francés de Rennes, donde reside, cubierto con una indumentaria que él mismo confeccionó con 150 hojas de autorizaciones diferentes. ¿El arte siempre encuentra la manera de reconfigurar el sentido de los objetos?
—Absolutamente. El arte ha sido siempre una forma de recontextualizar el significado de los objetos cotidianos, así como actuar como un modo eficaz de crítica.
—Hoy en día incluso se pueden ver cintas de color en el piso de los supermercados, para marcar la distancia en las filas. O en las plazas de Nueva York instalaron círculos dibujados en el pasto para que la gente mantenga la distancia. ¿Estos elementos podrían conformar también parte de Pandemic Objects?
—La comunicación espacial y la forma en que estamos repensando el diseño de parques, calles y otros espacios públicos es muy interesante y es uno de nuestros propósitos en el museo: discutir la arquitectura y el urbanismo, y la pandemia nos está planteando nuevos e increíbles desafíos en cuanto a la forma de organizarnos y vivir en las ciudades en el futuro.
—La creatividad de los modelos de máscaras protectoras caseras ha explotado. ¿Qué puede decir de este objeto?
—La producción de máscaras de fabricación casera, así como otras formas de PPE (equipo de protección personal) ha sido muy interesante de ver. Hemos visto comunidades de todo el mundo movilizar sus máquinas de coser para producir el equipo de protección necesario no sólo para uso personal sino para cubrir una necesidad urgente en los hospitales. Esto es gracias al hecho de que todavía hay mucha gente que posee máquinas de coser, y estamos hablando de un invento que tiene 150 años de antigüedad. Una de los puntos principales que estamos notando es cómo viejas tecnologías han jugado un papel esencial en la lucha contra la pandemia.
—¿Cree que debería incluirse en Pandemic Objects elementos no físicos, como todos los gifs, emojis o el increíble auge de los Instagram Live o de las reuniones vía zoom?
—Sí, esta es la primera pandemia de la era digital. Y muchas de las herramientas a nuestra disposición para hacer frente a la pandemia han sido digitales, así que estamos explorando este elemento también.
El pan casero
Productos básicos de la cocina, como la harina y la levadura, sin contar las miles de recetas para preparar pan casero que han experimentado un auge inusitado, forman parte también de esta exposición. “Las recetas son una de las formas más antiguas de diseño de código abierto —pasadas de generación en generación a través de lo verbal—, libros de cocina, y ahora también podcasts y sitios web. Sin dudas, hubo un aumento masivo en la cocina casera y en el intercambio de recetas en redes sociales”, explica Cormier.
Puede que sea por el mayor tiempo que se pasa dentro del hogar, por la cualidad terapéutica de mezclar ingredientes, por el amor a la cocina o simplemente por dar rienda al maestro repostero que llevamos dentro; lo cierto es que la búsqueda de la receta para preparar pan aumentó en Londres en un 875% pero bien lo aclara Cormier, atento a la situación social: “Probablemente no sean los trabajadores de primera línea los que puedan redescubrir los milagros de hornear”.
En la Argentina el fenómeno es bastante similar: la búsqueda de recetas de pan casero y de medialunas ganaron tanta popularidad —desde el 15 de marzo en adelante— que llegaron, durante la cuarentena, a sus máximos históricos, según informaron desde Google. El famoso buscador reveló además que ‘cómo hacer pan de masa madre’ es la receta estrella de Youtube: “Los videos instructivos sobre cómo hacer pan de masa fermentada aumentaron sus reproducciones diarias en un 260% desde el 15 de marzo, en comparación con el promedio de reproducciones diarias del resto del año. Además, la carga de videos relacionados con el pan de masa fermentada alcanzó su punto más alto este año”, confiaron desde la compañía tecnológica.
Además, en Youtube, las vistas globales en 2020 de videos de cocina y recetas son, al menos, un 45 por ciento más altas que en el mismo periodo del año pasado.
Fuente: Télam.
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