23 de mayo de 2020
De mañana. Escribo a la sombra con la melancólica Jeri echada a mi lado.
Hace unos días, la vicepresidente del gobierno de España dijo que el alto nivel de contagios en Madrid se explica porque la ciudad está "en línea recta con Nueva York y Pekín".
La recta como el camino del mal en 2020.
Correcto, etimología rápida. Esto: correcto quiere decir con la recta.
Rectitud, etc. El hombre recto.
Pero ahora la geometría derecha y sus buenas relaciones con el buen corazón han colapsado.
La línea recta es, en mayo, el camino más rápido del mal, que siempre viene de allá, nunca de acá.
Aquí es el lugar del bien; allí, el del mal.
La geografía y la ética muy claras para que no haya ninguna duda en la cabeza consciente de un ser vivo. Aquí, bien; allí, mal.
México se convierte en uno de los diez países con mayor número de muertes por covid-19, y médicos británicos "se mudan a casas rodantes para no infectar a sus familias".
Jared Leggett y Amy Kitchen, médicos en The Royal Blackburn Teaching Hospital (Lancashire). Vivían con sus padres. Ahora viven en un coche a medio camino entre el hospital y su casa.
Filas en Suiza, bolsas para pedir comida.
Boris Achour, artista francés: estudia el orden, el desorden, la regularidad y el caos.
Hizo un experimento con palomas. Maíz en el lugar preciso y hambre.
El alimento se distribuye en el espacio con una regularidad matemática.
Y las palomas forman una línea, en orden.
Millones de desempleados en Estados Unidos.
El hambre pone en orden a los organismos. Una línea recta, sí, pero intempestiva y viva.
Pone en orden durante cierto tiempo, no mucho.
Una noticia. Cuarenta personas que participaron en una celebración religiosa a principios de mayo, en Frankfurt, Alemania, se infectaron.
Europa supera los dos millones de contagios.
Un mapa, pienso ahora, que se despliega sobre la mesa.
Un punto en el que estamos y, con nuestros pies, nuestra bella bondad.
Y allá lejos, al fondo, el mal que viene acercándose, maldosito, malvado y maligno contra nosotros.
Todo claro en 2020 como en toda la historia previa del mundo y de la persona individual.
Todo el mal viene del vecino y del viento.
Pero el resto continúa.
El limonero con su color, acercándose cada vez más al verano.
Un color mucho más rápido que el calendario.
Roma, con una fuerza de brazo humano en la cola, que mueve con una alegría constante incomprensible para cualquier ser humano.
Y noticias pésimas de amigos de Brasil.
Un presidente demente y muertos en los corredores de los hospitales.
22h, de noche.
Noticia súbita. Murió la escritora Maria Velho da Costa.
Pausa y peso.
Regreso.
Afiladora itinerante que aguzaba vocablos en vez de láminas para cortar pan.
Láminas para afilar frases y sintaxis.
Amansar la casa y la lengua como a dos organismos bellos y bravos.
"La casa oscurece al día", el día oscurece a la casa.
Queridísima amiga a distancia, que tan generosa fuiste conmigo y con mis textos, mi inclinación respetuosa y mi tristeza.
Baja la luz del día dos veces; dos noches en una sola; mañana le vamos a exigir al día por lo menos dos mañanas, carajo.
Canetti habla de un hombre que buscaba a un Dios sordo para poder rezar lo que se le antojara.
Llamo a ese Dios sordo para decirle unas cosas en la lengua que conozco.
Pero él no me oye y por eso no viene.
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