Revolución digital, cuarentena, crisis económica, caída de la industria editorial. Son varios los elementos que giran en torno a los hábitos de lectura y que configuran un nuevo mapa dinámico e incierto. ¿Qué características tiene el lector argentino, si es que tal entelequia existe, y cuáles son sus preferencias, sus deseos, sus necesidades? ¿Cómo está mutando la lectura aquí, en este país de América del Sur, y cuáles son los desafíos y los obstáculos que hay en su camino?
La empresa Proyecto 451 realizó una interesante investigación para echar luz sobre este escenario. Comenzó con una primera etapa: 25 entrevistas en profundidad a personas de 13 a 82 años residentes en CABA, GBA, Córdoba, Neuquén y Tucumán “con el propósito de relevar un estado de la cuestión y líneas generales respecto de las formas de acceso, lectura, formas de descubrimiento y vínculos con el soporte de lectura digital”. A partir de entonces, realizó un cuestionario de 50 preguntas que fue testeado y validado en 200 casos, y luego puesto a circular en Facebook e Instagram. Participaron, en total, 7.186 personas. Es importante aclarar que ante cada pregunta tenían varias opciones para marcar, incluso más de una.
El informe de 74 páginas titulado Cómo leemos, que se publicará completo en comoleemos.com.ar el jueves, comienza revelando que el 88% de los encuestados declaró haber leído al menos un libro en los últimos 12 meses. Esta cifra asciende a 93% en el caso de las personas de 18 a 34 años. En cuanto al formato, el 34% es lector analógico (aumenta la proporción en más de 55 años), el 4% es lector digital (entre 13 y 24 años la proporción aumenta a un 50%; “y especialmente en el interior del país, lo que se puede asociar con una mayor dificultad para acceder al libro físico”, aseguran) y el 62% es híbrido.
La principal razón a la “no lectura”, sostienen los encuestados, es la falta de tiempo y el precio de los libros. Aquí entra el factor económico. Otra de las preguntas fue “¿Qué le resta tiempo a la lectura?” El 53% dijo que era el trabajo (asciende a 66% en varones), el 39% las tareas domésticas (asciende a 50% en mujeres), el 31% las redes sociales (según datareportal.com, los argentinos las utilizan 3:18 horas por día en promedio) y el 29% el cuidado de hijos o o familiares.
¿Por qué, entonces, se prefiere más el papel que el digital? El 64% de los encuestados destaca el valor de objeto en la biblioteca personal, el 45% marcó la opción “Puedo sentir cuantas páginas me faltan y tener una experiencia sensorial más completa”. También se destaca que la pantalla cansa la vista, desconcentra, no deja hacer notas en los márgenes y, además, aparece un problema de estos tiempos: al trabajar tantos horas frente a una computadora, muchos prefieren leer en papel.
La poca concentración frente al dispositivo vuelve a aparecer más adelante: “¿Qué no te gusta del libro digital?” es una de las preguntas del cuestionario. El 41% marcó la opción “Tengo que hacer un mayor esfuerzo para concentrarme” y, de ese porcentaje, el 53% tiene entre 18 y 24 años. Lo que este informe muestra es también que existe un excedente en la lectura digital que tiene que ver con la piratería y el consumo gratuito, lo que multiplicaría exponencialmente el valor del lector digital, algo que la mayoría de las investigaciones sobre este punto no tienen en cuenta. En todo caso —se lee entre las conclusiones del informe—, “supone un desafío a la industria a la hora de monetizar los contenidos”.
¿Son las personas de mayor edad las que prefieren el formato papel? No necesariamente. Según el informe, “el valor por el objeto y la fatiga visual son especialmente valorados por los segmentos etarios más jóvenes. El segmento 13 a 17 años es el que curiosamente ‘reclama’ mayores dificultades para concentrarse en la lectura de libros en formatos digitales”. El 57% de los mayores de 65 años nunca leyó libros digitales. Entre los de 18 y 24 años, esta cifra baja al 19%, sin embargo en este último rango etario la mayoría de los lectores analógicos probaron la lectura de ebooks pero “rechazan la experiencia (42%) o solo lo hacen cuando no queda otra opción (39%)”.
En cuanto a los que eligen el formato digital, lo hacen por dos argumentos centrales: el precio (económico / gratuito) y la portabilidad. Como dispositivos, el 45% elige smartphone, el 30% computadora, el 15% tablet y apenas el 10% elige e-reader, aunque es el preferido de la franja etaria 45-54 años. En este sentido, el informe bosqueja un perfil del lector digital. ¿El lugar ideal para leer ebooks? El 95% aseguró que es el hogar.
Leer, ¿pero cuándo? Hay diferencias entre el momento preciado para la lectura analógica y para la lectura digital. Por ejemplo, “Antes de dormir”, “El fin de semana” y “Cuando me voy de vacaciones” son opciones donde gana el papel, mientras que en “Mientras espero que me atiendan”, “Cuando no encuentro nada para ver” y “En el trabajo” se impone el ebook. En cuanto al contenido, a los géneros de dichos libros, el informe sostiene que “los libros científicos y de divulgación científica (muchas veces vinculados a la edición gratuita) así como también los libros de no ficción (salud, arquitectura, economía, derecho) suelen ser al menos igual de preferidos para la lectura digital que en su edición de papel”.
Siguiendo con el contenido, hay una pregunta esencial que tiene que ver con el descubrimiento de determinados libros. Siguen siendo las librerías el principal camino a nuevas lecturas. El 68% de los encuestados aseguró que paseando, mirando vidrieras y hojeando libros es su forma predilecta de encontrar el próximo libro. La recomendación de amigos y familiares está en el segundo lugar con el 53% pero luego ya aparecen formas más bien digitales: googleando (39%), recomendaciones de autores en redes sociales (39%), recomendaciones de editoriales en redes sociales (30%) y recomendaciones de blogs especializados (28%). Todo esto en cuanto a libros físicos. ¿Cómo se descubren libros digitales? La librería aparece en el cuarto lugar, sin embargo la recomendación de amigos y familiares está primera con un 40%.
Los libros físicos se compran en las librerías, aseguró el 81% de los entrevistados. Sin embargo aparece otro gran punto de encuentro: las ferias de libros. Allí compran el 42% de los encuestados, pero en la franja de 18 a 24 años ese porcentaje asciende al 54%. Otro dato llamativo: el 73% de los lectores híbridos (que leen papel y digital) no ha pagado por ebooks y el 59% de los que se consideran lectores digitales tampoco.
¿Es el costo de los libros digitales un problema? Para los encuestados, un ebook debería costar $208 en promedio (3,30 dólares al momento de la encuesta). Las variaciones no están en las edades sino en el género: las mujeres están dispuestas a pagar un precio mayor que los hombres. Sin embargo, el precio señalado por los encuestados del informe es muy inferior a la media ofertada por la industria editorial que ronda entre los 5 y los 9 dólares. Más preguntas: “¿Pagarías por una plataforma al estilo Netflix?” El 32% dijo que sí y el 50% respondió: “depende el precio”.
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