El mundo del arte parece haber entrado en una pausa, pero sigue en movimiento. El online se ha convertido en el único canal posible para compartir experiencias en épocas de puertas cerradas en galerías y museos. En este contexto, la historiadora de arte y curadora Andrea Giunta enfrentó dos desafíos en simultáneo, la muestra Pensar todo de nuevo -en dos capítulos- en la galería Rolf Art y la puesta en marcha en la Bienal del Mercosur.
Para comenzar por lo inmediato, hoy comienza Formas que administran el cuerpo, la segunda muestra -o segundo capítulo de Pensar todo de nuevo- en Rolf Art. O, hasta que la pandemia lo permita, la versión online de la galería. Esta se articula con el capítulo 1, llamado Políticas del cuerpo, que “aborda la relación del cuerpo con el espacio pensada como una forma de conocimiento”, explica Giunta en un intercambio vía mail con Infobae Cultura. Ambas exposiciones estarán disponibles hasta el 1 de julio.
El primer capítulo había sido preparado antes de la explosión pandémica que detuvo al mundo. En este nuevo contexto, la autora de Feminismo y arte latinoamericano y Contra el canon junto al equipo de Rolf debieron replantear sobre la marcha una manera de repensar cómo poder transmitir a través de la pantalla una experiencia lo más parecida a la presencial.
- Comentás en el texto curatorial que la primera muestra se resignificó tras la pandemia, ¿cómo fue ese cambio donde ya tenias obras de “un mundo exhausto” para ponerlo en contexto actual?
-El proyecto ya estaba planteado antes de marzo, y el título, Pensar todo de nuevo, era el subtítulo de la exposición. La galería proponía hacer un proyecto sobre feminismos, sobre artistas mujeres. La agenda del feminismo antes de la crisis sanitaria estaba ya instalada y reflexionaba sobre un mundo en emergencia, en términos de violencias sobre las mujeres y sobre quienes están del otro lado del poder, que son quienes están siendo ahora las víctimas principales de la pandemia. Un mundo exhausto por el arrebato y la expoliación sin límite de los recursos del planeta, por la desigualdad, por la violencia”.
“El feminismo, que hoy constituye la sección más intensa y más prolífica de las bibliotecas del presente, desarrolló una teoría política, económica, social y de la cultura desde la que propone repensar el mundo. Las obras que se incluyen en la exposición fueron realizadas antes, incluso décadas antes, de la pandemia actual. Pero en ellas, en el archivo conceptual y sensible que las obras contienen, que condensan, ya estaban presentes los síntomas de este mundo en el que hoy nos encontramos”.
El Capítulo 1 está compuesto por 44 fotografías y tres videos de artistas como Graciela Sacco, del grupo Nosotras Proponemos, Liliana Maresca, María Teresa Hincapié & José Alejandro Restrepo, María José Arjona y Joiri Minaya.
“Quizás la metáfora mas potente la encontremos en las fotografías de Liliana Maresca instalando sus collages con los retratos de Menem y de Clinton en la reserva ecológica, que en esos años era un depósito de escombros sobre los que hoy ha avanzado la vida, la naturaleza. Muchas obras se están realizando ahora, como el video que Liliana Porter y Ana Tiscornia hicieron con el celular, que estará entre las obras de la versión online de la Bienal 12 del Mercosur, en Porto Alegre. Obras pensadas en la emergencia, en el aislamiento. Pero muchas obras que fueron realizadas antes tienen claves para comprender el mundo en el que hoy vivimos. Obras pensadas en un contexto pueden ser reactivadas en otros momentos que no son independientes de ese pasado, del momento en el que se gestaron”, explica la investigadora.
Y agrega: “El capítulo 1 aborda la relación del cuerpo con el espacio pensada como una forma de conocimiento. El cuerpo en la escena pública en las bocas que Graciela Sacco pegaba en las calles en los años noventa, como una forma de replicar el título que daba a estas intervenciones, “Bocanada”, boca-nada, una referencia desde una imagen, si se quiere, distópica (¿quien desea esa boca?) sobre las políticas neoliberales del menemismo. También en la escena pública se colocaron los afiches del colectivo Nosotros Proponemos para la campaña de legalización del aborto, política urgente de los cuerpos. Y políticas del cuerpo en la redefinición de su propio cuerpo que proponen las performances de Silvia Rivas, María José Arjona y Joiri Miraya”.
Giunta sostiene que “los capítulos no deben entenderse como zonas separadas”, ya que “establecen un argumento visual que puede reconocerse en los otros capítulos”.
En tal sentido, “el segundo analiza la relación entre formas y cuerpos”: “Propone detenerse en la noción de política del cuerpo, en el sentido de re administración de los significados del cuerpo desde otra perspectiva que aquella que representó en la larga historia del arte el ojo externo sobre el cuerpo (femenino)”.
Esta segunda parte, que cuenta con la colaboración de Carolina Baulo, incluye las fotografías de las performances que Liliana Maresca realizó con los objetos que ella misma creaba y que registró Marcos López; los registros fotográficos de la relación que Dalila Puzzovio estableció con los yesos, sus “cáscaras”, restos ortopédicos que recogió en el hospital; la réplica de su rostro que Ananké Asseff vació en bronce; las formas blandas que rodearon el cuerpo de su madre, la ropa, que Milagros de la Torré registró con procedimientos fotográficos anteriores a la era digital.
Para Giunta estas obras “implican también una reflexión sobre la desclasificación de las políticas administrativas que las instituciones ejercen sobre los cuerpos. El retrato aquí es una excusa. Remite, más exactamente, a la exploración de un territorio jurídico liberado, aquel sobre el que no tenemos (o no tendríamos) que pedir permiso”.
-¿Cuál fue el desafío de pensar y repensar una muestra para que sea apreciada online?
-La galería y su equipo de producción, cuya imaginación y articulación supera al de los museos -y pienso en museos como el Hammer o el Brooklyn Museum-, investigó distintas propuestas online, investigación a la que me sumé. En poco tiempo pensamos una exposición que era para el espacio de la sala en un sitio de internet. Hoy vemos reproducirse como formato online la mesa redonda o la entrevista online, pero ¿cómo pensar una exposición online? La propuesta permite seguir textos, fotografías, videos, afiches en una lectura, en un relato que considera zonas de contacto y de divergencias entre las obras. Capítulos que pueden seguirse en la pantalla de la computadora o del celular como una historia, una investigación que se bifurca en las facetas prismáticas que genera cada obra.
- El shock social que la pandemia produjo que el planteamiento de repensar todo, como se titula la muestra, sea parte del debate en diferentes sectores sociales, desde el funcionamiento de los hogares a los sistemas de educación, por nombrar algunos. Expuso en 24/7 múltiples asimetrías y todas al mismo tiempo: ¿En qué puede asistir el arte a ese repensar? y ¿qué se debería repensar en el mundo del arte?
-No lo sé, no lo tengo en claro. Me sorprende escuchar en las mesas redondas que se han multiplicado en estos días la certeza de quienes hacen diagnósticos sobre el presente y el futuro del arte. Sé, con la certeza que proviene de la percepción propia, que el estado del mundo del arte reproducía el estado del mundo, un mundo exhausto. Me pregunto, cuando se señala la necesidad de recuperar la normalidad, a qué tipo de normalidad queremos volver. Hay que repensar el sistema de precios descontrolados del mercado, que reproduce la concentración de capitales actual, en manos de unos pocos. En el mundo del arte, como en el mundo que lo excede, no hay ‘derrame’. Se acentúan los procesos de concentración, no hay equidad ni distribución. Unxs pocxs artistas son estrellas con precios por las nubes, absurdos, como el que se pagó tres veces por una banana pegada en la pared con cinta adhesiva a fines de 2019, en tanto el 99% de lxs artistas apenas subsisten. En este momento se encuentran en una situación de precarización absoluta.
“El esquema de las exposiciones internacionales llegó a una situación que encuentro extrema: seguros, embalaje, transporte, curriers, la forma de cuidado y abrir la caja en la que llega una obra, representan sumas de dinero que no abarcan ni a los artistas, ni a los curadores, ni a quienes trabajan en un museo. Simultáneamente a este panorama extremo que describo la necesidad de hacer obras sigue presente. Se han hecho ciclos de performances, videos, películas, conciertos. Un estado del mundo del arte, una necesidad de seguir realizando obras en una situación de precariedad. Al mismo tiempo el arte realizado antes de la pandemia estaba abordando con profundidad el abuso del planeta por parte de los humanos, la explotación de sus recursos, la usurpación de territorios. El arte, la literatura, la filosofía, anticiparon la reflexión sobre un futuro que hoy es presente. Las formas de creación colectiva, las solidaridades expresivas, la investigación de los recursos digitales -que más que opción hoy son el único escenario- y las claves que se encuentran en obras pre existentes, son formas de repensar el mundo. Este escenario es una oportunidad. No tengo ilusión, no puedo convencerme de que el mundo saldrá mejor de esta experiencia extrema, pero creo que lo mejor que podemos hacer es volver a pensar dónde estamos, también en el arte. Solo puedo hacer diagnósticos, no pronósticos. Pero aspiro a un momento de menos espectacularidad y más conocimiento y reflexión”.
Bajo el lema Femenino(s). Visualidades, acciones y afectos, la XII Bienal del Mercosur ya vive su versión online desde hace varias semanas. Participan allí más de 60 artistas -la mayoría de la región- aunque día a día se suman nuevas voces, entre las que se encuentran Ana Gallardo, Liliana Porter, Marcela Astorga, Cristina Schiavi (Argentina); Claudia Paim, Carmela Gross, Brígida Baltar, Aline Motta (Brasil); Cecilia Vicuña, Eugenia Vargas-Pereira, Paz Errazuriz (Chile); Alejandra Dorado (Bolivia); COCO, Ana Tiscornia (Uruguay), y Eliana Otta (Perú), como también invitadas por fuera del Mercosur como Elina Chauvet (México), Esther Ferrer (España), Carole Condé y Karl Beverigde (Canadá), Gladys Kalichini (Zambia) y el colectivo Guerrilla Girls (EE.UU.).
-La Bienal del Mercosur está en funcionamiento hace un tiempo, ¿cuál es el feedback que tenés (en este contexto)?, ¿cuáles fueron las modificaciones tras el lanzamiento?
-El feedback que tengo por ahora es en la red, en la respuesta de lxs artistas, que ha sido creciente y conmovedora. Gran parte de lxs artistas enviaron testimonios, desde donde se encontraban al comienzo del aislamiento, produciendo un registro afectivo intenso. En este momento estamos articulando el programa educativo en las escuelas y universidades. Desarrollamos programas participativos para los profesores en función de las necesidades que tienen de contenidos, que son necesidades cambiantes, ya que todos estamos aprendiendo, forzadamente, en este proceso. Desarrollar la dimensión educativa es, sin duda, lo mejor para la bienal. Tras el lanzamiento, el 16 de abril, el sitio de la bienal creció y creció. Estamos subiendo ahora un Jornal que reúne las voces, en primera persona, de gran parte de lxs artistas.
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